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Brasil ya suma dos millones de trabajadores temporales como reflejo de la pandemia

La cifra de contrataciones bajo esta modalidad ascendió un 35% en 2020. El sector de alimentos fue uno de sus principales impulsores

Un trabajador de un restaurate sostiene un letrero con la leyenda "Queremos trabajar", el 27 de enero.
Un trabajador de un restaurate sostiene un letrero con la leyenda "Queremos trabajar", el 27 de enero.Andre Penner (AP)

El continuo abrir y cerrar del comercio y las incertidumbres sobre los rumbos de la economía en medio de la pandemia de la covid-19 están estimulando la contratación de trabajadores temporales en Brasil. La cifra de incorporaciones mediante este tipo de contratos alcanzó los dos millones en 2020, un aumento del 34,8% con respecto a 2019, según la Asociación Brasileña de Trabajo Temporal (Asserttem). Esta práctica, bastante utilizada los finales de año debido a la demanda de las fiestas, se ha convertido en la solución del mercado en tiempos de incertidumbre por la crisis sanitaria. Para los expertos, esta tendencia se mantendrá fuerte este año.

En 2020, la búsqueda de este tipo de contratos tuvo un perfil diferente: el 65% recaló en la Industria, satisfaciendo una mayor demanda de trabajo en áreas como la alimentaria, la farmacéutica, el envasado y la agroindustria. “Históricamente, el comercio es quien siempre ha impulsado las contrataciones temporales. Pero en 2020 fue la industria, y uno de los sectores que más llamó la atención fue el de alimentos”, dice Marcos Abreu, presidente de la Asserttem. Para él, esta modalidad de trabajo acaba siendo eficaz y segura para las empresas que están analizando si la demanda que tienen es temporal o no.

Además, Abreu explica que este tipo de contratación se usó para reemplazar a los empleados que forman parte del grupo de riesgo del coronavirus y a los que fueron diagnosticados con covid-19 y tuvieron que permanecer de baja. “Las procesadoras avícolas lideraron las sustituciones y las bajas. Si se sospechaba que alguien podía estar contagiado, le daban 15 días de baja”, añade.

Camila Costa trabaja en dicha modalidad desde diciembre de 2020. Fue contratada para el puesto de auxiliar de Recursos Humanos en el Grupo Polar, ya que la empresa ―que ofrece soluciones para mantener la temperatura de productos farmacéuticos, como hielo y envases, durante el transporte y el almacenamiento― vio crecer la demanda durante la pandemia y tuvo que reclutar más colaboradores. Aparte de los medicamentos, el grupo también recibe encargos para transportar las vacunas contra la covid-19 autorizadas en Brasil, que necesitan una temperatura específica.

“Para mí, ha sido una excelente oportunidad. Hace más de año y medio que estaba desempleada y tengo un hijo de ocho meses, lo que parecía una traba en varias empresas que me entrevistaron. Es la primera vez que me contratan de manera temporal y espero que después me hagan fija”, afirma.

Ariana Lira, coordinadora de RR. HH. del grupo, cuenta que, actualmente, de los 110 trabajadores de la empresa, 19 fueron contratados en régimen temporal. “Necesitamos más personal en este momento en el que la demanda de la vacuna es fuerte, pero sabemos que es una demanda pasajera”, explica.

Como personal temporal, Costa tiene los mismos derechos que los demás empleados. Cobra, por ejemplo, las vacaciones y la paga extraordinaria, proporcionales a la duración del contrato. La diferencia está en los derechos tras el término del contrato. Al haber un plazo para la finalización de la prestación de servicio, este tipo de trabajadores no tienen derecho a preaviso, a la prestación por desempleo ni a la indemnización correspondiente al 40% del Fondo de Garantía por Tiempo de Servicio (FGTS).

La duración máxima de los contratos temporales es de 180 días naturales, y el trabajo puede realizarse consecutivamente o no. Puede prorrogarse una sola vez, un máximo de 90 días naturales más. Este tipo de contratación solo se permite en caso de necesidad transitoria de sustitución de personal o demanda complementaria de servicios de la empresa.

Jéssica Mendes Bertuci, directora de la agencia Moderna Emprego, que brinda servicios de recursos humanos a más de 200 empresas, explica que, al principio de la pandemia, en marzo, las contrataciones fueron tan escasas que llegaron a pensar en cerrar. No obstante, en abril y mayo, algunos sectores se depararon con una demanda tan alta que tuvieron que incorporar más empleados. “Empresas de limpieza, la agroindustria y algunos tipos de consumo como la alimentación. Pero, al haber mucha inestabilidad, esa demanda fue de trabajadores temporales”, afirma.

La cifra de despidos masivos durante el año pasado también fue elevada debido a todo el impacto económico generado por la crisis sanitaria. “Lo que hemos notado es que las empresas que están logrando volver a contratar personal ahora optan, primero, por la modalidad temporal, ya que el costo es más bajo si tienen que despedir. La incertidumbre aún es alta en virtud de los repuntes de casos de coronavirus”, asegura.

Marcos Abreu, de la Asserttem, coincide en que la tendencia de este año es que esta modalidad siga al alza. “La pandemia de la covid-19 todavía provoca inseguridad en las empresas, las cuales se ampararán en esta modalidad para asegurar una mayor flexibilidad de gestión y lograr mantenerse en el mercado”, dice.

El incierto rumbo de la economía en 2021, con todo, hace más difícil que los temporales pasen a fijos. “Por lo general es una gran oportunidad para que el profesional se convierta en fijo. Pero ahora el momento es de más cautela de los contratantes”, explica Bertuci.

El mercado de trabajo atraviesa un momento bastante delicado. La tasa de desempleo, que fue del 14,1% durante el trimestre de septiembre a noviembre de 2020 y afectó a 14 millones de personas, puede dar un salto con el fin de la ayuda de emergencia. Muchas personas que perdieron sus empleos no volvieron a buscar otro debido a la pandemia y a las reglas de la cuarentena, pero ahora regresan a la cola del paro. El total de personas ocupadas en el país cayó un 9,4% en comparación con el trimestre finalizado en noviembre de 2019, lo que representa una reducción de 8,8 millones de personas, según el IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística).

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