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La UE movilizará más de 20.000 millones al año para plantar cara a EE UU y China en la revolución digital

Bruselas lanza su estrategia para un espacio común de datos y una regulación de la inteligencia artificial

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la vicepresidenta para Aasuntos Digitales, Margrethe Vestager, el miércoles en Bruselas. En vídeo, declaraciones de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.Vídeo: FRANCISCO SECO (AP) / REUTERS
Lluís Pellicer

Europa perdió el primer gran asalto tecnológico, que se saldó con el dominio de Estados Unidos y China. La Unión Europea quiere plantarles cara con una estrategia digital para estar en la primera línea de la próxima revolución industrial y recuperar la “soberanía tecnológica”, en especial en el almacenaje y la gestión de datos, más del 90% de los cuales están custodiados por empresas extracomunitarias. Bruselas quiere movilizar más de 20.000 millones de euros anuales en la próxima década para lanzarse a la carrera de la inteligencia artificial y otros 6.000 millones en siete años para una gran nube europea.

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El mundo tecnológico ha desarrollado multitud de acrónimos para referirse a los gigantes: las GAFA, las FAANG, las NATU o las BATX. Todos ellos se refieren a monstruos que se han convertido en las mayores corporaciones por capitalización bursátil: Google, Facebook, Amazon, Alibaba, Tencent... Europa no está en ese podio. “Perdimos la primera batalla, la de los datos personales”, admitió este jueves sin tapujos el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton.

La Comisión Europea, sin embargo, no quiere que el continente que alumbró la primera Revolución Industrial quede al margen de la nueva era. “La guerra por los datos industriales empieza ahora. Y Europa será el principal terreno de batalla”, agregó Breton. El diagnóstico de Bruselas es claro: la UE tal vez no tenga grandes plataformas o canales de distribución, pero tiene la oportunidad de liderar el negocio digital industrial.

Dentro del plazo de 100 días que se dio la vicepresidenta ejecutiva Margrethe Vestager, la Comisión ha conseguido aprobar una hoja de ruta para la agenda digital. Una de las novedades del proyecto pasa por la posibilidad de obligar a las compañías tecnológicas más grandes, que dominan su sector, a compartir los datos con rivales más pequeños, como ocurre en otros sectores. La propuesta, que pone de ejemplo lo que ocurre en el sector financiero, está destinada a romper el monopolio de gigantes como Google y Facebook.

 Esa disposición podría estar en una ley que prevé impulsar para 2021 para facilitar que las empresas compartan datos. Ello podría ser incluso “obligatorio” en “circunstancias concretas” de “fallo de mercado”. Entonces, Bruselas podría requerir a las compañías que abrieran sus datos en condiciones “justas, transparentes, razonables, proporcionadas y/o no discriminatorias”. La Comisión cree que la acumulación de datos por parte de algunas empresas podría suponer una posición de abuso de mercado y, de hecho, en otoño abrió una investigación a Facebook por ese motivo.

Una nube europea

La estrategia, que cuenta con el respaldo de Francia y Alemania, busca que los países cooperen más en el ámbito tecnología, como lo hacen en sectores como la microelectrónica, las baterías eléctricas o las supercomputadoras. Esa misma colaboración quiere Bruselas para los datos, para cuyo almacenaje y gestión idea un espacio único europeo. Como indicaba el borrador que avanzó EL PAÍS, la Comisión piensa en una nube de la UE creada a partir de la “federación” de otras nubes nacionales.

En concreto, el Ejecutivo de Ursula Von der Leyen sostiene en los documentos aprobados que invertirá 2.000 millones de euros —400 millones más que los previstos en el último borrador— en ese “Proyecto de Elevado Impacto”, para el que espera que los Estados aporten hasta 4.000 millones, llegando a los 6.000 millones para el periodo de entre 2021 y 2027.

El espacio único de datos, no obstante, no solo servirá para que estos se queden en Europa, sino para que sean compartidos por empresas e investigadores. La Comisión impulsará comunidades en ámbitos estratégicos como la industria, el Green Deal, la movilidad, la salud, las finanzas, la energía, la agricultura, el sector público o la formación.

La otra gran apuesta de la Comisión va de la mano con la estrategia de datos. Se trata de impulsar la inteligencia artificial, cuyas aplicaciones son muy controvertidas. En el ámbito industrial, una de las principales tendencias son los llamados gemelos digitales. Se trata de réplicas virtuales de un proceso o incluso una fábrica para poder controlarlo, conocer su respuesta a modificaciones o prever acontecimientos futuros.

Más polémicas son otras aplicaciones como la identificación facial remota. Vestager ya avanzó a este diario que la posición de la Comisión pasaría por abrir un periodo de reflexión para estudiar si hay alguna excepción que justifique su uso, pero el uso que le dieron las autoridades de Hong Kong en las últimas protestas causa recelos en Bruselas.

El potencial de esa tecnología, sin embargo, es claro. Y la Comisión está dispuesta a movilizar 20.000 millones de euros de dinero público —comunitario y de los Estados— y privado. El salto es enorme, puesto que en 2016 se invertían 3.200 millones en Europa. Eso sí, Europa identificará y pondrá límites en todos los sectores en los que crea que esos desarrollos pueden chocar con los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Europa aspira a fijar los estándares éticos globales

Uno de los problemas que detecta el documento Una estrategia europea para los datos es el hecho que las empresas en las que se almacenen los datos estén sometidas a leyes de terceros países, como la US Cloud Act o las normas chinas que, según la comunicación, provoca “preocupaciones” a causa de las numerosas disposiciones relacionadas con ciberseguridad e inteligencia nacional. Bruselas no solo quiere recuperar “soberanía tecnológica” asegurando la “integridad” y la “fortaleza” de la infraestructura de datos, la red y las comuniciones.

La Comisión Europea mira también hacia fuera y quiere erigirse como un faro para otros países. A ello se comprometió ayer la vicepresidenta Margrethe Vestager: a que Europa no se parezca ni a China ni a los Estados, sino a ella misma. “El modelo europeo ha demostrado ser una inspiración para muchos otros socios de todo el mundo que buscan afrontar desafíos en políticas públicas, y no debería ser distinto cuando nos referimos a lo digital”, sostiene la comunicación que fija la hoja de ruta para los próximos años.

La UE quiere fijar los estándares en los que se muevan sus socios comerciales. La comunicación defiende que ya lo han hecho en el 5G, por ejemplo, y esperan que lo hagan en otras tecnologías como el blockchain, las supercomputadoras, la tecnología cuántica, los algoritmos y las herramientas para compartir datos.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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