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Iberdrola impulsa su revolución energética con un plan de inversión de 75.000 millones hasta 2025

El grupo prevé duplicar su potencia instalada en renovables y aumentar sus beneficios en 5.000 millones

Miguel Ángel Noceda
Ignacio Sánchez-Galán, presidente de Iberdrola.
Ignacio Sánchez-Galán, presidente de Iberdrola.

Iberdrola ha anunciado este jueves un ambicioso plan de inversión por valor de 75.000 millones de euros para el periodo 2020-2025. El objetivo de la compañía es adelantarse y aprovechar las oportunidades que ofrece la revolución energética. El 90% de esta inversión (68.000 millones) va dirigido a consolidar su modelo de negocio, centrado en las energías renovables, y ampliar las redes y el almacenamiento. Los 7.000 millones restantes corresponden a la adquisición, recientemente anunciada, de la firma estadounidense PNM Resources1. Este ritmo de inversión supone una media de 10.000 millones al año entre 2020 y 2022 y de 13.000 millones anuales en el periodo de 2023 a 2025. La eléctrica española persigue, además de lograr un ritmo de crecimiento rentable, mantener la solidez financiera y la retribución a sus accionistas.

El grupo prevé obtener un beneficio bruto de explotación (Ebitda) de 15.000 millones en 2025, 5.000 millones más que en 2019. En la misma proporción prevé elevar el beneficio neto, tras crecer entre un 6% y un 7% cada año. La empresa ha aprovechado la presentación de las previsiones hasta 2025 para revisar al alza de sus perspectivas para 2022: pese al impacto de la covid-19, el beneficio neto en 2022 se situará en un rango entre 4.000 y 4.200 millones frente a los 3.700-3.900 millones previstos en el plan 2018-2022. Las inversiones brutas se elevarán un 35% y alcanzarán los 50.000 millones (36.000 millones en el periodo 2020-2022) frente a los 38.000 millones previstos, y las eficiencias se elevarán a unos 1.600 millones, superando los 1.200 millones previstos en el anterior plan y manteniendo el rating en niveles BBB+/ Baa1.

Las inversiones previstas para España se acercan a los 14.300 millones (un 21% del total), un 60% más que en el anterior plan. Más de 7.000 millones se dirigirán a renovables y más de 4.500 millones, a redes. Por geografías, Estados Unidos y Reino Unido concentran 34.000 millones, el 50% del total. Crece la apuesta por otras áreas internacionales con inversiones por más de 11.000 millones.

Iberdrola prevé que las inversiones en renovables, que alcanzarán 34.680 millones (el 51%), permitían alcanzar los 60 gigavatios (GW) en 2025, después de llegar a los 44 GW de capacidad instalada en 2022. Esto supondrá duplicar su potencia actual, dando un gran impulso a la tecnología eólica marina, con cuatro GW al final del periodo, una tecnología que aporta cinco veces el Ebitda/MW frente a la energía solar fotovoltaica y tres veces la energía eólica terrestre. La apuesta de Iberdrola le permitirá crecer también en solar fotovoltaica, con una previsión de 16 GW instalados al final del periodo y reforzar su liderazgo en eólica terrestre e hidroeléctrica, con 26 GW y 14 GW instalados en 2025, respectivamente.

La energética española ya parte de una de las carteras renovables más grandes de la industria, con un total de 70,5 GW distribuidos por sus áreas tradicionales (reforzadas este año y con nuevos mercados como Australia, Japón y Suecia) y principales tecnologías: 30,7 GW son fotovoltaicos; 20,2 GW eólicos marinos y 16,3 GW terrestres. En la actualidad, la compañía avanza en la construcción de siete GW y tendría hasta 11 GW en ejecución en 2025.

