Riesgo soberano en cuarentena
Las dificultades de las empresas pueden trasladarse al sector financiero y el público y complicar la recuperación
Los niveles de deuda pública se han disparado en el mundo debido al aumento del gasto fiscal que requieren las medidas públicas para luchar contra el daño económico causado por la pandemia, y por los efectos del desplome de la actividad económica. Normalmente, crecimientos tan fuertes y súbitos en el endeudamiento implican también un aumento considerable en el riesgo de insostenibilidad fiscal, especialmente en países emergentes y/o altamente endeudados, lo que debería llevar a que las agencias de calificación rebajasen sus ratings soberanos, y que las primas de riesgo aumentasen en paralelo al incremento del riesgo.
Sin embargo, durante el último año hemos observado una relativa estabilidad de los ratings, y unas primas de riesgo que, a pesar de aumentar inicialmente, han vuelto rápidamente a los niveles anteriores a la covid-19, que ya eran bastante reducidos.
Las estimaciones de BBVA Research muestran que, a nivel global, los ratings de las agencias y las primas de riesgo de default (CDS soberanos) han reaccionado de forma menos agresiva a como lo habrían hecho históricamente dado el fuerte deterioro de la actividad económica, de los déficits fiscales y de la deuda pública. Sin embargo, dichas estimaciones propias no incluyen explícitamente el efecto positivo de los estímulos públicos, mientras que es fácil pensar que los mercados y las agencias sí están considerando dichos efectos de manera cualitativa. Por ejemplo, el Fondo Europeo de Recuperación podría tener un gran impacto, tanto por la dimensión del incentivo fiscal como por su posible impulso modernizador en la economía.
Asimismo, aunque el deterioro económico visto este año no tiene precedentes, el rebote en la actividad que debería ocurrir en 2021 también será inédito, algo que los mercados y las agencias deben estar descontando. Aun así, esto no puede hacernos olvidar que el aumento de la vulnerabilidad es innegable. Si las políticas públicas de rescate son aplicadas de forma deficiente y son poco efectivas, o si la recuperación de la actividad tarda mucho tiempo en llegar, los problemas de insostenibilidad fiscal podrían materializarse. Adicionalmente existen riesgos crecientes en el sector privado, dado que el endeudamiento también ha aumentado a nivel global por el incremento de las necesidades de financiación de muchas empresas golpeadas por la crisis. Riesgos que pueden trasladarse al sector financiero y al público a través de mayores empresas en quiebra, menos empleo y recaudación, la ejecución de garantías públicas de préstamos empresariales, etcétera.
En ese caso, la reacción de las agencias de rating y de los mercados financieros estaría más en línea con su comportamiento histórico, lo que implicaría mayores primas de riesgo y menores calificaciones, en un círculo vicioso que dificultaría aún más la recuperación.
Alfonso Ugarte, de BBVA Research.
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