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“La banca es una industria en declive que reducirá su tamaño a la mitad”

Entrevista con César González-Bueno, ex consejero delegado de ING España y Portugal

Íñigo de Barrón
El ex consejero delegado de ING España, César González Bueno, en un hotel de Madrid.
El ex consejero delegado de ING España, César González Bueno, en un hotel de Madrid.JAIME VILLANUEVA

César González-Bueno lleva 23 años en cargos de responsabilidad en la banca. Empezó en Argentaria, en 1996, para desarrollar los canales alternativos, que era como se denominaba entonces a la banca telefónica. Desde entonces ha creado y establecido a ING España como uno de los jugadores relevantes del sector, donde ya es el cuarto por volumen en nuevas hipotecas concedidas pese a que solo cuenta con 20 años de antigüedad. González-Bueno, Madrid, 59 años, también ha pasado por el Gulf Bank de Kuwait y por Novagalicia Banco, donde dirigió su reflotamiento antes de ser vendida a Abanca y creó EVO, que fue comprado por Apolo. En noviembre pasado renunció al cargo de primer ejecutivo de ING España para presidir su Consejo Asesor.

Una vez retirado de la primera línea ejecutiva, las reflexiones de este ejecutivo dibujan un duro panorama para el sector. “La banca hoy en día es una industria en declive por el cambio de modelo y la caída de los tipos de interés. Está encaminada a reducir su tamaño, es decir, el número de oficinas, a la mitad en 10 años; además, su rentabilidad seguirá disminuyendo”.

Uno de los caminos para llegar a esta jibarización serán las fusiones, augura González-Bueno. “Las están impulsando los reguladores con buen criterio porque esta industria debe ajustarse a las necesidades de los clientes, que ya no van a las oficinas. ING ha demostrado que es más eficiente atender personalmente por Skype y otros medios a distancia que en la sucursal porque el cliente habla, con cita previa, con el especialista del producto”.

El exdirectivo recuerda que el valor medio en los libros de los 50 mayores bancos europeos es el 0,7% frente al 1,7% de la media de todas empresas las cotizadas. “Es evidente que la banca en todo el mundo debe someterse a un régimen de adelgazamiento brutal; al mismo tiempo, tiene que hacer fuertes inversiones para poder innovar y además incrementar el capital. Es complicado hacer las tres cosas a la vez, pero es así”, recuerda. Y añade que “la industria bancaria en funcionamiento tiene menos valor que sus activos, algo que no ocurre en otros sectores”.

Ataques de banqueros

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ING se caracterizó, en sus inicios, por no cobrar comisiones y remunerar con altos tipos de interés las cuentas corrientes, algo que le granjeó muchos enemigos. También algunos banqueros auguraron que la filial holandesa sería flor de un día, pero se equivocaron. Eran otros tiempos, cuando los tipos de interés estaban entre el 3% y el 5%. Ahora son negativos y eso rompe el modelo bancario tal y como está diseñado. “Los bajos tipos de interés obligarán a las entidades a cobrar comisiones por servicios que ahora son gratuitos. Aunque el coste marginal de las transacciones es casi cero, las entidades van a percibir comisiones, aunque no de los buenos clientes. La clave será separar a esos clientes rentables para no perderlos. Lo de cobrar por los depósitos no creo que llegue al pequeño cliente”.

Sin embargo, no todo son lastres para el sector financiero. César González-Bueno considera que “la banca tiene una ventaja inimitable frente a los grandes tecnológicos (bigtech) y las pequeñas (fintech) que es la seguridad. No porque la banca cuide mejor los datos, que ya lo ha demostrado, sino porque transmite la confianza a los clientes de que sus depósitos están seguros. La regulación y las exigencias de capital proyectan esta imagen de certidumbre y se ha comprobado que aunque caiga un banco, los clientes no pierden los ahorros. Esta credibilidad es un punto clave de resistencia frente a las grandes tecnológicas”.

Pero esto no significa que el ideólogo de ING en España crea que las grandes tecnológicas se van a quedar quietas. Según sus cálculos, incrementarán su presencia en el mercado del crédito al consumo, “el más rentable por ahora”, porque tienen los datos de los clientes y se lo pueden financiar con la emisión de bonos baratos ya que tienen buenas calificaciones de riesgo.

“Sin embargo, la bigtech creo que no llegarán a ofrecer hipotecas porque para eso se necesita tener depósitos. Aunque tengan mucha liquidez nadie les garantizará que los bonos podrán respaldar la deuda a 20 años que supone conceder una hipoteca. El valor de los depósitos va en paralelo al de los tipos de interés de las hipotecas por eso es necesario captar ahorro para estar en este segmento. Este producto seguirá perteneciendo a los bancos, pero sobre todo a los mejores”.

El sector teme que las bigtech entren en la banca aunque sea a pérdidas, algo que descarta este directivo. “No lo van a hacer porque tienen otras inversiones más rentables”, indica.

Sufrimiento de accionistas y empleados

La gran cuestión es cómo incrementar el capital cuando las cotizaciones bancarias están en declive. El camino, apunta este financiero, es generar resultados y repartir menos dividendos. “Es inevitable, pero una vez que el sector haya realizado su ajuste estructural volverá a ser atractivo para los inversores. Junto con el sufrimiento de los accionistas, llegará el de los empleados por los despidos y el de los clientes porque tendrán que pagar más comisiones. Es una situación compleja, pero el que lo haga bien será el ganador”.

ING España es un caso peculiar. Cuando nació en 1999, había seis bancos directos. Hoy solo quedan el holandés y Openbank, filial del Santander. Su peculiar filosofía de remunerar las cuentas le ha llevado a abonar a sus clientes 4.300 millones en España y a ahorrar 3.000 euros en comisiones a un cliente que hubiera trabajado 20 años, según un informe de PwC encargado por el banco. “Nacimos con la idea de tener bajos costes para soportar márgenes ajustados y ganar dinero sin comisiones”, aclara el financiero.

Preguntado por las claves estratégicas, destaca dos: gestionar bajando al detalle, conocer cada proceso para ver en qué falla o donde se puede mejorar para crear productos sencillos y transparentes, “que es lo más difícil”. Por otro lado, recalca la importancia de crear una cultura interna “en donde no se tenga miedo a confesar los errores porque de lo contrario no se atajan y crecen”.

Entre los momentos difíciles destaca cuando el Gobierno holandés tuvo que rescatar a ING con 10.000 millones en 2008. “Concedí 28 entrevistas en 24 horas, no solo en España, también a medios franceses, italianos y británicos, porque era responsable de aquellos países. Hubo una salida de depósitos pequeña, claramente inferior al 10%; se controló aquella situación extrema e ING devolvió el dinero con intereses al Gobierno holandés”, apunta.

La marcha de González-Bueno de ING ha levantado rumores en el mercado por las razones que pudieran estar detrás. Él argumenta que se debe a que “el esquema del grupo va a cambiar y a partir de ahora, los países tendrán menos autonomía". No me veo gestionando el día a día del banco con esta nueva organización, pero sigue siendo un fantástico banco para sus clientes; de hecho tengo el honor de seguir vinculado a través de la presidencia del consejo asesor, que está plagado de grandes cabezas y personas”, añade.

¿A qué se dedicará? “Me gustan los retos y me quedan ganas para ayudar a cambiar las cosas y explorar nuevos campos. Estoy viendo desde proyectos apasionantes a la posibilidad de apoyar a personas con responsabilidades complicadas. También dedicarle más tiempo a la familia, a la que siempre se lo he escatimado. Ya toca”.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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