El Princesa de Asturias premia a Dani Rodrik por su análisis crítico de la globalización
El jurado destaca que las conclusiones del economista turco y profesor de Harvard contribuyen a hacer el sistema "más sensible a las necesidades de la sociedad”
Dani Rodrik comenzaba Hablemos claro sobre el comercio mundial (Deusto, 2018) preguntándose si los economistas habían contribuido a la sorprendente victoria de Donald Trump. Y respondía con una colleja a sus colegas, a los que recordaba que si no se hubieran alineado acríticamente con los entusiastas de la globalización, habrían tenido mayor —y mejor— influencia en el debate público. Por obras como esta, Rodrik, uno de los economistas más influyentes de su generación, fue el jueves galardonado con el Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2020. El jurado valoró, precisamente, su “rigor” en el análisis de la globalización.
El comunicado de la Fundación Princesa de Asturias insiste en un aspecto que repiten los seguidores de Rodrik (Estambul, 62 años): su acercamiento a los problemas reales de los ciudadanos. Así, el jurado —en el que participaron desde economistas como Emilio Ontiveros hasta filósofas como Adela Cortina— destaca que su análisis de la globalización de las relaciones internacionales aporta “conclusiones que contribuyen a mejorar el funcionamiento del sistema económico y a hacerlo mucho más sensible a las necesidades de la sociedad”.
En este punto coincide José Ignacio Conde-Ruiz, subdirector de Fedea y profesor de la Universidad Complutense, que reconoce usar con sus estudiantes Economic Rules, uno de los libros de Rodrik, por “explicar como ningún otro las limitaciones de la ciencia económica”. “Nadie como Rodrik ha entendido el fenómeno de la globalización”, asegura este doctor en Economía, que insiste en lo “sugerente” de su trilema, aquel que apunta a que los países tienen que elegir dos de estos tres elementos: democracia, hiperglobalización económica y soberanía nacional. “Hay pocos como él: es un gran divulgador, pero es capaz de hacerlo respetando el rigor académico. Cuando tiene una opinión sobre algún tema lo hace siempre con fundamento. Y no tiene problemas en reconocer que no tiene respuestas concluyentes para algunas cuestiones de relevancia actual. Los economistas deberíamos reconocer que hay muchas cosas que no conocemos”, concluye Conde-Ruiz.
La consultora Teresa Cavero fue alumna de Rodrik en el máster de desarrollo internacional que este dirigía en la Harvard Kennedy School. Además de señalar su “capacidad inmensa de visualizar los retos mundiales”, Cavero destaca la calidad de su escritura, con unos artículos que son “una delicia de descripción y claridad”. También recuerda las comidas que un grupo de alumnos organizaba con él, en las que el profesor conocía a todos sus pupilos y les preguntaba por sus experiencias e intereses, “un rasgo de humildad e inteligencia”, según su antigua alumna.
Profesor en la Universidad de Harvard y autor de obras como ¿Ha ido la globalización demasiado lejos? (1997) o La paradoja de la globalización: Democracia y futuro de la economía mundial (2011), Rodrik no solo ha alertado sobre los riesgos de la globalización. También ha estudiado los motivos que llevan a que algunos Gobiernos tengan más éxito que otros en sus políticas económicas. Turco en EE UU, Rodrik no ha rehuido la refriega política, con sus críticas al régimen islamista de Erdogan.
En sus obras, ha insistido en la imposibilidad de trasplantar modelos económicos exitosos a países y épocas diferentes. “Llevamos 30 años queriendo ir demasiado lejos con la globalización y ahora nos encontramos con que el régimen de comercio internacional se ha convertido en una palabrota en boca de los populistas. Ahora son los unilateralistas y proteccionistas como Trump los que se anotan los tantos”, aseguraba en 2018 en una entrevista con EL PAÍS.
Federico Steinberg, del Real Instituto Elcano, señala sin titubear a Rodrik como su economista favorito. “Es el analista más sofisticado de la globalización en sus contradicciones, con un aparato teórico muy importante. Y le gusta ir contra la marea, tanto cuando la globalización tiene muchos defensores como cuando abundan los críticos del libre comercio”, añade Steinberg, que destaca un rasgo clave del nuevo galardonado: que se sigue dedicando a las grandes preguntas de la sociedad, algo difícil de encontrar en unas décadas en las que prima la hiperespecialización.
Jorge Tamames, jefe de redacción de la revista Política Exterior, asistió hace años a un seminario de Rodrik en Harvard. De él destaca haber planteado el comercio internacional como un asunto profundamente político por sus fuertes consecuencias redistributivas. “Rodrik expuso sus tesis durante los años álgidos de la globalización. Nadó a contracorriente durante una época en la que la economía adquirió un cariz doctrinario, impropio de una ciencia social. Las consecuencias de este pensamiento único quedaron patentes con el Brexit y la elección de Trump, que expusieron el desafecto de amplios sectores con el statu quo. Uno de sus méritos es que sus críticas a la globalización neoliberal no le impidieron destacar las virtudes del multilateralismo y la cooperación económica internacional”, cierra.
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