William Arthur Lewis, el Nobel de Economía que derribó las barreras raciales
El autor británico, apasionado docente, estudió el paso del subdesarrollo económico al pleno desarrollo y asesoró a Naciones Unidas y a gobiernos de varios continentes
Los reconocimientos que logró William Arthur Lewis en vida, entre otros el título de Caballero del Imperio Británico, concedido por la reina Isabel II, y el Premio Nobel de Economía que logró en tal día como hoy de 1979, revelan la altura intelectual, su capacidad de trabajo y su talla humana. Sin embargo, olvidan el recorrido hasta llegar a esa excelencia, y que estuvieron marcados por la migración, la discriminación y, sobre todo, el sacrificio.
Arthur Lewis fue un pionero a lo largo de su vida. Una enfermedad cuanto tenía siete años le impidió ir al colegio durante varias semanas y su padre fue quien le impartió las clases. Como reconoció a lo largo de su vida, esas semanas significaron un aprendizaje equivalente a varios años, así que al regresar a la escuela lo adelantaron varios cursos y durante muchos años siempre estuvo rodeado de niños, adolescentes y jóvenes tres años mayores que él, lo que modeló su carácter y forma de pensar.
Lewis logró convertirse en el primer miembro negro de la Facultad de la Escuela de Economía de Londres; también fue la primera persona negra que ocupó una cátedra en una universidad británica, en la Universidad de Manchester, y el primer docente negro que accedió a una cátedra en la Universidad de Princeton.
Lewis es considerado como uno de los fundadores de las teorías modernas de la economía del desarrollo y del crecimiento económico al preocuparse siempre por modelos de crecimiento en los que se tienen en cuenta los factores culturales y antropológicos de la población y de los países.
William Arthur Lewis nació en Castries, Santa Lucía, el 23 de enero de 1915. En la actualidad es un país independiente del Caribe, pero a principios del siglo XX aún era colonia británica. Tuvo cuatro hermanos y sus padres, que eran maestros de escuela, habían emigrado allí desde Antigua una década antes de su nacimiento.
Con siete años su padre le enseñó en casa en tres meses tanto como la escuela en dos cursos, así que, al reincorporarse tras sufrir una enfermedad, lo adelantaron dos clases. El resto de su vida escolar y los primeros años de vida laboral, por tanto, los pasó con compañeros que eran dos y hasta tres años mayores que él. Esa situación le causó una terrible sensación de inferioridad física, pero también forjó su carácter y entendimiento, porque comprendió que las buenas calificaciones que obtenía no lo eran todo en la vida.
Su padre murió ese mismo año de su despegue escolar, cuando tenía siete, dejando una viuda y cinco hijos de entre cinco y 17 años en aquel momento. Gracias a su sacrificio y capacidad de trabajo, los sacó adelante a todos, dándoles un futuro con los estudios.
A los 14 años Arthur dejó la escuela y comenzó a trabajar. Su sueño era presentarse a un examen para lograr una beca del Gobierno de Santa Lucía para estudiar en una universidad británica, pero fue rechazado por ser demasiado joven. Ese tiempo de espera, sin embargo, le permitió leer mucho, visitar bibliotecas, aprender mecanografía y archivo y documentación.
Finalmente, en 1932 se presentó al examen y consiguió la beca, pero el Gobierno británico impuso una barrera de segregación en sus colonias, por lo que los jóvenes negros solo podían ganarse la vida como médicos o abogados, y ninguna de las profesiones era la vocación del joven Arthur. Él quería ser ingeniero, pero ni el gobierno ni las empresas blancas contratarían a un ingeniero negro, así que decidió estudiar Administración de Empresas, planeando regresar después a su Santa Lucía natal para trabajar en el servicio municipal o en el comercio privado.
Decidió entonces simultanear sus estudios con Derecho para tener un recurso más si fallaban sus planes administrativos. Asistió a la Escuela de Economía de Londres para hacer la licenciatura en Comercio. Los estudios ofrecían contabilidad, gestión empresarial, derecho comercial y un poco de economía y estadística. No sabía lo que era la economía, pero le fue tan bien que se graduó en 1937 con honores y una beca para realizar un doctorado en Economía Industrial.
