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La UE ultima préstamos de medio billón pero aparca el ‘plan Marshall’

Berlín impone al Eurogrupo una respuesta urgente a la crisis a través del fondo de rescate

Lluís Pellicer
El vicecanciller alemán (izquierda), Olaf Scholz, hablando con Christine Lagarde, Paolo Gentiloni (centro) y el ministro francés Bruno Le Maire, en un Eurogrupo.
El vicecanciller alemán (izquierda), Olaf Scholz, hablando con Christine Lagarde, Paolo Gentiloni (centro) y el ministro francés Bruno Le Maire, en un Eurogrupo.FRANCOIS LENOIR (Reuters)

La UE se dispone a aprobar una red de seguridad para evitar que la economía se despeñe. Los ministros de Finanzas del euro ultimaban un paquete de préstamos de más de medio billón de euros vehiculado mediante varias instituciones para atender las urgencias de países, empresas y trabajadores ante la pandemia. Las condiciones para acceder a las líneas de créditos del fondo de rescate (Mede) siguen siendo el principal escollo, tanto por parte de Italia -que anoche volvió a rechazar el empleo de ese instrumento- como de los halcones del Norte. Con esa batería de medidas, Berlín logra aplazar de nuevo el debate sobre el diseño y la financiación de un plan Marshall para Europa.

La magnitud de la crisis, la mayor emergencia sanitaria desde la Segunda Guerra Mundial, queda plasmada en la velocidad con la que los países adoptan nuevas medidas para paliar sus efectos. El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, explicó en una videconferencia organizada por el think tank Bruegel que los socios de la UE han destinado 3,3 billones de euros a dar liquidez a los mercados y unos 390.000 millones en estímulos. A medida que la pandemia se alarga, no obstante, se cristaliza la certeza que unos países (Alemania, por ejemplo) pueden usar una artillería mucho más potente y rápida que otros, aunque Italia sacó este lunes el bazoca para dar liquidez a los mercados.

También se vislumbran los efectos secundarios. El coordinador económico parlamentario socialista, Jonás Fernández, recuerda que el confinamiento de la población y las medidas para reforzar los sistemas sanitarios y suavizar el impacto de la pandemia disparará la ratio de la deuda pública respecto al PIB “a niveles nunca vistos en Europa”. Fuentes comunitarias creen que en algunos países el endeudamiento escalará entre 20 y 30 puntos porcentuales. De ahí la necesidad de un cortafuegos. Y de ahí que Italia y Francia reclamaran aún un sistema común para mutualizar los costes de la reconstrucción.

El Eurogrupo de este martes no llegará tan lejos. Ni se espera que salgan los eurobonos ni la creación del fondo propuesto por Francia para sufragar la reconstrucción. Tal y como había propuesto la canciller alemana, Angela Merkel, el fondo de rescate europeo actuará como cortafuegos, al poner a disposición de todos los países de la zona euro hasta 240.000 millones de euros en préstamos de una línea ya existente pero jamás utilizada. Según los cálculos de Berlín, Italia podría recibir hasta 39.000 millones y España, hasta 28.000. La propuesta del Eurogrupo se completará, según fuentes comunitarias, con 200.000 millones en créditos procedentes del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y 100.000 millones para garantizar que los sistemas nacionales de empleo pueden financiar mecanismos para de suspensión temporal de puestos de trabajo como los ERTE.

A esa solución apuntaba el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, tras una reunión por videoconferencia con las jefas de la Comisión, Ursula von der Leyen; del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, y el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno. “Hay mucho espacio para la solidaridad dentro de los instrumentos e instituciones existentes. Tenemos que explotar esas herramientas por completo y seguir abiertos a hacer más. Se está preparando un paquete fuerte. Nuestro objetivo está claro: protegeremos a los ciudadanos europeos y a las empresas del impacto económico de la pandemia”, afirmó Michel.

Pero los acuerdos del Eurogrupo siempre penden de un hilo que tensan dos extremos. Italia y Francia, por un lado, continuaban presionando para que Europa no se quede en la línea de defensa del Mede (Mecanismo Europeo de Estabilidad) y pase ya al ataque con un plan Marshall financiado mediante un fondo comunitario. Italia, además, sigue resistiéndose al fondo de rescate por el estigma, la condicionalidad y la supervisión que conlleva. Este lunes su primer ministro, Giuseppe Conte, lo reiteró. “Mede no, eurobonos seguramente sí”, dijo. Sorprendentemente, España este lunes no se movió ni dio a conocer su propuesta para el Eurogrupo pese al empuje mostrado por Pedro Sánchez estas semanas.

Exigencias digeribles

Berlín acepta, por ahora, que el acceso a esos préstamos esté vinculado a unas exigencias digeribles por los países receptores, casi inexistentes, que pasen solo por inyectar más fondos al sistema sanitario y paliar las consecuencias económicas de la pandemia. Aun así, considera que el elevado endeudamiento hará inevitables los ajustes en el futuro.

Los halcones, capitaneados por los Países Bajos, están dispuestos a quitar hierro a que un país pueda acogerse a esos créditos cambiando el nombre a la línea, vinculándola a la pandemia y relajando sus condiciones. Pero no renuncian a que los préstamos estén sujetos a exigencias. Al contrario que Alemania, prefieren dejarlo todo ya atado y proponen que el desembolso del dinero sea inmediato, pero que una vez superada la crisis los países se comprometan a reformas y ajustes. “No va a ser como el rescate a Grecia ni mandaremos a la troika antes de desembolsar los fondos”, matiza un diplomático.

Menos polémica generan los créditos del BEI y el fondo de reaseguro de desempleo, aunque algunos países piden que este instrumento temporal tenga un mayor alcance y otros que se acote más en el tiempo.

Los ministros de Finanzas de la eurozona discutirán también la propuesta de los Países Bajos —de hacer donaciones para los socios más afectados— y Francia. Pese a no prever que en las conclusiones se recoja la creación de un fondo para la recuperación, fuentes diplomáticas consideran que tampoco se despachará ni se enterrará, puesto que hacerlo supondría casi inmediatamente hacer descarrilar la próxima cumbre de jefes de Estado y de Gobierno.

Fondo para la recuperación

Los grupos parlamentarios Socialdemócrata y de Los Verdes metieron presión a los ministros de Finanzas de la zona euro para que aprueben un instrumento que permita levantar en los mercados fondos para afrontar la recuperación. El eurodiputado Jonás Fernández abogó por crear un programa ad hoc que se nutra de “deuda europea” y que se integre en el Presupuesto de la Unión. Los Verdes también se decantaron por la misma propuesta: un fondo para “cubrir los costes inmediatos relacionados con la crisis”. Los socialdemócratas están en los Gobiernos alemán y finlandés, mientras que Los Verdes están en los Ejecutivos de Finlandia y Austria. Esos tres países se han opuesto hasta ahora a los eurobonos.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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