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La petición española al fondo para los ERTE abre el camino a solicitar otras ayudas europeas

El Gobierno podría también optar a 24.000 millones del fondo de rescate o Mede

La ministra de Economía española, Nadia Calviño, con el presidente del Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede), Klaus Regling , y el ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz.
La ministra de Economía española, Nadia Calviño, con el presidente del Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede), Klaus Regling , y el ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz.OLIVIER HOSLET

La decisión de España de solicitar el acceso al programa SURE de la Comisión Europea, destinado a financiar la factura del desempleo provocado por la covid-19, marca el estreno de las medidas extraordinarias de apoyo aprobadas por la UE desde el inicio de la pandemia. España se ha convertido en el primer socio de la Unión que apela a unas ayudas que podrían llegar a movilizar casi 1,3 billones entre préstamos y subsidios.

La mera disponibilidad de esas ayudas, unido a la rotunda intervención del Banco Central Europeo, ha contribuido a relajar las primas de riesgo y ha frenado la volatilidad del mercado de deuda que, tras varias sacudidas, volvió definitivamente a los niveles previos a la pandemia tras el acuerdo de la cumbre europea del 21 de julio.

Aun así, las descomunales necesidades de financiación de varios Estados miembros, entre ellos España e Italia, auguran nuevas tensiones y la probable necesidad de recurrir a casi todas las ayudas disponibles. Los subsidios pactados en la cumbre de julio, que suman 390.000 millones de los 750.000 milllones del fondo de recuperación, todavía tardarán casi un año en fluir, por lo que los programas de crédito disponibles, como el SURE, se perfilan como la solución a corto plazo.

El SURE, dotado con 100.000 millones de euros, estará operativo tan pronto como todos los Estados miembros aporten los 25.000 millones de euros en avales necesarios para que la Comisión Europea se endeude. Fuentes de la Comisión esperan que el proceso se complete en los próximos días o semanas y que los primeros préstamos lleguen a partir de otoño a los países que lo soliciten.

Mucho más expeditiva es la línea precautoria creada por el Mecanismo europeo de Estabilidad (Mede), con hasta 240.000 millones de euros en préstamos para gastos directos o indirectos relacionados con el sector sanitario.

La línea del Mede ya está operativa y puede ser activada en poco más de dos semanas tras la solicitud de un Estado miembro. Una vez solicitada, la Comisión Europea y el Mede elaboran un plan de respuesta para la pandemia y el Mede redacta el acuerdo para la asistencia financiera.

Cada país puede aspirar a recibir una cifra equivalente al 2% de su producto interior bruto, (unos 24.000 millones en el caso de España). La activación de la línea no implica la retirada de ese dinero. El país beneficiario puede optar por mantenerla abierta como una red de seguridad frente a posibles repuntes de la prima de riesgo o como instrumento disuasorio para evitar que los mercados eleven el coste de financiación de la deuda ante una posible vulnerabilidad.

Si las tensiones se acentúan o los costes de financiación se disparan, el Mede se ha comprometido a poder liberar los fondos en solo cinco días. El beneficiario podrá retirar cada mes hasta el 15% de la línea que se le haya concedido.

La activación de la línea no lleva aparejada ninguna condicionalidad macroeconómica. La Comisión solo vigilará que los fondos se destinan a gastos relacionados con la sanidad. El organismo comunitario ha dejado claro por escrito que ese control no se traducirá en visitas de control, para evitar cualquier reminiscencia con los rescates de la crisis del euro y la denostada presencia de los llamados "hombres de negro" o funcionarios de la troika (Comisión, BCE y Fondo Monetario Internacional).

Además del SURE y la línea del Mede, la primera batería de medidas de apoyo aprobadas en abril incluye un programa a través del Banco Europeo de Inversiones con hasta 100.000 millones de euros en avales para créditos a empresas, en particular, a pequeñas y medianas.

De momento, más de una quincena de países han mostrado interés por acceder al SURE, con España como el primer país que lo ha confirmado oficialmente. Algunos analistas también prevén que el recurso al Mede resultará imprescindible en otoño, cuando la crisis económica alcance una fase más aguda, con mayor tasa de desempleo y escalada en el número de quiebras empresariales.

España e Italia figuran entre los posibles candidatos para solicitar la línea precautoria, aunque el temor a que se identifique con un rescate financiero mantiene a todos los socios del Mede. En Italia se trata de un asunto políticamente explosivo, aunque el Gobierno de Giuseppe Conte ya ha dado varias señales de que podría contemplarlo, sobre todo ahora que sus cotas de popularidad han subido y que la oposición de Matteo Salvini, que explotaba la falta de solidaridad de la UE, se ha quedado descolocada ante los potentes planes europeos de recuperación.


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