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Tenso compás de espera en Continental entre el miedo y la rabia

Los 760 trabajadores de la planta en Rubí aguardan qué pasará tras el ERE que anunció la empresa y luego paralizó

Jornada de huelga convocada el pasado 15 de enero por los trabajadores de Continental Automative en Rubí (Barcelona).
Jornada de huelga convocada el pasado 15 de enero por los trabajadores de Continental Automative en Rubí (Barcelona).CRISTÓBAL CASTRO

Concluida una larga jornada de huelga, las gafas de sol ocultaban el pasado 15 de enero las lágrimas de algunos trabajadores de las dos plantas que la multinacional alemana de componentes de la automoción, Continental Automative, tiene en Rubí (Barcelona). “Llevamos dos meses de muchos nervios, crispación e incertidumbre. En la fábrica, el ambiente se corta con un cuchillo”, reconoce Sergio Gabas, ingeniero de procesos de la compañía.

El 20 de noviembre, Continental presentaba un plan global a diez años que incluía el cierre de dos de sus plantas (una en Alemania y otra en Estados Unidos), la reducción de la producción de otras tres y el consiguiente recorte de miles de empleos. La planta de Rubí quedaba entonces en el limbo. La multinacional alemana consideraba su producción desfasada para la nueva era del coche eléctrico y se comprometió a buscar una salida, que incluía la posible venta de las instalaciones. El 22 de enero, la compañía anunció un expediente de regulación de empleo (ERE) para parte de los 760 trabajadores de las plantas vallesanas. El ERE quedó, finalmente, paralizado al día siguiente tras la mediación de la Generalitat. Ahora, en Rubí, todos viven pendientes de la reunión convocada para el lunes, 3 de febrero, por el departamento de Trabajo de la Generalitat, en la que se encontrarán los representantes de la empresa y los de los trabajadores. “Por la planta corren 700 versiones de lo que puede ocurrir”, señala Gabas.

“Tras el shock inicial, porque nadie se esperaba el anuncio de cierre, nuestro deber es buscar las mejores opciones para la plantilla: un buen plan de recolocación o de reindustrialización si alguien compra la planta, prejubilaciones negociadas si hace falta y, también, salidas voluntarias con condiciones”, señala Nuria Requena, presidenta del comité de empresa.

El lunes, 3 de febrero, hay una reunión clave convocada por el área de Trabajo de la Generalitat

Aunque los tres sindicatos representados en Rubí (UGT, CC OO y FTC-IAC) mantienen cierta unidad ante el conflicto laboral, la Intersindical recela de la reindustrialización de la planta y recordaba, en un comunicado, el caso de Valeo, en Martorelles (Barcelona), en el que el proceso de reindustrialización llevó a la plantilla a renunciar a las indemnizaciones y, luego, vio cómo el nuevo operador, Class Plastics, rebajaba sus condiciones laborales.

La edad media de los trabajadores de Continental Rubí ronda los 45 años, con un histórico de 20 años en la empresa. Un 85% de la plantilla son mujeres —“se ha demostrado que funcionamos mejor para la producción del tipo de piezas que tocamos”, asegura Requena—, como las tres representantes sindicales: la propia Requena (UGT), Montse Malé (CC OO) y Mari Carmen Vilà (FTC).

Tiempos mejores

Continental era una “muy buena empresa donde trabajar”, coinciden los empleados con los que ha podido hablar este diario. “Ni notamos la crisis. Por esa época incluso se ampliaron nuevas líneas”, apunta Gabas, de 49 años y 25 de antigüedad en la compañía. “Siempre hemos tenido buenas condiciones y buen sueldo”, añade Javier García, de 45 años y empleado en el área de logística desde hace 14. Su pareja también trabaja en Continental Rubí, un caso que se repite en la planta. “Para nosotros la situación es muy difícil porque, además, nos llevamos la tensión a casa. Yo lo veo de una manera, porque soy más impulsivo, y ella de otra, porque es más tranquila. Nos cuesta conciliar el sueño. Es una situación que nadie esperaba, nos ha caído como un jarro de agua fría”, insiste García.

La multinacional, con decenas de fábricas por el mundo, facturó en el tercer trimestre del año pasado 33.414 millones de euros, pero perdió 926 millones. Ese es el dato que está detrás del plan de recortes, además del nuevo contexto que rodea al sector del automóvil: la electrificación y un incremento de la digitalización para el que la producción de Rubí no estaría preparada, según la multinacional.

Centrada en la producción de tableros analógicos para automóviles, Rubí ha fabricado para casi todos los grandes de la industria de la automoción, sobre todo, para el grupo Volkswagen (incluyendo Seat y, de manera residual, Skoda), BMW, el grupo PSA y también para la italiana Fiat.

Tras ver lo que pasó con Valeo, la plantilla desconfía de los planes de reindustrialización

Inmersa en un gran plan de reestructuración, la empresa considera que las instalaciones, “con su actual cartera de productos y configuración, ya no son rentables, ni se han podido hallar productos alternativos en la cartera de la compañía para sustituir la producción actual”. En un momento especialmente crítico de las negociaciones sobre el futuro de las plantas catalanas, desde la multinacional declinan hacer declaraciones y remiten su versión a varios comunicados. Curiosamente, el último post que aparece en el blog de su página web lleva el título El tablero, una cosa del pasado. “Es lo que hacemos nosotros en Rubí”, conviene Gabas; “yo estoy en el equipo que monta el circuito electrónico que hay detrás del cuentakilómetros, pero para el futuro, con el coche eléctrico, todos esos componentes serán nuevos, digitales, sobre todo, para el mercado de Europa”, detalla.

Continental, con sus 760 empleados, es, tras B. Braun Medical, la segunda mayor empresa de Rubí, una ciudad en la que el 40% de su población vive de la actividad industrial, a pesar de que entre 2008 y 2013 perdió más de 450 empresas, según el Instituto Nacional de Estadística.

Además de la situación de incertidumbre de Continental, la comarca se ha enfrentado recientemente a los ERE de Te Connectivity (automoción), General Cable (cables para líneas eléctricas) y Huayi Compresor (compresores herméticos). En Continental, buena parte de la plantilla suspira por la reindustrialización de las plantas. “Me gustaría quedarme, pero si no, tocará ponerse la mochila y buscar alternativas en otro lugar”, asegura Sergio Gabas, padre de dos hijos. “Para mí, la mejor solución es que en los próximos días haya un acercamiento de empresas interesadas en la reindustrialización. Con mi edad, estás en tierra de nadie, y los que vienen por debajo son gente mucho más preparada que nosotros. ¿A dónde vamos a ir?”, concluye García.

“Continental debe asumir su responsabilidad; esta plantilla es un ejemplo y no ha parado de trabajar desde el primer día”, zanja Nuria Requena. Hace apenas unos meses, un informe elaborado conjuntamente por Sernauto y McKinsey alertaba de que los proveedores de componentes del automóvil auguraban, a corto plazo, el estancamiento o la caída de beneficios de la mayoría del sector. Entre otras cosas, porque los coches eléctricos requieren menos componentes, por lo que la industria está convencida de que el nuevo escenario marcará una reducción de la mano de obra. Según el estudio, junto a Continental, grandes proveedores de la automoción, como Lear,

Shaeffler, Magma o Valeo, ya acumulan varias advertencias sobre beneficios, un aviso a los inversores de que los resultados serán menores que los previstos inicialmente. Entre las diez compañías seleccionadas en el estudio, solo una, la española Gestamp, se libraba de esta tendencia.

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