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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Divisas digitales en el horizonte

Se dice que de toda crisis surgen oportunidades y la del coronavirus podría ser la ocasión para las criptomonedas

Un hombre opera con bitcoins en una máquina electrónica en Lagos, Nigeria.
Un hombre opera con bitcoins en una máquina electrónica en Lagos, Nigeria.SEUN SANNI (Reuters)

La innovación está a la orden del día y los medios de pago no son una excepción. En su día fueron las propias monedas que reemplazaron al sistema de trueque, más tarde las tarjetas de crédito permitieron reducir el grosor de la cartera. En la actualidad cada vez cobra más fuerza el debate sobre las criptodivisas, que trasciende ya las barreras de lo “privado”.

Bitcoin centró la atención del mercado hace ya tres años y Facebook levantó viejas heridas al anunciar Libra, un medio de pago digital avalado por un grupo de empresas privadas. Durante este tiempo, autoridades de todos los rangos, hasta alcanzar los bancos centrales, han pasado de observadores y agoreros a posibles agentes activos en la última novedad en materia de medios de pagos.

Según un estudio reciente del Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), cada vez más miembros de bancos centrales a lo largo de todo el mundo hablan de las divisas digitales emitidas por bancos centrales (conocidas como CBDC, por sus siglas en inglés). Y, aún más importante, lo hacen con un tono cada vez más positivo.

Al igual que el dinero que conocemos hoy en día, las CBDC serían un pasivo bancario que serviría para grandes transacciones (en su versión mayorista) y al público general (en la minorista). El concepto de CBDC tiene su origen en la pasada década de los ochenta, pero la caída del uso del dinero efectivo y las posibilidades de que las monedas y billetes sean un foco de contagio del nuevo coronavirus han dado un impulso adicional a la discusión sobre si los bancos centrales deben tener un papel más activo.

Los objetivos y motivaciones en este campo varían entre países: para economías emergentes se busca una mayor inclusión financiera, mientras que en países desarrollados el objetivo tiende a ser la búsqueda de la eficiencia en los pagos, así como seguridad en los intercambios.

Hasta mediados de julio, 36 bancos centrales habían publicado algún tipo de trabajo relacionado con las CBDC, mientras tres de ellos completaban un proyecto piloto de divisa digital minorista y seis están cerca de hacerlo. Entre los proyectos más avanzados destacan la CD/EP del Banco Central de China, que ya puede utilizarse en varias ciudades del país, o la e-krona del Banco de Suecia, que pronto se lanzará como prueba de concepto.

Aunque aún quedan retos que enfrentar y preguntas que responder de los estudios en marcha, parece seguro que la discusión ha llegado para quedarse. Se dice que de toda crisis surgen oportunidades y la del coronavirus podría ser la ocasión para las divisas digitales.

Nereida González y Daniel Manzano son analista y socio de Afi y profesores de Afi Escuela de Finanzas

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