El efecto dominó del coche eléctrico
Las empresas de componentes reorientan sus planes para aprovechar las oportunidades que traerán los nuevos vehículos
La llegada masiva de coches eléctricos al mercado, todavía ahora una entelequia, puede revolucionar al sector no solo de los fabricantes, sino también al de los productores de componentes. España, con 17 plantas de producción de vehículos, ha configurado una robusta red de empresas que aportan las piezas necesarias que luego las fábricas ensamblan para hacer sus coches: desde los tubos de escape hasta los volantes, pasando por los espejos, las piezas del motor o hasta las manecillas. Si bien se estima que buena parte de estas piezas desaparecerán o se reinventarán con la llegada del coche eléctrico y su exigencia de que los vehículos sean más ligeros para ganar autonomía, la industria de componentes ve la transición como una oportunidad para adaptarse y ganar cuota de mercado.
El sector auxiliar de la automoción engloba en España a más de mil empresas, que convierten al país en el cuarto productor de componentes de Europa. Según los datos de la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto), el sector facturó el año pasado 37.170 millones de euros. No solo fabrican componentes para las plantas españolas, ya que el 57,6% del total de la facturación se dedica a la exportación. El sector emplea a 230.000 personas en el conjunto de España.
Cambia la cadena de valor
Algunos estudios avisan de que todo este mapa puede cambiar radicalmente cuando los coches eléctricos dominen el mercado. Según el Clúster de Automoción de Cataluña, el 75% de las empresas desaparecerán si no adaptan su producto, y algunas, aunque intenten adaptarlo, no tendrán cabida en el vehículo eléctrico. Un informe reciente del sindicato Comisiones Obreras alertaba de que la cadena de valor del producto cambiará completamente: si en los coches de combustión el valor se reparte entre el motor y los componentes, con el vehículo eléctrico el 40% del valor lo tienen las baterías, otro 40% la conectividad, y un 20% los componentes.
La patronal del sector defiende la importancia de la industria auxiliar: son los responsables del 75% de la cadena de valor del coche. Y añaden que las empresas no solo se están preparando, sino que ya están implicadas en la transición al eléctrico. Muchas de las compañías han desembolsado grandes partidas para invertir en investigación y desarrollo, y ya están fabricando componentes para los coches eléctricos que ya hay en las calles, anticipando la transición hacia un modelo en el que domine el eléctrico. "Si ya existen coches eléctricos es porque los fabricantes de componentes ya están dedicados al cambio. Lo único que pide el sector es que la transición sea ordenada, porque no podemos dejar de hacer piezas para los coches de combustión", explican desde Sernauto.
El director general de la patronal, José Portilla, explica que los proveedores de automoción están realizando fuertes inversiones en investigación. "Si algo caracteriza a la industria española es su flexibilidad y capacidad de adaptación a las necesidades del mercado", argumenta Portilla. En este sentido, considera que "en un sector tan competitivo como la automoción, innovar no es una opción, es una obligación", y avisa de que en este proceso desaparecerán "las empresas que no se suban al carro de la transformación". En 2018, el sector invirtió 1.545 millones de euros, más del 4% de su facturación, en investigación y desarrollo.
Un ejemplo de transformación es el de Ficosa, que junto a la japonesa Panasonic —que es su accionista principal— ha desarrollado un retrovisor digital que además integra la función de pago en los peajes. La misma empresa lleva años desarrollando su sistema de gestión de baterías, que permite conocer su estado. Con este sistema entraron el año pasado en el mercado chino con cinco grandes contratos. Otro ejemplo es Gestamp, fabricante de componentes de metal, que ha adaptado sus fábricas para producir piezas más ligeras con el objetivo de aumentar la autonomía de los coches eléctricos.
También las empresas de tamaño más reducido han hecho esfuerzos para adaptarse y tratar de aprovechar la transición al eléctrico. Con sede en Terrassa (Barcelona), la catalana Nifco está especializada en la producción de componentes de plástico. Tiene 209 empleados y, aunque empezó como proveedor principal de Nissan, en la actualidad el fabricante japonés participa al mismo porcentaje que Volkswagen o Ford en las ventas de Nifco. El 40% de lo que fabrica es su producto estrella: los asideros de los coches.
"Nuestro punto fuerte es nuestro departamento de automatización: el proceso de fabricación de los productos se ha agilizado tanto que es más barato hacer los asideros aquí que en China", explica Albert López, director general de Nifco España. Al ser una empresa dedicada a los componentes de plástico, es el ejemplo de compañía que está a la espera de lo que demande el sector. "No lo miramos desde la barrera, porque nuestra oportunidad será la necesidad de reducir el peso de los vehículos", explica López, que añade que ya son pioneros en hacer piezas huecas por dentro para reducir peso y material.
La empresa cerró 2018 con unas ventas de 33 millones de euros. Este año será el primero en el que Nifco no crecerá. "Estamos en un compás de espera, porque ahora los modelos duran más años, y los proyectos se alargan hasta que llegan nuevos modelos a las fábricas", explica el director general. Los nuevos modelos de Seat, por ejemplo, llevarán piezas que Nifco ha estado desarrollando durante los últimos dos años. Desde 2016, la empresa ha dedicado anualmente a investigación el 8% de la facturación."El objetivo es llegar a los 50 millones de euros en 2025", añade López. Para cumplir con los desafíos, la empresa confía en que avance la transición hacia el coche eléctrico. "Hacemos piezas de sujeción de combustibles, pero no nos preocupa, porque nos estamos enfocando en nuevos componentes, como el sistema de limpieza de los sensores", explica, en referencia a la red de sensores que necesitarán los coches de conducción autónoma. Según López, cada empresa debe buscar su hueco en la nueva etapa de la industria de la automoción. "Hay muchos planes, pero sin presupuestos ni políticas de verdad, las ayudas para mejorar la industria 4.0 están casi paralizadas", avisa.
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