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Más institucionalidad y colaboración público-privada: los retos de América Latina tras la pandemia

Varias personalidades de relevancia en Iberoamérica debaten sobre los desafíos a los que se enfrenta la región en una crisis sanitaria que ha tensado las costuras en varios países de la región

Rebeca Grynspan, José Luis Rodríguez Zapatero, Eugenio Martínez y Josep Piqué, durante la mesa redonda.
Rebeca Grynspan, José Luis Rodríguez Zapatero, Eugenio Martínez y Josep Piqué, durante la mesa redonda.
Ignacio Fariza

América Latina se enfrenta a su momento más crítico desde la última gran crisis de deuda, en los años ochenta. Y lo hace con poco margen de maniobra, con menos espacio fiscal que en la recesión global de 2008 y con una ciudadanía descontenta, como exhibieron las manifestaciones de finales del año pasado en varias capitales de la región. Es el momento de la altura política y de exprimir al máximo el manual de las soluciones económicas, sí, pero también el de las luces largas. “Salir bien de esta pandemia va a requerir una visión de largo plazo”, ha subrayado este jueves la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, en una mesa de diálogo —virtual, como todo en estos tiempos— auspiciada por la consultora de comunicación Kreab y que ha reunido a un grupo nutrido de voces relevantes a ambas orillas del Atlántico en torno a dos ideas fuerza: la necesidad de reforzar la institucionalidad y de que los sectores público y privado redoblen su colaboración. El momento no podría ser más propicio, en mitad de una tormenta de órdago que exige, más que nunca, que todos arrimen el hombro.

Esta crisis, ha deslizado Grynspan, es “distinta de las anteriores” y requerirá de “nuevos instrumentos”. Se ha producido ya un cambio de mentalidad no menor —"estamos hablando de aumentar el gasto público y no de austeridad"—, pero hace falta más: “Necesitaremos una ayuda entre países, regional y más allá. Ese es mi llamado a los organismos internacionales: que no se olviden de nosotros, de los países de ingreso medio, que vamos a requerir de medidas extraordinarias”. Sin embargo, incluso más que esta coyuntura, a la secretaria general iberoamericana le preocupa una dinámica de fondo: la desconfianza en las instituciones públicas. Coincide en este punto el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero: “Debemos fortalecer institucionalmente a los países de Latinoamérica, pero sin que nos agobien los problemas que tienen estos países: son naciones jóvenes, con un proceso de nacimiento institucional difícil, con momentos traumáticos no tan lejanos”.

Las empresas, ha dicho quien fuese jefe del Gobierno español entre 2004 y 2011, deben contribuir en aspectos esenciales, como en el reforzamiento de una fiscalidad hoy maltrecha y que “debe ser suficiente para que los Estados puedan atender los problemas sociales”. Las palabras de Rodríguez Zapatero coinciden en el tiempo con la publicación de un estudio de Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), este mismo jueves, que apunta a una cronificación de la brecha de ingresos impositivos respecto a los países ricos. Y menos entradas de caja, ya se sabe, maniata a los países en lo que a gasto social y contracíclico se refiere. También en materia de la tan necesaria redistribución en la región más desigual del planeta. En la misma línea, la exministra de Exteriores española, también socialista, Trinidad Jiménez, ha apelado a un cambio radical de paradigma en la estructura impositiva para adaptarla a los nuevos trazos de la economía: “Sin nueva fiscalidad no podemos responder a lo que la sociedad nos pide hoy día”.

Ante un choque externo de la magnitud de la pandemia del coronavirus, en América Latina se imponen más que nunca los principios de la cooperación entre los Gobiernos y las compañías. “En una crisis gravísima, como esta, el sector público es fundamental. Pero sabemos también que para salir de ella hace falta el apoyo del privado”, remarca Zapatero. La pandemia, apunta Andrés Shoai, socio de Kreab en Bolivia y autor del informe La gobernanza como reto colaborativo: una mirada desde las empresas multinacionales de Iberoamérica, “es un buen ejemplo de que cualquiera que sea el desafío, si no se enfrenta de manera conjunta, no se puede pretender avanzar. El futuro será colaborativo o no será: por muchos recursos que tengan, ni lo público ni lo privado pueden responder por sí mismos”. Fortalecer la colaboración público privada siempre ha sido importante, pero ahora es imprescindible. “Los Gobiernos necesitan más que nunca la colaboración del sector privado”, ha desgranado Jiménez en el coloquio moderado por el presidente de la consultora en España, Eugenio Martínez Bravo.

La recuperación no será en V

Pero la colaboración entre agentes políticos y económicos debe trascender las fronteras nacionales. “Ahora más que nunca, que está en crisis, apoyar el multilateralismo es fundamental. Sobre todo en América Latina”, remarca Josep Piqué, también extitular español de Exteriores. “Y avanzar en los procesos de integración regionales ya no es una oportunidad, sino una obligación: América Latina, como Europa, es muy diversa y los países por separado no pueden acometer un problema que viene de fuera, que es global y que no conoce fronteras". El hoy presidente de ITP Aero y consejero de varias empresas españolas, subraya también un hecho muchas veces olvidado: en el G20 son cuatro los países iberoamericanos presentes “y eso es algo que deberíamos aprovechar". Sin cooperación y sin los organismos multilaterales, abunda Piqué, "va a ser muy difícil que salgamos de esto sin daños irreparables”. E incluso con ella y con el regreso de la cooperación al mapa geopolítico, la salida económica será difícil: la recuperación en V se aleja, como reconoce el exministro chileno de Hacienda y ex número dos del FMI Eduardo Aninat. “Ojalá me equivoque, pero creo que será un proceso más lento y complejo, con una desafección hacia la globalización que nos obliga a la racionalidad para enfrentarla”.

El descontento social como telón de fondo

Las calles ardieron el año pasado en Chile y Colombia, entre otros países latinoamericanos, dejando patente la “desafección y el choque entre una ciudadanía más empoderada y una clase política que no da respuesta a esas demandas" sociales, en palabras del director general de la Casa de América de Madrid, Antonio Pérez Hernández. “Antes de esta pandemia ya había una crisis de confianza en los poderes públicos, y ahora es el momento de fortalecer la institucionalidad, no solo en torno a las reglas de convivencia, que también, sino en torno a la recuperación de la confianza en los poderes públicos”, agrega Trinidad Jiménez.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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