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El supervisor español pide más control sobre la banca en la sombra

El gobernador del Banco de España reclama que si realiza el mismo negocio que los bancos, tenga igual supervisión

En vídeo, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en la conferencia anual de la Asociación de Mercados Financieros.Vídeo: EFE/J.J. Guillén
Íñigo de Barrón

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, pidió ayer “monitorizar” la denominada banca en la sombra, es decir, la financiación que no procede de los bancos. Reclamó que se le aplique la misma supervisión de la banca tradicional, algo que ahora no sucede y que es una reclamación histórica de las entidades financieras. El gobernador también alertó de los riesgos de que las bigtech entren en el negocio bancario para los clientes y para el sector.

Durante su intervención en la clausura de la convención anual de la Asociación de Mercados Financieros, Hernández de Cos admitió que los intermediarios no financieros (“porque parece que ya no gusta denominarle banca en la sombra”), se encuentran supervisados “de manera distinta”. Cos, que también es presidente del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, organismo que controla las reglas de gobernanza de los bancos en el mundo, precisó que se debe garantizar el mismo trato.

“Tenemos que monitorear de forma recurrente para mantener un level play field” (un nivel de terreno nivelado) “entre los distintos sectores”, abundó. “Cuando la actividad es la misma, la supervisión también debería serlo”, añadió. El Banco Central Europeo (BCE) ha alertado de que podría llegar otra nueva burbuja por el rápido aumento de los préstamos no bancarios, que alcanzan los 42 billones, y que podrían contagiarse a las entidades, como informó ayer EL PAÍS.

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Los tipos de interés negativos han provocado que agentes distintos de la banca tradicional, asuman el papel de financiadores. Así, los fondos, capital riesgo, compañías de seguros, hedge funds, plataformas participativas de financiación o firmas de capital privado, entre otras, entran en el negocio bancario, pero sin tener la misma supervisión ni las mismas exigencias de capital.

Según los datos de Hernández de Cos, este fenómeno ha provocado que el peso del sistema bancario tradicional sobre los activos totales de las entidades financieras se haya reducido del 93% existente en 2005 al 75% en el 2015 en China, y del 53% al 45% en la zona euro, mientras que en Estados Unidos, donde la banca desempeña un papel inferior en el préstamo, “no ha variado de forma significativa. En este contexto, es importante asegurar que los riesgos asociados a la denominada intermediación financiera no bancaria, y los derivados de sus interrelaciones con el sector bancario, cuenten con una regulación y supervisión apropiadas”, insistió.

El camino para el supervisor es llevar a cabo un “estrecho seguimiento del perímetro regulatorio de todo el sistema financiero, asegurando que los participantes en el mercado operen bajo el principio de neutralidad regulatoria”.

En el caso específico de España recordó que la nueva autoridad macroprudencial favorece que los distintos supervisores de banca, mercados y seguros trabajen de “manera coordinada” para discutir recurrentemente sobre “todos los riesgos y tomar las decisiones oportunas”.

Google como amenaza

A preguntas de los periodistas sobre el paso dado por Google para captar depósitos a través de un acuerdo con Citibank, el gobernador alertó de que la llegada de las grandes tecnológicas “son una amenaza porque puede modificar la estructura del sector financiero para la protección al consumidor, para la competencia y para la privacidad de los datos, entre otros”.

En alusión, sin citarlas, a Google, Apple, Amazon, añadió los riesgos que pueden entrañar estas compañías con gran arraigo en España. “Es evidente que su tamaño, su base de clientes, su reducida estructura de costes y la gran cantidad de datos de los que disponen, unida a su capacidad tecnológica, hacen que estas empresas tengan potencial para modificar la estructura actual del sistema financiero”, explicó.

Apostó por “analizar con profundidad” los desafíos y “si es preciso, modificar el marco regulatorio para mitigarlos”. Entre los potenciales efectos negativos que advierte indicó la posibilidad de que afecten a las entidades bancarias en aspectos como generarles una “excesiva dependencia de unos pocos proveedores de servicios tecnológicos”, que ejerzan presiones adicionales sobre su rentabilidad o tengan “implicaciones en sus modelos de negocio actuales”.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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