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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Luces largas

Para aumentar los salarios necesitamos aumentar más la productividad e invertir en educación, ciencia e innovación

José Carlos Díez
El primer ministros griego, Kyriakos Mitsotakis; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; y la canciller alemana, Angela Merkel, el pasado 20 de julio en Bruselas.
El primer ministros griego, Kyriakos Mitsotakis; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; y la canciller alemana, Angela Merkel, el pasado 20 de julio en Bruselas.John Thys (AP)

La encuesta de población activa (EPA) registró una caída del 23% de las horas trabajadas del pasado trimestre y la caída del PIB estará próxima. La nueva normalidad sigue siendo con restricciones y las vacunas tardarán meses. La recuperación será lenta y con riesgo de recaídas. El sector turismo, el de ocio y el de la cultura tuvieron descensos de horas trabajadas superiores al 65%. Y la perspectiva es que el turismo tardará años en regresar a los niveles de 2019.

Asia se recupera antes y con más intensidad y el índice PMI industrial europeo y español da señal de recuperación. Alemania ha gestionado mejor la pandemia, con un confinamiento selectivo, ha tenido la mitad de caída de PIB que España, tiene más peso industrial y de exportación y ha aplicado una política fiscal ultraexpansiva. Alemania saldrá antes de la crisis y será la locomotora europea.

Siempre que nos comparamos con Europa es para desarrollar más nuestro Estado del bienestar. Pero nunca para converger en tecnología y en productividad que es lo que determina la riqueza de las naciones que permite financiar los Estados de bienestar. La burbuja confundió a los españoles y nos hizo pensar que éramos ricos. Pero no hay atajos en el desarrollo económico y la crisis de 2008 fue un aterrizaje brusco a la realidad.

Alemania ha sido generosa esta vez y ha permitido aprobar un plan de inversión europeo que será financiado por todos los contribuyentes del continente, especialmente por los alemanes. Y ha fijado la inversión en los sectores que determinarán la productividad y la riqueza de las naciones europeas en las próximas décadas: energía, agua, residuos, agricultura eficiente, inteligencia artificial, uso masivo de datos, digitalización, etcétera.

En Alemania y los países nórdicos las universidades están orientadas a la investigación, al desarrollo de patentes y a la transferencia tecnológica y eso se traduce en inversión, productividad, empleo y mayores salarios que permiten al Estado disponer de mayor recaudación y financiar un Estado del bienestar más generoso. En España un profesor universitario obtiene más sueldo si publica artículos de investigación que si desarrolla patentes e investigación.

Las medianas y grandes empresas españolas tienen un 10% menos de productividad por ocupado que sus homólogas alemanas. Pero las microempresas de menos de 10 trabajadores, la inmensa mayoría, tienen un 50% de productividad que las alemanas. Las empresas para crecer necesitan: empresarios innovadores, capital y tener estrategias glocales. En España hay pocos empresarios innovadores y el mercado financiero está orientado a las hipotecas y la vivienda. La Bolsa española es anémica y encima le quieren poner un impuesto a las transacciones para hacerla aún más pequeña e ineficiente. Y el capital riesgo está demasiado concentrado en nuevas empresas y no en las que pueden crecer.

En los años ochenta nuestros salarios eran más bajos y la entrada en el mercado común permitió atraer deslocalización e inversiones. Ahora, para aumentar los salarios necesitamos aumentar la productividad. Necesitamos invertir más en educación, en ciencia e innovación. El plan de reconstrucción europeo es una oportunidad histórica. Aprovechémosla.

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