El presupuesto público se puede enverdecer, ejemplo europeo

La Comisión Europea y muchos países, regiones y ciudades han venido incrementando en las últimas fechas sus compromisos de contribuir a la lucha contra el cambio climático. El cambio climático supone un desafío a largo plazo en términos económicos, sociales y ambientales y, quizás por ello, es importante que la estructura con la que se combate dicha emergencia climática sea robusta y la apuesta importante.

La misma debe plantearse como una estrategia de crecimiento que permita la reubicación de inversiones mediante cambios en las prioridades políticas, en las medidas a desarrollar por las entidades públicas y en las decisiones de futuro que han de tomar los agentes privados, consiguiendo con ello la reubicación de prioridades de inversión.

El Pacto Verde Europeo fue presentado en diciembre de 2019 ante el Parlamento Europeo y desde entonces se han ido tomando medidas que empiezan a vislumbrar su plasmación presupuestaria. Para ello han diseñado estrategias, iniciativas temáticas y acciones, pero también elementos operativos del que muchas otras administraciones pueden aprender y desarrollar sus propias metodologías.

El Marco Financiero Plurianual aprobado por el Consejo Europeo en su reunión de julio, supondrá la movilización de más de 1 billón de euros en el periodo 2021-2027. El programa Next Generation EU acordado en la misma reunión, siendo un 25% inferior, constituirá la plasmación de una estrategia europea financiera para la recuperación económica durante los próximos cuatro años. Nunca el presupuesto comunitario había alcanzado esas magnitudes y el 30% del mismo deberá ser destinado a la lucha contra el cambio climático a través de programas enmarcados en el Pacto Verde Europeo. Hablamos de casi 550.000 millones de euros a asignar a proyectos y actividades en los 27 Estados Miembros para transformar la economía de la UE en plenamente sostenible.

Para la asignación y control de gastos a objetivos climáticos, la Comisión Europea ha venido desarrollando una serie de coeficientes climáticos según el tipo de política que se desarrolle. Se trata de un método de aplicación derivado de una propuesta técnica elaborada por la OECD conocido como “marcadores de Río”. Según esta metodología, la clave está en determinar si “los temas de la Convención de Río” no están relacionados (0), tienen un vínculo significativo (1) o se trata de acciones cuyo objetivo principal es el objetivo a medir.

En este caso, la Comisión Europea ha decidido utilizar 0%, 40% y 100%, respectivamente. Atribuyéndose de acuerdo con un análisis explícito del problema (contexto); objetivos, resultados y actividades planteadas para cada política comunitaria con reflejo en el presupuesto. Se trata de un enfoque simple y transparente que no impone ninguna carga administrativa adicional a los Estados miembros ni a la Comisión Europea. Al mismo tiempo, permite realizar un seguimiento y seguimiento del gasto climático en diferentes corrientes de financiación en el marco de los Fondos europeos y proporciona datos sólidos y fiables sobre el gasto climático.

Ejemplo de aplicación de coeficientes verdes al presupuesto europeo

Fuente: Tribunal de Cuentas Europeo (2016): https://www.eca.europa.eu/Lists/ECADocuments/SR16_31/SR_CLIMATE_ES.pdf

Eso sí, hay que tener en cuenta, que el Tribunal de Cuentas Europeo concluía recientemente que aunque fijar tales objetivos puede representar una medida eficaz para alcanzar los objetivos climáticos de la UE, una parte importante del éxito o fracaso de dicha medida depende de los proyectos que se desarrollen. Los programas de apoyo a la cohesión y la política agraria común actualmente en vigor, permiten gastos con un impacto potencialmente perjudicial sobre el clima o supuestos positivos sin una justificación válida. La política de investigación, otro pilar presupuestario en la Unión, presentaba lentos progresos para alcanzar su objetivo climático. Son imprescindibles, por lo tanto, mejoras en este sentido.

Además, en el caso del presupuesto europeo, cabe destacar un elemento positivo derivado de la generación de recursos propios. La financiación del programa de recuperación de fondos europeos incluye la puesta en marcha de nuevos impuestos verdes como el referido a los plásticos de un solo uso y el de ajuste de carbono en frontera. La ampliación del mercado de carbono europeo (EU-ETS) también reportará ingresos mientras contribuye al objetivo planteado por el Pacto Verde Europeo. Por otro lado, el proceso de endeudamiento comunitario se alcanzará parcialmente mediante la emisión de bonos verdes convirtiéndola probablemente en la mayor emisora mundial de este tipo de bonos finalistas.

En definitiva, es necesario desarrollar un trabajo previo que permita vincular las finanzas públicas con el impacto ambiental que generan, pero su aplicación y posterior análisis no puede sino traer mejoras importantes a un proceso, el de presupuestación de ingresos y gastos públicos, que debe contribuir a hacer de los compromisos actuales una realidad.

Ricardo Pedraz González, profesor de Afi Escuela de Finanzas