Que tengamos salud y trabajo
2021 puede ser un año vértice para el mercado laboral
Cuando llega la Navidad nos transmitimos deseos de salud y trabajo —además de amor—, unas palabras que este año tienen un poso más profundo, porque cuando falta una de las dos, las estructuras sociales básicas se resquebrajan. En cuestión de salud, hay personas muy cualificadas para hablar, pero, sobre empleo, sí puedo, modestamente, aportar algo, aunque las cifras se expresan por sí solas: de febrero a noviembre se han perdido en España 230.000 puestos de trabajo (afiliación a la Seguridad Social); hay 500.000 desempleados más que hace un año (datos de la EPA del tercer trimestre); y sólo tres de cada diez empresas tienen nuevas necesidades de contratación a raíz del coronavirus (datos de InfoJobs).
Con estas cifras es fácil prever que, en algún momento de 2021, las gráficas mostrarán un punto de inflexión. Un vértice. La pregunta es si después vendrá la recuperación en V, —improbable a estas alturas—, una mejoría progresiva, o una recuperación lenta en forma de L. Dependerá de varios factores:
ERTE. Aunque su funcionamiento ha sido irregular (con retrasos en los pagos), han sido una herramienta esencial para no destruir más empleo, una red de seguridad para el tejido social. El empleo es muchas cosas. Es fuente de sustento y un espacio de realización personal. Por eso, la letra T de los ERTE —la temporalidad— es un paréntesis en las vidas de los afectados. Pero es también una incertidumbre aplazada: ¿conectarán con la reactivación? ¿Cuántos acabarán en la lista de desempleados?
Autónomos y pymes. Para que las empresas puedan continuar, regresar o crecer, necesitarán ayuda. Y el plan debe hacerse con escrupulosidad, (porque no todas han recibido el mismo impacto y los fondos no son infinitos), con urgencia (porque los cierres han sido muchos y todavía habrá más) y con objetivos ambiciosos (para corregir problemas estructurales del tejido productivo).
Next Generation EU. El Plan de recuperación para Europa es una oportunidad para afrontar precisamente esos cambios que precisa la estructura productiva de España: más talento y empleos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) para una economía de alto valor añadido. Digitalización, productividad y sostenibilidad son los ejes del programa comunitario. Y deben serlo también de unas políticas españolas que, para obtener el mejor rendimiento posible a estos fondos, han de consensuarse con los agentes sociales y económicos.
Estas tres claves, vinculadas entre sí, son las que pueden permitir que 2021 sea un vértice. El año de una recuperación que sea transversal, sostenible y digital. No sólo para salvar el año, sino la década. Esta Navidad, nos deseamos trabajo y salud. Ojalá sea para mucho tiempo.
Román Campa es director general de InfoJobs.
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