El Primero de Mayo recupera las calles
Bajo el reclamo ‘Ahora toca cumplir’, los sindicatos reivindican la prórroga de los ERTE y la derogación de la reforma laboral
Se celebra este Primero de Mayo tres días antes de las elecciones en la Comunidad de Madrid, territorio en el que desde hace 26 años ha gobernado el PP (no así en el ayuntamiento de la capital, donde ha habido alternancias). Ante eso, los discursos reivindicativos de los líderes sindicales se han mezclado con la bronca entre los distintos candidatos, centrada en la pandemia (no podía ser de otra forma) y la economía (tampoco), y con una dimensión más nacional que autonómica. Ante eso, los secretarios generales de UGT y CC OO, Pepe Álvarez y Unai Sordo, enarbolarán el lema Ahora toca cumplir ante la sede presidencial en la emblemática Puerta del Sol, donde terminará la manifestación central que este año se recupera tras el paréntesis del año pasado por la pandemia y con las medidas de seguridad pertinentes y obligadas.
Uno de los temas en los que se han enzarzado los candidatos para buscar votos discurre por el cauce fiscal, en el que la actual presidenta, Isabel Díaz Ayuso, apuesta por bajar impuestos y la izquierda anda dispersa, con el socialista Ángel Gabilondo asegurando que no subirá ni un euro y Pablo Iglesias (Unidas Podemos) reclamando mayor esfuerzo a los que más tienen. En todo caso coinciden en que una bajada beneficiaría a los más ricos.
Para los sindicatos, sin embargo, lo importante es que se aumente la capacidad de recaudación del Estado: “El debate fiscal en España es el que configura la España del futuro. Si nos vamos a reducir los impuestos, que es tanto como decir que los que más tienen paguen todavía menos, es el primer paso para el deterioro de los servicios públicos”. Por eso exigen reforzarlos con más personal y estabilidad laboral. “Los aplausos en los balcones requieren de una agenda reformista con una versión claramente social”, en palabras de Sordo.
Esa agenda se debe concretar, a su juicio, en el mantenimiento de los ERTE y la derogación de la reforma laboral que hizo el partido de la candidata Ayuso. También se centra en la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), la reforma de las pensiones y la recuperación de la Negociación Colectiva con la patronal CEOE y, en definitiva, en la estabilidad en el empleo.
En el asunto de los ERTE, los sindicatos piden que la regulación actual dure tanto como las restricciones a las que obliga la pandemia y no terminen el 31 de mayo, día fijado para el fin de la prórroga actual. Ahí coincide la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y no tanto la vicepresidenta segunda, Nadia Calviño, y el titular de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, que prefieren que haya algunos retoques.
Como dicen Sordo y Álvarez, “convendría no liarse” y mantener el sistema sin hacer experimentos ni buscar nuevos incentivos. Para los líderes sindicales, “un Gobierno progresista, un país moderno, no puede coexistir con unas reformas laborales que llevan a un país low cost de bajos salarios y precariedad laboral”, sostiene Sordo. “Es evidente que hay discrepancias, algunas de ellas mayúsculas y nuestros objetivos irrenunciables no están condicionados por lo que espera Bruselas porque el Plan de Recuperación, que exige a España reformas en materia laboral y de pensiones a cambio de fondos, es muy abierto”, añade Álvarez. En todo caso, son reformas que van a requerir cambios estructurales en la legislación laboral y en el Estatuto de los Trabajadores.
En lo que coinciden con Calviño es el rechazo a los recortes anunciados por varias entidades bancarias. Las últimas han sido los 8.291 en CaixaBank, como consecuencia de su fusión con Bankia, lo que supone casi el 19% de la plantilla actual, y los 3.800 del BBVA, el 16%, que irá acompañado con el cierre de 530 oficinas (una de cada cuatro, más o menos). Estos se unen a los 3.572 del Santander, ya acordados con los sindicatos; 750 también acordados de Ibercaja, y los 1.800 prejubilados de Sabadell. Es decir, un total de 18.222, aunque se prevé que tanto en CaixaBank como en BBVA, la cifra definitiva se reduzca tras las pertinentes negociaciones.
Los sindicalistas han mostrado el “absoluto rechazo” y calificado de “obscenidad” los despidos recordando las ayudas públicas que recibieron en la anterior crisis. “Hace muy poco tiempo endeudamos al conjunto del país para que hoy el sector financiero pueda estar vivo”, subrayaron como conclusión ambos líderes, que este año se enfrentan a su renovación al frente de UGT y CC OO, respectivamente. Álvarez, de 65 años, lo hará en el Congreso Confederal que el sindicato celebrará entre 18 y el 21 de mayo en Valencia, con un año de retraso por la pandemia y en el que no se prevé que se presente ningún otro candidato. Sordo, de 48 años, lo hará en octubre y tampoco se espera que se presente ninguna alternativa. Así que se mantendrá la pareja sindical.
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