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La ministra pide estímulos ahora y estabilidad más tarde

En su carta de motivación al Eurogrupo, la candidata Nadia Calviño pone de manifiesto sus prioridades en mitad de la crisis

Lluís Pellicer
La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, durante su intervención en una sesión de Control al Ejecutivo en el Congreso.
La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, durante su intervención en una sesión de Control al Ejecutivo en el Congreso.Efe

De la lectura de las cartas de motivación que los tres candidatos a presidir el Eurogrupo remitieron ayer a Bruselas se desprende que el núcleo de las prioridades ante la coyuntura que ha dejado la pandemia es similar: la recuperación de una crisis sin precedentes. Los matices son distintos. La vicepresidenta Nadia Calviño sitúa como primer objetivo el establecimiento de unas bases para una “recuperación económica sólida” que lleve a un crecimiento “sostenible e inclusivo” y a la creación de empleo, en especial de “calidad”.

Calviño aboga por “acelerar inversiones y reformas que serán cruciales para incrementar la resiliencia, el crecimiento potencial, la productividad, la competitividad, reforzar habilidades, crear trabajo y promover una transición ambiental justa y la digitalización”. La vicepresidenta, además, cree que hay un “amplio consenso” en la necesidad de evitar la retirada de políticas de apoyo a la economía demasiado pronto. “A la vez, debemos diseñar una senda que asegure unas finanzas públicas sostenibles y una estabilidad financiera a medio plazo”, añade.

Sus colegas coinciden. El irlandés Paschal Donohoe hace un guiño hacia el Norte al considerar que “la responsabilidad primaria para la gestión” de las economías europeas sigue estando “a nivel nacional”. Y mira al Sur y añade que “en solidaridad con aquellos que han sido más fuertemente golpeados” hay que poner “primero” los intereses comunes. “Esa es la razón por la que he apoyado ir más allá de las políticas o posiciones económicas normales”, justifica el irlandés.

Solidaridad con responsabilidad

El luxemburgués Pierre Gramegna apunta hacia esa dirección. “Luxemburgo ha pedido abiertamente más solidaridad en este momento crucial. Esta solidaridad debe ir de la mano con la responsabilidad nacional”, sostiene. Gramegna afirma haber apoyado como ministro los trabajos para una tributación “justa y efectiva”. “Estoy firmemente convencido de que mi país puede desempeñar un papel positivo en esta transición, especialmente en un momento en el que Europa está llamada a asumir el liderazgo en el debate tributario global”, dice.

Calviño parte como favorita en la carrera. Frente a ella, tanto Donohoe como Gramegna gozan de buena reputación y fama de moderados. Los ministros de Luxemburgo y de Irlanda se han presentado como “constructores de puentes” entre los socios. En contra del irlandés pesa que los populares europeos ya ostenta la presidencia de la Comisión y que Irlanda tiene un asiento en el directorio del BCE. Gramegna sería el segundo presidente luxemburgués del foro, tras Jean-Claude Juncker.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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