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Columna
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Inversión extranjera, ciudades y política municipal

Las grandes urbes son las que atraen el capital exterior y quienes luchan entre sí por captarlo

Rafael Ricoy

Las grandes empresas inversoras internacionales buscan habitualmente ampliar su mercado y dimensión, incrementar la eficiencia global de sus actuaciones y acumular factores estratégicos diferenciales. Para conseguirlo, aprovechan las ventajas que ofrecen los territorios en los que se implantan. Por esta razón, los gobiernos de todos los países tratan de definir políticas de atracción de inversiones extranjeras susceptibles de poner en valor los atractivos de sus territorios.

Sin embargo, entre los destinos preferentes de las inversiones procedentes del exterior sobresalen con gran diferencia las ciudades y sus áreas metropolitanas, en las que se estima que vivirá el 68% de la población mundial en 2050, y por ello, son los gobiernos regionales y locales los que de forma creciente muestran un mayor interés en el desarrollo de estas políticas. Por eso es conveniente realizar algunas reflexiones sobre su implementación, objetivos y limitaciones.

Ventajas territoriales, necesidades y objetivos. Pueden considerarse inversiones potenciales aquellas que surgen de la adecuada interacción entre los intereses de los inversores y las ventajas que ofrece una región o ciudad determinada. Las ciudades son espacios dotados de atractivos de localización, dadas sus importantes economías de aglomeración. Son estas ventajas las que han favorecido su protagonismo y un apreciable aumento de la rivalidad entre ellas por la captación de dichos flujos. La dureza del entorno competitivo se deja ver en el hecho de que, de las cerca de 4.000 Agencias de Promoción de Inversiones existentes en el mundo, el 95% son de ámbito subnacional, que pugnan por 15.800 proyectos de inversión anual Greenfield, valorados en 800.000 millones de dólares, según estimaciones de UNCTAD.

Resulta obvio que sólo los territorios que sean capaces de llevar a cabo una política explícita y profesionalizada de atracción de inversiones extranjeras serán capaces de convertir las inversiones potenciales en prioritarias, aquellas que responden tanto a las necesidades de los inversores como a los objetivos de desarrollo y crecimiento de la ciudad y de sus habitantes.

Una oportunidad para la política municipal española. En España, los gobiernos locales se encuentran en una posición única para conectar potenciales inversores extranjeros con activos y empresas locales. Pero la mayoría de gobiernos locales no cuentan con los instrumentos necesarios para actuar de forma profesional y eficiente para su captación.

Las mejores estrategias de promoción de una ciudad o territorio con potencial inversor deben incluir la identificación de las motivaciones singulares de los inversores potenciales, la construcción de la narrativa sobre las fortalezas de la ciudad para elaborar una propuesta personalizada y adaptada a las necesidades de cada empresa y, por supuesto, un diálogo constante y transparente con las empresas objetivo.

La cuestión relevante está en cómo se realizan estas tareas. Porque la competencia creciente por un recurso escaso como la IED necesita de habilidad para aportar elementos y activos reales que generen interés, más allá de lugares comunes sobre la excelencia en el talento y el emprendimiento, la sostenibilidad y la conectividad o a existencia de un entorno business friendly.

Tampoco los planes y campañas de comunicación y de marketing de la ciudad que desarrollan muchos gobiernos y agentes implicados sin contar con estos fundamentos, suelen generar retornos en términos de proyectos de inversión, ni tan siquiera lo hacen en términos de imagen en el exterior, y sin embargo, son grandes consumidores de recursos públicos.

Una política municipal eficaz en este ámbito exige, en primer lugar, utilizar recursos y equipos profesionales para analizar en profundidad la posición comparativa y competitiva que ocupa la ciudad en relación con los principales factores que inciden en las decisiones de localización de las empresas inversoras de capital extranjero. Entender la posición competitiva del territorio es un paso necesario para la construcción, en segundo término, de una propuesta de valor diferenciada del mismo.

A partir de aquí, los responsables de promocionar la ciudad como destino de inversiones estarán en disposición de establecer prioridades, y planificar y desarrollar un plan de acción para atraer inversión.

Es indudable que las ciudades líderes del futuro serán aquellas capaces de crear gravedad en un territorio para atraer y hacer crecer a las empresas, las existentes, las que surjan desde dentro y las que provengan de fuera. Por eso es importante abordar la tarea de promocionar un territorio urbano como destino de inversión extranjera desde una perspectiva profesional y estructurada, dotando a los equipos municipales tanto de las herramientas de inteligencia de negocio como de gestión operativa que la hagan posible.

Rafael Myro es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid y Marian Scheifler es socia directora de la consultora SIfdi

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