En 1938, con 23 años, a Arthur William le concedieron un puesto de profesor por un año que se convirtió en un contrato de profesor asistente por cuatro al siguiente. En 1948, cuando tenía 33 años, fue nombrado profesor titular en la Universidad de Manchester, pero cambió la cátedra de Economía Industrial dos años después por la de Economía del Desarrollo, área en la que hizo las aportaciones más trascendentales para las ciencias económicas y por la cual recibió el premio Nobel 29 años después.
Su trabajo de investigación se centró siempre en tres áreas: en la economía industrial, que abandonó después de 1948; en la historia de la economía mundial desde 1870, que comenzó en 1944 y que continuó durante toda su vida; y en la economía del desarrollo, que inició en la Universidad de Manchester en 1950.
Lewis logró cambiar el enfoque que existía sobre la historia económica mundial y el desarrollo económico con la publicación, en 1954, de su artículo más influyente: Desarrollo económico con suministros ilimitados de mano de obra, donde introdujo lo que a la postre se conocería como modelo de sectores duales o modelo de Lewis.
En 1955 publicó La teoría del crecimiento económico, en la que buscaba “proporcionar un marco apropiado para estudiar el desarrollo económico”, impulsado por una combinación de “curiosidad y necesidad práctica”.
Desde 1957 su vida fue un ir y venir constante entre la docencia, con becas académicas, y la administración. Fue a su vez asesor económico de la ONU del primer ministro de Ghana, director gerente adjunto del Fondo Especial de la ONU y presidente de la Universidad de Ghana. Más tarde, de 1970 a 1974, creó el Banco de Desarrollo del Caribe.
En 1963 decidió mudarse a Estados Unidos y ocupó una cátedra recién creada en la Universidad de Princeton. Allí descubrió que los investigadores sobre las economías, sus causas y su desarrollo se habían multiplicado y plasmó todos sus estudios sobre el crecimiento y las fluctuaciones de la economía mundial entre 1870 y 1914, a la vez que seguía ampliando sus conocimientos gracias a viajes a países africanos y asiáticos. Ese mismo año, la reina Isabel II de Inglaterra le nombró caballero del Reino Unido y su nombre comenzó a ir encabezado por el título de sir.
La mitad de su interés en las cuestiones económicas se centró siempre en los aspectos políticos y por ello también publicó en 1966 un libro sobre planificación del desarrollo, mientras que la otra mitad de ese interés estuvo en las fuerzas fundamentales que determinaban la tasa de crecimiento económico. Ese fue el tema de otro libro y también el origen del modelo al que se refirió después la concesión del Premio Nobel.
Lewis siempre hizo hincapié en que el desarrollo económico debe presentar una función social y por eso todos sus trabajos e investigaciones contienen elementos de la psicología social y de la sociología. Siempre vinculó el desarrollo a la educación y a la formación profesional de la sociedad.
También defendió las inversiones en la agricultura, la mayoría de las veces olvidada en favor de la industria, y lo justificó con el argumento de que ha generado graves desequilibrios a lo largo de la historia, sobre todo en los países con una economía de subsistencia.
El 10 de diciembre de 1979, hace hoy exactamente 41 años, William Arthur Lewis compartió con el economista norteamericano Theodore W. Schultz el Premio Nobel en Ciencias Económicas “por sus aportaciones a las investigaciones en materia de desarrollo económico, con especial énfasis a los problemas que enfrentan los países en vías de desarrollo”.
Sir Williams Arthur Lewis falleció el 15 de junio de 1991 en Bridgetown, Barbados. Tenía 76 años y sus restos descansan en la capilla de un centro escolar que lleva su nombre y que él mismo fundó en su país de nacimiento, Santa Lucía. La Escuela Superior Comunitaria Sir Arthur Lewis ofrece educación en agricultura, arte y ciencia, estudios generales, salud, educación técnica y estudios de administración.
A lo largo de su vida Lewis publicó 81 artículos profesionales y escribió 10 libros. En uno de ellos aconsejaba un sistema político en el cual los “ganadores” y “perdedores” fuesen reemplazados por un lenguaje que invocase tolerancia mutua y compromiso. En la actualidad, el retrato de Arthur Lewis aparece en el billete de 100 dólares caribeños para conmemorar su gran contribución a la integración regional.
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