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El G7 acuerda ampliar las líneas de ayuda del FMI para los países en problemas

La medida aumentará la liquidez para el mundo en desarrollo, pero los expertos coinciden en que la magnitud de la crisis exige más. Es el primer incremento de la potencia de fuego del Fondo desde 2009

Ignacio Fariza
Jefes de Estado y de Gobierno del G7, en una reunión telemática celebrada a mediados de febrero.
Jefes de Estado y de Gobierno del G7, en una reunión telemática celebrada a mediados de febrero.OLIVIER HOSLET / POOL (EFE)

Las siete mayores potencias del mundo, reunidas en torno al G7, han pactado este viernes la primera ampliación de las reservas del Fondo Monetario Internacional (FMI) en más de una década. El objetivo de la medida es apoyar a los países en vías de desarrollo, los que más han visto cortocircuitada su financiación tras la irrupción de la pandemia. El anuncio, hecho este viernes por la delegación británica —que preside el G7 este año—, no cuantifica en cuánto aumentarán los derechos especiales de giro, el nombre que recibe el instrumento con el que el organismo facilita liquidez a los Gobiernos en problemas financieros. Hoy, pandemia mediante, son muchos los que —en el mundo en vías de desarrollo— necesitan de este apoyo, pero la duda está en si será suficiente.

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La medida aún tiene que ser aprobada en los órganos de gobierno del Fondo, pero con el visto bueno de los siete grandes se puede dar casi por descontado que saldrá adelante. “El acuerdo de hoy pavimenta el camino para una acción crucial y certera de apoyo para los países de bajos recursos, y para asegurarnos de que ninguno queda atrás en la recuperación”, ha remarcado el ministro de Finanzas del Reino Unido, Rishi Sunak, tras la reunión virtual con sus homólogos del G7.

El aumento en los recursos disponibles del FMI debería ayudar a los países más pobres a “afrontar el pago de necesidades básicas, como vacunas o importación de comida”, según Sunak, que también ha anunciado que el grupo colaborará con el Fondo para “mejorar la transparencia” en el uso de los derechos especiales de giro. Esta medida se suma a la moratoria temporal de las obligaciones financieras asumidas por los países más pobres del mundo, acordada en junio del año pasado por el G20. El horizonte inicial de esta suspensión de los repagos era de seis meses, pero ante los confinamientos se volvió a ampliar otros seis más.

La última vez que el FMI aprobó un aumento de los derechos especiales de giro fue en 2009, justo después de la Gran Recesión surgida tras la crisis financiera global. En la actualidad hay 293.000 millones de dólares en circulación en la divisa interna del Fondo, que responde a la cotización de una cesta de divisas de todo el mundo compuesta por el dólar estadounidense, el euro, el yen japonés, la libra esterlina y el yuan chino. En los últimos días, la agencia de noticias japonesa Kyodo había asegurado que tras este aumento los derechos especiales de giro en circulación quedarían en el entorno de los 650.000 millones de dólares (algo menos de la mitad del PIB español), mientras otras fuentes apuntan a los 500.000 millones (la cifra a la que apuntó el año pasado el propio Fondo).

La ampliación de los fondos disponibles para que el FMI salga en ayuda de los países en problemas es una noticia importante que muchos Gobiernos llevaban meses esperando, pero algunos organismos internacionales, como la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Unctad), ya han advertido que —dada la magnitud de la crisis— no es suficiente. “Hace falta mucho más“, decía el miércoles Richard Kozul-Wright, jefe de la división de Globalización y Estrategias de Desarrollo del ente, en conversación con este diario. Para entonces ya daba por hecho que el incremento rondaría el medio billón de dólares, “menos de lo requerido”.

Tampoco la calificadora Fitch cree que la medida vaya a ser la “panacea” que permita a las naciones en problemas salir de la espiral en la que se han visto inmersos desde el inicio de la pandemia. “Ayudará a los países que están bajo presión, pero no será suficiente para afrontar los desequilibrios más fundamentales del aumento deuda” como consecuencia de la pandemia, remarcan los analistas de la agencia estadounidense en un informe publicado poco antes de que se conociese la luz verde del G7.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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