Junto a las renovables, el modelo y estrategia de Iberdrola da peso a los activos regulados. La compañía destinará un 40% de sus inversiones orgánicas a redes (más de 27.000 millones), con las que situará la base de activos regulados del grupo en 47.000 millones en 2025, 1,5 veces su valor actual. Esta cifra contempla inversiones en transmisión, que alcanzarán los 4.000 millones. Iberdrola continuará digitalizando sus redes. Al final del periodo, habrá instalado más de 21 millones de contadores inteligentes y un 83% de sus activos estarán en países con Rating A.

Dividendo

La compañía espera que su esfuerzo fiscal aumente en 2025 hasta los 12.000 millones, consecuencia de la mayor actividad que implica el desarrollo del nuevo plan. En un escenario de crecimiento de inversiones, la retribución al accionista aumentará en línea con los resultados de manera que se establece un suelo creciente de entre 0,40 y 0,44 euros por acción a 2025. El grupo continuará ejecutando su programa Iberdrola Retribución Flexible con sus correspondientes programas de recompra, que evitan la dilución de los accionistas. La política de dividendos se mantiene y sitúa el pay out entre el 65% y el 75%.

Según ha explicado el presidente de la eléctrica, Ignacio Sánchez Galán, este programa de inversiones, el mayor de cualquiera empresa española, “contribuirá a la dinamización del tejido industrial y el empleo en los países donde el grupo opera”. “Nuestro modelo de negocio, tras 20 años anticipando la transición energética, nos sitúa como un agente tractor clave en la transformación del tejido industrial, impulsando con nuestra experiencia, compromiso social y capacidad financiera, un modelo de crecimiento económico sostenible a largo plazo capaz de hacer frente a los retos actuales de la sociedad”, ha añadido.

Iberdrola mantendrá como ejes de su actividad la economía social de mercado y la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, y las inversiones y las compras de bienes y servicios a sus más de 22.000 proveedores contribuyendo al sostenimiento de alrededor de 500.000 puestos de trabajo en 2025 en el mundo. Asimismo, prevé cerca de 20.000 en nuevas contrataciones en el grupo durante el mismo periodo (a 2022, serán más de 10.000 contrataciones e impulsará la creación de hasta 30.000 puestos de trabajo).

La empresa espera que la progresiva electrificación de los usos energéticos permita a Iberdrola aumentar su base de clientes. Al final de 2025, la compañía elevará a 60 millones los contratos con clientes en el mundo frente a los 42 millones a cierre de 2019. Su pretensión es ofrecer soluciones inteligentes e innovadoras en el ámbito residencial (almacenamiento de energía y bomba de calor, autoconsumo y movilidad eléctrica) e industrial.

En este campo, la estrategia pasa por el hidrógeno verde que se convierte en un vector estratégico. En línea con los planes de recuperación europeos, la compañía prevé la instalación de 600 MW a 2025, que serán 800 MW a 2027, junto a Fertiberia, y producirá 15.000 toneladas de hidrógeno renovable. En la actualidad ya cuenta con 50 MW instalados. Los primeros proyectos en España, se completarán con más iniciativas en otros países, mientras liderará el desarrollo de una cadena de valor para respaldar la implantación de nuevos fabricantes de electrolizadores y promoverá alianzas con otros grupos industriales.

Iberdrola mantendrá un enfoque flexible en función de las oportunidades de inversión y las ratios financieras. Completadas desinversiones de 4.600 millones a 2020 -por encima de los 3.500 millones previstos a 2022-, prevé nuevas desinversiones de unos 3.000 millones entre 2021 y 2025.

En la presentación de las previsiones operativas y financieras y en línea con los objetivos climáticos de sus principales mercados, la compañía ha avanzado un horizonte a 10 años, en el que elevaría a 95 GW su capacidad renovable instalada -tras multiplicar por 2,5 su potencia eólica terrestre y solar y por 4,5 la marina- y por dos sus activos regulados hasta los 60.000 millones a 2030. Al final de este periodo, la base de sus contratos con clientes crecería hasta los 70 millones y a 85.000 las toneladas de hidrógeno verde.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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