El empleo cayó en casi 300.000 ocupados al comienzo del año pese al impacto parcial del coronavirus en la estadística
La covid-19 dispara hasta 579.000 los afectados por los ERTE y la tasa de paro sube al 14,4%
La EPA del primer trimestre del año se asemeja a un iceberg que solo deja entrever el potencial destructivo del coronavirus. Pese a que la pandemia golpeó en la segunda mitad de marzo, bastan esas dos semanas para que el mercado laboral viviera su golpe más duro desde la recesión de 2013. De enero a marzo, el empleo cayó en 285.600 personas, dejando el número total de ocupados en 19,6 millones. Pero el dato que mejor refleja el shock en el mercado laboral es el de ocupados, tanto asalariados como autónomos, afectados por parones de actividad y ERTE, 578.300, hasta 35 veces más que en el trimestre anterior.
La caída del empleo lleva aparejado esta vez un aumento del paro: 121.000 personas más que a finales de año no buscaban un trabajo. También esta es la mayor subida desde 2012. No obstante, como explica el propio instituto estadístico, “es probable que muchos trabajadores que hayan perdido su empleo se hayan clasificado como inactivos debido a que no han podido cumplir con las condiciones de búsqueda de empleo que la definición de paro de la EPA determina para que sean considerados parados”. Traducción: la definición de parado requiere que el trabajador busque activamente empleo y detalle varias formas en que lo hace. Algo que resulta muy difícil con los centros de trabajo y oficinas de empleo cerrados. Es decir, el aumento de paro puede ser mayor y también la tasa de desempleo, que acabó el trimestre en el 14,4%.
¿Dónde estarían en la estadística? En los inactivos (los parados y los ocupados se consideran población activa). Aquí hay que volver a recordar lo que señala el INE sobre el aumento de la cifra de parados y la posible minusvaloración de su aumento. Si esto fuera como sugiere el instituto estadístico, la caída de población activa sería menor. Según las cifras de la EPA, esta ha sido de 164.600 trabajadores menos, con o sin empleo, en el mercado laboral español. Lo que deja el número total en 22,99 millones de personas.
Para hacerse una idea clara de qué supone esta última cifra, esos casi 600.000 afectados por los ERTE y diferentes paradas de actividad, se puede decir que es la cifra más alta de la serie que arranca en 2008. En un solo trimestre, el total se ha multiplicado por 37,5 y llega a una cifra 10 veces superior a los peores momentos de la Gran Recesión. “No tiene precedentes en un primer trimestre”, apunta el instituto de estadística.
Y esa cifra no recoge todavía a todos los trabajadores que se van a ver afectados por un ERTE durante esta crisis. Los números anunciados por el propio presidente, Pedro Sánchez, son algo más de cuatro millones. Si estos todavía no aparecen en la estadística se debe a varios motivos. Primero, esos guarismos se han ido alcanzando a lo largo de abril, mes no recogido en esta edición de la EPA. Segundo, los trámites desde que se anuncia un ERTE hasta que se aprueba llevan varios días. Y tercero, la propia metodología de la EPA, una encuesta que se realiza durante 13 semanas. El impacto de la covid-19 apenas se pudo detectar en la última semana y media. Por tanto, esos 578.300 son realmente el impacto en la estadística de esos últimos días del trimestre, por tanto al diluirse a lo largo de las 13 semanas puede deducirse que esta situación afectaría holgadamente a unos tres millones. No obstante, en estas categorías del INE se engloban asalariados que no han trabajado por estar un ERTE, porque la empresa ha detenido su actividad pero les mantiene el sueldo (como Inditex) y los autónomos que han cerrado sus establecimientos.
Otro punto que señala el INE para resaltar el impacto del parón es el número de horas trabajadas por todos los ocupados. Ha caído un 4,25% en el periodo. Hay que remontarse hasta el primer trimestre de 2009, el peor de la Gran Recesión, para encontrar una caída mayor.
El primer trimestre suele ser el peor para el empleo. Enero conlleva habitualmente un importante incremento de paro que los siguientes meses no compensan, pese a que en marzo ya suelen calentarse los motores del turismo. No obstante, este año, justo en ese momento, cayó el mazazo del coronavirus, que no ha permitido que el sector vacacional se ponga en marcha.
Esto se ve en la gran caída del sector servicios, que pierde 275.900 ocupados. También descendió la ocupación en agricultura y construcción. Aunque el impacto del coronavirus en la estadística sea parcial, sus señales ya son evidentes y anuncian un segundo trimestre negro. Precisamente en primavera y verano, la mejor época para el mercado laboral en España.
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