Ecología y economía circular sobre ruedas
Más allá de recoger millones de neumáticos fuera de uso para darles no una, sino muchas nuevas vidas, la empresa sin ánimo de lucro SIGNUS Ecovalor colabora con la limpieza de fondos marinos y la reforestación que compensa parte de su huella de carbono
Hay muchas formas de ir sobre ruedas además de conducir un coche. Jugar al fútbol sobre césped artificial, por ejemplo. Llevar a los niños a un parque de juegos con suelo de seguridad. O ponerse unas chanclas Flip Flop de Ecoalf hechas con polvo de caucho. Todos esos objetos llevan en su fórmula materias que alguna vez fueron una rueda.
SIGNUS Ecovalor fue creada en España por los principales fabricantes —Bridgestone, Continental, Goodyear, Michelin y Pirelli— para cumplir un estricto requisito del Real Decreto 1619/2005: la gestión ambiental de tantos neumáticos fuera de uso como los nuevos que comercializan las cinco marcas juntas. Pero puede formar parte de la entidad, como empresa adherida, cualquier persona física y jurídica que introduzca neumáticos de reposición en el mercado español. Hoy SIGNUS cuenta con más de 300 empresas.
SIGNUS participa activamente en la protección del corredor ecológico madrileño conocido como entorno Meaques Retamares.
El objetivo se superó ya desde el primer año al gestionar un 12% más de ese tope. Lo logra una organización logística que informatiza todo el proceso y recoge unas 800 toneladas de neumáticos al día en 26.000 talleres diferentes cada año. No importa cuánto cueste la operación, la recogida es gratuita, ni dónde esté el taller: llega hasta la última pedanía de montaña o la isla de El Hierro.
El beneficio ecológico inmediato: reducir la contaminación. “Este proceso ha sido determinante para sustituir el abandono en vertederos”, explica Isabel López-Rivadulla, directora de Comunicación y Marketing. Y el menos inmediato, pero no menos importante: los neumáticos se revisan, se clasifican y se revalorizan al aprovecharse enteros o convertirse en materias primas básicas (caucho, textiles y acero) para una creciente, y a veces sorprendente, lista de usos.
Las aplicaciones incluyen también la moda —una prenda de alta costura como las de María Lafuente o un bolso pueden llevar dentro un poco de antigua rueda—, balsas, relleno de terraplenes y muros, pantallas acústicas, mezclas bituminosas para carreteras o pistas ecuestres, entre otras. Sirven también hasta para producir electricidad, biogás o combustible sustituto en grandes industrias.
Además de reducir la necesidad de materias primas extraídas en origen —y, por tanto, el consumo de energía y emisiones— que implica el modelo de economía circular, la compañía desarrolla proyectos de I+D para alargar la vida útil de los neumáticos, reducir su peso y formas más diversas y eficientes de reciclaje.
Una pila de ruedas viejas tiradas en medio del campo es una imagen icónica de egoísmo contaminante. Pero hay otra que, como poco, la iguala: neumáticos en el fondo del mar. Desde su participación en el grupo de trabajo de Basuras Marinas del Congreso Nacional de Medio Ambiente 2018, SIGNUS incluye entre sus iniciativas de responsabilidad social la colaboración en la recogida de ese tipo de residuos, bastante más habituales de lo que podría pensarse. Sin ir más lejos, en septiembre del año pasado se denunciaban vertidos de neumáticos en un torrente mallorquín a muy poca distancia de la costa. La dificultad en la limpieza acuática hace que puedan acumularse ruedas durante décadas. O para siempre.
La compañía trabajó en 2019 con la Asociación Vertidos Cero, que trata de paliar el problema mediante programas de reciclaje y ha colaborado con la Red de Vigilantes Marinos. Cada año SIGNUS participa en el Festival Mar de Mares —A Coruña— para cuidar los fondos, pero, sobre todo, para concienciar a la población de no confundir la costa con un basurero.
“Esa tarea de sensibilizar a la sociedad es la más importante. Limpiar es necesario, pero sería preferible no tener que hacerlo, porque el mar sea un entorno limpio y respetado por todos”, comenta López-Rivadulla.
Otro de sus proyectos ambientales aspira a compensar la huella de carbono, que comenzó a medirse en 2017. De hecho, fue el primer sistema colectivo de este tipo, compartido por varias empresas, registrado en la Oficina Española de Cambio Climático.
SIGNUS colabora con una asociación que protege en un espacio verde desconocido por millones de vecinos urbanitas: el entorno Meaques Retamares, un corredor ecológico formado por dos arroyos y un humedal en su confluencia situado entre el barrio madrileño de Campamento y Pozuelo de Alarcón. Si ha sobrevivido rodeado de ciudades expansivas, ha sido por reservarse para maniobras militares durante años.
“La tarea de sensibilizar a la sociedad es la más importante. limpiar resulta necesario, pero siempre es preferible no tener que hacerlo”, dice Isabel López-Rivadulla, directora de comunicación de SIGNUS.
Varios vecinos de la Asociación Entorno Meaques Retamares se unieron para proteger una biodiversidad tan rica como amenazada y cuentan con el apoyo de la compañía desde 2015. Por ejemplo, patrocina el Trail SIGNUS Meaques Valchico (los nombres de los arroyos), cuya recaudación financia parte de las actividades ecológicas. Sobre todo, la reforestación con alisos, encinas y pinos —unos 2.000 ejemplares en 2019—, la compra de sembradoras y el riego con cuba que ha mejorado la supervivencia de los retoños frente a campañas anteriores. Lo más difícil es lograr que los árboles jóvenes arraiguen y prosperen.
“Nuestra idea es ampliar este apoyo en colaboración con FSC (Forest Stewardship Council), consolidar las reforestaciones y compensar cada vez más la huella de carbono”, explica López-Rivadulla. “Y animar a otras empresas para que se unan a la plantación en este lugar tan impresionante que tenemos justo al lado de Madrid”.
Compromiso contra el cambio climático
Cuidar la salud marina. Proteger la biodiversidad y reforestar. Contribuir a descarbonizar. La economía circular como un pilar del desarrollo sostenible. Todas estas iniciativas de responsabilidad social en SIGNUS se alinean con algunas de las estrategias en la lucha global contra el cambio climático. De hecho, la situación de los océanos del planeta será uno de los principales debates de la Conferencia de las Partes (COP), organizada por Naciones Unidas en Madrid.
La reforestación a gran escala como pantalla verde y sumidero de carbono es otra solución en países especialmente amenazados por la subida de las temperaturas globales. España es, desde luego, uno de ellos, y los estudios pronostican a fin de este siglo un avance de la aridez que solo detendría la Cordillera Cantábrica si el calentamiento sigue disparado.
La ONU también insiste en fortalecer la red de compromisos entre el sector privado, instituciones y la sociedad civil.
“Las empresas necesitan cumplir sus objetivos de negocio, pero sin olvidar el entorno y el compromiso social y medioambiental. Si está en nuestra mano aportar nuestra experiencia y nuestros recursos para contribuir al bien común, es una responsabilidad moral hacerlo”, explica la directora de Comunicación y Marketing.