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Amazon reconoce que sus conductores no tienen suficientes baños

La tecnológica se encaró en EE UU con un congresista demócrata por sus críticas acerca de las condiciones laborales de sus empleados

María Antonia Sánchez-Vallejo
Un trabajador del almacén de Amazon en Bessemer (Alabama), el 27 de marzo.
Un trabajador del almacén de Amazon en Bessemer (Alabama), el 27 de marzo.PATRICK T. FALLON (AFP)

Puede sonar a leyenda urbana, pero la especie de que muchos trabajadores de Amazon se ven obligados a orinar en botellas de plástico por falta de lavabos o de tiempo calienta desde hace semanas las redes sociales en EEUU y ya ha saltado a la arena política. Mientras se aguarda el resultado de la votación de 6.000 trabajadores de un almacén de Alabama para constituir un sindicato, una movilización que enfrenta la feroz resistencia de la empresa, las quejas sobre el desdén de la tecnológica hacia sus empleados han hallado eco en políticos demócratas que deploran las a su juicio insuficientes condiciones de trabajo.

La compañía se ha visto obligada a disculparse por un airado tuit en respuesta a una crítica de Mark Pocan, congresista demócrata por Wisconsin. Pocan escribió el 25 de marzo en la red social: “Pagar a los empleados 15 dólares la hora no te convierte en un lugar de trabajo agradable cuando revientas los sindicatos u obligas a orinar en botellas de plástico”.

Pocan respondía a un tuit del superejecutivo de Amazon Dave Clark, en el que se hacía eco de una proyectada visita al almacén de Alabama del senador Bernie Sanders, el más izquierdista de los demócratas y que abandera la lucha por un salario mínimo de 15 dólares la hora. También el presidente Joe Biden defendía ese aumento salarial, hasta que tuvo que renunciar a ello para que el Congreso aprobara su plan de estímulos.

Ese mismo 25 de marzo Clark había tuiteado: “Doy la bienvenida a Sanders y valoro su lucha por un lugar de trabajo avanzado. A menudo digo que somos el Bernie Sanders de los empleadores, pero eso no es del todo correcto porque nosotros ya ofrecemos ese ambiente de trabajo acogedor”. Clark es conocido por su defensa a ultranza de la reputación de la empresa y recibe el apodo de El francotirador, por decir que se escondería para pillar in fraganti a los trabajadores holgazanes, y despedirlos.

Tras la réplica de Pocan a Clark, llegó la contrarréplica de la cuenta corporativa de noticias de Amazon, ese mismo día: “¿De verdad crees que alguien orina en botellas, en serio? Si fuera así nadie trabajaría para nosotros. Lo cierto es que tenemos más de un millón de increíbles empleados en todo el mundo que están orgullosos de lo que hacen, con grandes sueldos y cobertura sanitaria desde el primer momento”. En un tuit posterior, Amazon añadía: “Espero que puedas sacar adelante políticas que ofrezcan a los trabajadores lo que nosotros ya les damos”.

El 2 de abril, una semana después del rifirrafe en Twitter, la empresa se disculpó mediante un comunicado ante el representante demócrata: “Fue un gol en propia puerta, no estamos contentos y debemos una disculpa al congresista Pocan”. “El tuit [del 25 de marzo] fue incorrecto, no tenía en cuenta a nuestra gran plantilla de conductores, y se centraba únicamente en nuestros grandes centros de distribución, que tienen decenas de baños a los que los empleados pueden ir cuando quieran”, matizaba el texto.

Ergo, los conductores y repartidores se ven forzados a aliviarse donde y como puedan, una denuncia que no solo atañe a Amazon, sino a otros grandes de la gig economy. “Sabemos que los conductores pueden tener y tienen problemas para encontrar baños debido al tráfico o, a veces, a las rutas rurales, y este ha sido el caso especialmente durante la covid, cuando se han cerrado muchos baños públicos”, añade el comunicado de disculpa; “no es un problema que afecte solo a Amazon, pero estamos buscando cómo solucionarlo”.

Las quejas acerca de la escasez de pausas para ir al baño, o al hecho de que estén cronometradas como denuncian algunos empleados, son uno de los argumentos de los trabajadores del centro de Alabama para justificar su intento de formar un sindicato. La dilación en el escrutinio de la votación, que se inició el 30 de marzo, sorprende al ser un censo tan reducido de votantes, y la demora contribuye a alimentar las críticas. Los trabajadores votaron durante siete semanas por correo, después de que Trabajo diese la razón a la plantilla -contra la empresa, que exigía voto presencial- para salvaguardar la seguridad por la pandemia. Aunque sin citar el caso concreto de Amazon, el propio Biden ha manifestado su apoyo a la lucha sindical por ser “de vital importancia” para poder “negociar colectivamente” con las empresas.

Para desalentar la lucha sindical y ese sindicato pionero que supondría una revolución en la discreta y férrea cultura empresarial de Silicon Valley, Amazon habría recurrido a la artillería pesada. A la polémica de los baños se puede añadir la supuesta existencia de perfiles falsos de presuntos trabajadores en las redes sociales, animando a sus compañeros a aparcar su lucha sindical; un supuesto ejército de troles que también está haciendo mucho ruido mediático. McDonald’s llegó a crear falsos perfiles de Facebook para rastrear a los empleados que alientan protestas en demanda de aumentos salariales. En la lucha de Amazon contra sus empleados, aún no se ha escrito el último capítulo.

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