Uñas esculpidas y cejas depiladas bajo la lupa judicial
Ocho franquiciados se querellan por estafa y falsedad contra el dueño de la marca de estética Be Beauty
La oferta que figura en la página web es tentadora: “¿Quieres montar un negocio rentable relacionado con la estética? ¿Tener tu propio negocio desde 450 euros al mes, ser tu propio jefe”, disfrutar de una “alta rentabilidad”, con una “baja inversión” y “sin necesidad de tener experiencia técnica en el sector?”
El futuro que dibuja la publicidad de Be Beauty, la marca que se presenta como “líder en belleza” (especializada en cuidado de uñas, extensión de pestañas, depilación con hilo y tratamientos faciales) brilla como un cutis recién maquillado. Sin embargo, la letra pequeña explica que, para obtener “llave en mano” un local donde ofrecer un “servicio integral de estética” a una clientela “de poder adquisitivo medio alto”, hay que desembolsar a la empresa dueña de la marca, Promodos Tecnología y Formación S. L., una cuota de entrada de 6.000 euros, además de otros 18.000 más IVA por la decoración y equipamiento de la tienda y el stock inicial de productos, al margen del alquiler del local y las inevitables obras de reforma.
Todos los artículos de cosmética que se usan en estos establecimientos los suministra la misma empresa, aunque no produce ninguno y solo hace de intermediaria; y los franquiciados deben pagar mensualmente el 3% más IVA de su facturación y 40 euros para publicidad de la marca en redes sociales. Si quieren dejar el negocio antes de cinco años, deben abonar 10.000 euros de indemnización, salvo si demuestran que es “inviable” pasados 10 meses desde su apertura.
Ocho franquiciados de Be Beauty en Madrid, Sevilla, Málaga, Barcelona y Galicia han presentado una querella por “estafa, falsedad, coacciones y contra la propiedad industrial”. El Juzgado de Instrucción número 1 de Salamanca, donde está la sede de Promodos, ha abierto diligencias previas, citando este martes como querellado al dueño de la marca.
Los querellantes, que han formado una Asociación de Afectados de Be Beauty, a la que aseguran haber sumado a otros 14 franquiciados, denuncian que se les engañó con un plan de negocio que prometía, descontando gastos, un sueldo mensual de 3.250 euros, en base a supuestos estudios de mercado y a la facturación media de la marca. Los estudios individualizados, aducen, eran fotocopias unos de otros; y la prometida rentabilidad, inexistente.
Los franquiciados, sostiene la denuncia, eran rehenes del dueño de la marca, que les suministraba reetiquetados y con sobreprecio productos adquiridos a terceros. Como ejemplo, citan una máquina de dermoabrasión que por Internet cuesta 58 euros y se les vendió por 393.
Alicia Pino, presidenta de la asociación, sostiene que se les conminaba a un mínimo de compras mensuales y se les prohibía contactar con otros franquiciados, para que creyeran que eran los únicos a los que les iba mal. Cuando alguno, agobiado por las pérdidas (la media está entre 70.000 y 85.000 euros), quería cerrar el local, agrega, se le invitaba a traspasarlo para evitar el pago de la multa, configurando una especie de “estafa piramidal”.
Iván Ledesma, propietario de la marca, replica que los querellantes son aquellos que, por su propia gestión, no han tenido éxito. “Cuando va mal, la culpa la tiene la franquicia; cuando va bien, es mérito del franquiciado”, sostiene. Especializado en la “consultoría de franquicias”, asegura que creó Be Beauty en 2015 y que en la actualidad cuenta con 21 tiendas en toda España; aunque solo una, en el centro de Salamanca, es de su propiedad.
Tanto la cuota de 6.000 euros como el royalty del 3% son los habituales e incluso están por debajo de la media del sector y los estudios de mercado, agrega, son “previsiones extrapolables que no tienen valor contractual”. Niega que se prohibiera a los franquiciados contactar entre sí y asegura que a ninguno de los querellantes se les ha aplicado la penalización de 10.000 euros.
El letrado José Luis Martín, miembro del comité de expertos de la Asociación Española de Franquiciadores (AES), asegura que la franquicia no consiste solo en un contrato de suministro y la licencia de una marca, sino que requiere la transmisión de conocimiento (know how) a través de la formación. “Para franquiciar hay que tener un negocio propio y demostrar que funciona y eso no se hace de un día para otro”, advierte. Además, el plan de negocio “debe ser técnico y riguroso, basado en cifras y experiencias reales” y el precio que pagan los franquiciados por el producto no puede ser superior al de mercado.
La denuncia asegura que el negocio de Be Beauty no está en la comercialización de sus servicios de belleza sino en captar el ahorro de los franquiciados. El dueño de la marca sostiene que el 70% de las tiendas abiertas con esa marca han sido rentables. Para comprobarlo, el juez ha pedido a Promodos los datos de facturación de todos los centros desde 2015. La firma declaró en 2018 una facturación de 461.526 euros y beneficios de 19.485, con cuatro empleados, según datos del registro mercantil.
Aviso de actualización
Mediante auto de 30 de agosto de 2021 del Juzgado de Instrucción número de 1 Salamanca, se acordó el sobreseimiento libre y archivo de las actuaciones.
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