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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Fondos europeos y despoblación

La inversión en energía fotovoltaica y la modernización del campo son claves para reavivar el sector terciario

Un viñedo en Burdeos, Francia.
Un viñedo en Burdeos, Francia.PHILIPPE LOPEZ (AFP)
José Carlos Díez

Los fondos europeos son una segunda oportunidad para modernizar España, como lo fueron los fondos estructurales en los años ochenta. España es líder mundial en construcción y cemento y fuimos un ejemplo en el uso de esos fondos. Recuerdo en el año 2002 trabajando en Polonia que el Gobierno español asesoraba al Gobierno polaco en preparar proyectos para acceder a los fondos.

Los fondos de reconstrucción son también finalistas pero Bruselas ha cambiado el objetivo; ahora hay que invertir en digitalización y sostenibilidad. La sostenibilidad a los españoles no se nos da mal pero en digitalización somos uno de los países más atrasados de la OCDE. Especialmente en la administración pública que es la que tiene que diseñar y ejecutar los planes.

Antes de pensar y diseñar los planes, nuestros funcionarios deberían tener cursos de formación rápidos para que entiendan las oportunidades que ofrecen tecnologías ya disponibles en el mercado como el autoconsumo fotovoltaico o la inteligencia artificial. Es especialmente urgente en las zonas rurales y esos tutoriales pueden ser digitales.

La despoblación masiva en España fue en los años sesenta y no fue culpa del Gobierno, la provocó la llegada de la cosechadora y los tractores. Hoy buena parte del territorio está vacío y lo que se ve como una crisis se puede transformar en oportunidad con los fondos europeos. El campo español produce alimentos y puede producir energía más barata que sus competidores europeos gracias a la tecnología fotovoltaica.

Pero la mayoría de nuestros agricultores tienen mentalidad de productores y no tienen visión comercial de empresarios. Los gustos de los consumidores han cambiado y demandan productos saludables. Y los canales de distribución han sufrido una disrupción radical en la última década. Hoy hay más demanda de productos biorgánicos en Europa que oferta. Los agricultores que hace años anticiparon esta tendencia crecen y crean empleo. Muchos de los que siguieron con la producción tradicional están en crisis y destruyen empleo. Lo mismo sucede con los que identificaron los cambios en los canales de distribución y acometieron procesos de transformación digital y los que siguen siendo analógicos en el nuevo milenio.

Los fondos europeos deben generar valor para toda la sociedad y generar miles de empleos en zonas rurales. Europa pide reformas, pues hagámoslas. Hay que canalizar capital e inversión a las zonas rurales. Hay que cambiar la ley universitaria para que esa innovación se genere en España y se exporte al mundo. Hay que cambiar la ley de protección de datos para usar la inteligencia artificial y ser más eficientes. Hay que cambiar la ley de contratos públicos que es de las más burocrática desde Napoleón. Hay que aprobar un reglamento de autoconsumo para que nuestros productores e industrias pueden aprovecharse de la tecnología fotovoltaica sin tener que pagar los costes de los errores de política energética de los últimos cuarenta años. Hay que adaptar la regulación laboral para facilitar los nuevos empleos. Veremos.

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