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El comercio clama contra la prohibición de las rebajas y pide al Gobierno que rectifique

Sostiene que las aglomeraciones ya se evitan con el control de aforo y ven poco probable que se produjesen en ningún caso

Javier Salvatierra
Una chica limpia una una tienda de camisetas en Almería.
Una chica limpia una una tienda de camisetas en Almería.EFE

El comercio, en especial el textil, clama contra la prohibición de las rebajas certificada el miércoles por el ministro de Sanidad, Salvador Illa, tras la polémica por la interpretación de la orden ministerial que la establece para evitar aglomeraciones en las tiendas o a sus puertas. Las patronales del comercio, grande y pequeño, no prevén “desgraciadamente”, tales multitudes, creen que se evitan ya con los límites al aforo y no entienden que se impongan limitaciones comerciales que no se imponen a otros sectores, como los supermercados. Confían por tanto en que el Gobierno rectifique la medida.

La moneda estuvo dando vueltas desde el domingo y el miércoles cayó del lado más adverso para los comercios. Illa afirmó que las rebajas podían causar aglomeraciones y, por tanto “no están permitidas”. Zanjó así el debate abierto el domingo con la disposición adicional segunda a la orden ministerial que regulaba las condiciones de apertura de los comercios (los menores de 400 metros, a un tercio de su aforo) en la fase 1 de la desescalada. La norma señalaba: “Los establecimientos no podrán anunciar ni llevar a cabo acciones comerciales que puedan dar lugar a aglomeraciones de público, tanto dentro del establecimiento comercial como en sus inmediaciones. Esta restricción no afectará a las ventas en rebaja ni tampoco ventas en oferta o promoción que se realicen a través de la página web”.

La norma podía interpretarse como que, si no se producían aglomeraciones, un comercio podría promocionar sus productos. Así lo entendió el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y así se lo comunicó a distintas asociaciones comerciales y comunidades autónomas. Comercio defiende que simplemente aclaró la “literalidad” de la norma. Pero Illa enmendó la plana al departamento que dirige Reyes Maroto: “No están permitidas”. Y lo reiteró el jueves en el Congreso: "Todo aquello que pueda favorecer una aglomeración no tiene cabida en este momento". En el estado de alarma, Sanidad es la autoridad competente.

“Es inadmisible, una barbaridad”, se lleva las manos a la cabeza Eduardo Zamácola, presidente de la Asociación de Comercio Textil (Acotex), que subraya que estas promociones son más necesarias ahora que nunca tras dos meses en los que las tiendas han acumulado stock sin vender. Algunos comercios incluso tenían ya preparada la cartelería y la han tenido que dejar guardada. Teme que sea la puntilla para muchas empresas tras dos meses cerradas. También otras asociaciones, como la Confederación Española de Comercio (CEC), enfocada a la pequeña tienda, o Anged, la patronal de las grandes superficies, en inusual coincidencia, se han mostrado en contra de la medida. Incluso la Autoridad Catalana de la Competencia (Acco) consideró que la prohibición contraviene los principios del mercado y “perjudica gravemente a consumidores y usuarios", colocando, como afirma también Acotex, al comercio físico “en desventaja frente a la venta online".

Incide Zamácola en que las aglomeraciones de las que habla el ministro de Sanidad no se pueden producir en las tiendas por las limitaciones de aforo, fijadas en el 30% en esta primera fase. “Esa limitación ya asegura la distancia de seguridad, por tanto, olvídese de cualquier otra norma, tanto la de las rebajas como la del espacio”, añade Zamácola, en referencia a que solo se permita la apertura de locales de menos de 400 metros cuadrados. Pone de ejemplo a los supermercados, donde sí se permiten las ofertas, sin que se hayan producido problemas. Coincide con la postura de la patronal de las grandes superficies, Anged. “La clave de las aglomeraciones no está en las rebajas o promociones sino en las limitaciones de aforo y la distancia de seguridad de 2 metros. Con estas medidas es imposible en la práctica que se pueda producir aglomeraciones”.

Pero es que además, no ven probable que estas se vayan a producir en ningún caso. “Desgraciadamente, la gente no va a acudir en masa a las tiendas”, lamenta Zamácola. Su organización calcula que una vez abiertas sus puertas, en el primer mes facturarán apenas un 30% de lo habitual, para ir subiendo poco a poco en los siguientes meses. “Sabemos que no tendremos un aluvión de personas, pero si fuese el caso, estableceremos medidas seguridad oportunas. Si tengo esa avalancha, me saldrá a cuenta pagar a personal de Prosegur para controlar el aforo”, explica. Zamácola relata que hay comerciantes que, sin prohibirlas, abogan por que se aplace a septiembre el periodo oficial de rebajas, mientras que otros prefieren hacerlas ya porque necesitan hacer caja tras dos meses cerrados. Como medida intermedia, propone que cada uno pueda hacer las “promociones” libremente, sin usar la palabra “rebajas” y dejar el periodo oficial para más adelante.

Por eso, piden a Sanidad que rectifique —“no sería la primera vez”— y deje hacer a los empresarios “lo que consideren oportuno”. Ante la “gravísima situación económica” derivada de la pandemia, Anged entiende que “es más necesario que nunca permitir que los empresarios puedan fijar libremente sus precios con acciones promocionales que les permita mejorar su liquidez y beneficiar el maltrecho bolsillo de los ciudadanos”. “Esperamos que rectifiquen”, añade Zamácola, con la esperanza de que “todo el comercio” coincide en la oposición a la medida. Su asociación ha enviado una carta a Sanidad para pedírselo. Al tiempo, cruzan los dedos ante la nueva orden de Sanidad que este fin de semana debería señalar las condiciones para los territorios, si los hay, que pasen a la fase dos.

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