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Prueba de estrés para las escuelas de negocios

Los centros de formación de ejecutivos se han digitalizado en tiempo récord y cambiado su metodología para mantener conectado al alumno durante la pandemia

Un profesor de IESE Business School imparte una clase virtual.
Un profesor de IESE Business School imparte una clase virtual.Joaquim Roser i Puig

El confinamiento ha cogido a las escuelas de negocios en plena transformación digital, forzándolas a hacer esa travesía en tiempo real y en plazos exprés. Gestores y académicos, aferrados a herramientas de conexión colectiva, han puesto patas arriba la educación presencial con un único fin: mantener a toda costa la atención del alumno al otro lado de la pantalla.

Apenas unos días después de que se decretara el estado de alarma, estas instituciones tuvieron poco margen para adaptar el consumo de formación directiva desde el domicilio. Los cambios afectan a la conectividad, nueva metodología y sistemas de evaluación, reconversión del profesorado, socialización virtual y motivación del alumno. “Un experimento a escala global que nos permite aprender a fomentar actividades online y coloca al estudiante como responsable de su aprendizaje”, apunta Luis Vives, vicedecano de programas de Esade. Para Philip Moscoso, director académico de la Learning and Innovation Unit, del IESE, supone el empujón definitivo al mundo online: “La empresa va a mirar con otros ojos el teletrabajo”, asegura.

Y todo ello jalonado por un gran desafío: mantener desde casa una calidad de enseñanza a la altura de su coste, que oscila desde los 10.000 euros de un máster hasta la horquilla de entre 40.000 a 100.000 euros de sus pata negra, los MBA, siempre en formato presencial. Un terreno espinoso, dada la diferencia de coste entre esta formación y la online. De hecho, ya hay alumnos que han comenzado a interesarse por una posible devolución proporcional al cambio de formato.

Si bien es cierto que las empresas educativas son las mejor preparadas para trabajar en remoto, la crisis de la covid-19 ha optimizado este formato, que ha pegado un obligado salto de gigante. “Es un error replicar la manera de hacer clase presencial en online”, advierte Vives. Por ello, las escuelas han tenido que diseñar una metodología capaz de mantener el interés virtual del estudiante los 90 minutos de clase. “Recurrimos a microbloques de 15 a 30 minutos, que combinan al profesor con vídeos, foros, casos cortos o simulaciones de trabajo en equipo para construir nuevas relaciones profesor/alumno, alumno/alumno y alumno/materiales de trabajo”, añade.

Reestructuración

Una reestructuración posible gracias a plataformas de videollamada, con millones de descargas estos días, como Zoom, Backboard, Microsoft Teams o Adove Connect. En su empleo se ha formado contra reloj el tejido docente de estas escuelas, que hacen malabares con todas sus posibilidades para luchar contra la fatiga digital. “Las intervenciones en directo que permite la tecnología transmiten al alumno la sensación de estar en clase con compañeros y se genera socialización. Nos dan mucha información al medir el trabajo del alumno, su participación y su tiempo de conexión”, apunta Santiago Íñiguez, presidente de IE University.

Moscoso destaca el reconocimiento facial que aportan: “Repensamos guiones para lograr clases amenas. Es un hecho que el alumno en virtual atiende menos, por lo que es vital observar en qué punto se distrae”. A lo que añade Íñiguez que “hay que mantener el ritmo en clase y estar muy pendientes de la conectividad. Contamos en cada sesión con dos personas de apoyo técnico”.

Desde EAE Business School, su decano, Josep Maria Altarriba, reconoce que el campus virtual “ha hecho posible la formación y coordinación de más de 800 profesores para un formato que manejaba el 10% antes del coronavirus”. Y destaca como los mayores hándicaps lograr una enseñanza de calidad en Latinoamérica, “donde el ancho de banda y la conectividad no es la misma”; llegar a los estudiantes que teletrabajan y tienen niños a su cargo, y atender al alumnado internacional que pasa la pandemia en soledad desde Madrid y Barcelona. “En los dos primeros casos estamos evaluando soluciones a la medida, mientras que los profesores del máster de coaching se están volcando en estos últimos casos”.

Además de las mejoras incorporadas a la versión online, la crisis producida por el virus ha generado otras oportunidades como “aterrizar en nuevas fórmulas de enseñanza más allá de las ­webinars o masterclass. Fórmulas como students first, que trabajan invirtiendo la lógica para interiorizar conocimientos y ponerlos en práctica en clase”, explica Vives. Para Moscoso, es una oportunidad para crear contenidos nuevos en gestión de escenarios de incertidumbre radical.

En opinión del presidente de IE University, esta experiencia favorece la empleabilidad del estudiante. “Será una generación muy preparada para el trabajo híbrido, capaz de aumentar la productividad de este formato, lo que la hará aún más emprendedora”. Y añade: “Será también más humana porque este entorno permite mayor naturalidad en las relaciones con respecto al ambiente inhibitorio de un despacho”. Altarriba subraya una mayor internacionalización de la escuela: “Estamos alcanzando acuerdos con entidades que no habíamos contemplado para que los alumnos, sobre todo de Latinoamérica, que han regresado a sus países realicen las prácticas en empresas locales”.

Sin graduaciones

Descartadas todas las ceremonias de graduación, el decano de EAE Business School concluye que los exámenes finales, de no confirmarse la vuelta, se harán con un software contra el plagio y la webcam encendida. “La defensa de los trabajos de fin de máster se hará online frente al tribunal”. La opción manejada por Deusto en la formación Executive MBA ha sido retomarlo cuando pase la pandemia. “Preguntamos a las empresas, y sus directivos han preferido priorizar sus negocios ante la delicada situación”, comenta su director de programas executive, David Ruiz de Olano.

Para abordar la desescalada, la escuela imparte de manera digital dos programas: el primero es SOS (Salvar, Organizar Sobrevivir), “enfocado a pymes”, apunta Ruiz de Olano, para ayudarles a salvar sus empresas y a repensar sus negocios. “Es probable que este año no haya mercado en sectores como el turístico y puedan reenfocarse a las oportunidades que presentan el sanitario, farmacéutico o la economía para séniors”. Su otro programa, Deusto Keep It Up, son ­webinars sobre la gestión de equipos, cadenas de suministro o reservas frente al coronavirus.

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