El tamaño como guía para fondos de inversión
Los megafondos que replican índices cobran menos comisiones, y los gestionados de forma activa son adecuados en mercados poco líquidos
Es aplicable el refrán “burro grande ande o no ande” al mundo de los fondos de inversión, donde conviven algunos de gigantescos patrimonios junto a pequeños y exclusivos? Si es complicado elegir entre los miles de opciones que se ofrecen, el tamaño es otra variable a tener en cuenta. Un dato que estará sometido a conseguir una mayor rentabilidad, a pagar menos comisiones y a permitir comprar y vender con facilidad (liquidez).
La dimensión del fondo es una clave más para seleccionar este producto. Félix López, director de Atl Capital Gestión, apunta que la mejor rentabilidad relativa se suele obtener al principio, cuando aún no es muy grande. “Además del empeño en hacerlo bien para hacerse un hueco en el mercado, en este periodo ofrecen una mayor flexibilidad y el abanico de oportunidades para invertir es mucho más amplio”.
Dado el perfil conservador del inversor español, los llamados megafondos no son especialmente rentables porque apenas asumen riesgos. El más grande de todos es el Quality Inversión Conservadora de BBVA, con casi 11.000 millones de euros de patrimonio; seguido por otro del banco llamado Quality Inversión Moderada, que supera los 6.000 millones. El Bankia Soy Así Cauto o el Santander Moderado rebasan los 3.000 millones. Sabadell Prudente, Caixabank Ahorro también están entre los grandes. Apenas hay pérdidas entre ellos pero, en tiempos de tipos bajos, las ganancias se expresan con decimales.
En la lista de los grandes fondos españoles también se cuelan gestoras independientes como Bestinver (grupo Acciona) con su Bestifond, cercano a los 2.000 millones de euros de patrimonio y otras gestoras de nuevo cuño que comenzaron como pequeñas boutiques de fondos y hoy se han convertido en grandes.
Frédéric Dupuy, director de inversiones de Finanbest, abre una nueva puerta a la selección de estos productos por tamaño, dependiendo de si hacen una gestión activa o una pasiva, limitada a replicar índices. “Los de gestión pasiva los comercializan grandes gestoras internacionales como BlackRock, Vanguard o Amundi y, además de tener unas comisiones más bajas, está demostrado que suelen ofrecer una rentabilidad superior a los gestionados de forma activa”. Dupuy cree que los fondos boutique tienen más sentido para la inversión activa y, en general, son más caros y no se justifican por una rentabilidad mayor: “Pagar más por ellos no tiene sentido, únicamente para mercados menos líquidos como el private equity o Bolsas pequeñas como Tailandia, por ejemplo”.
El experto establece una salvedad: los fondos de renta fija, que los prefiere activos, normalmente más pequeños que los pasivos. “Si compramos fondos de gestión activa de bonos, no es tanto por lograr mayor rentabilidad como porque son menos arriesgados que los ligados a índices”, dice.
Pendientes de la liquidez
Uno de los recientes caballos de batalla de los fondos de inversión es la liquidez, es decir, la facilidad con la que hacer y deshacer las posiciones. Tras los casos de inversores atrapados en fondos como LF Woodford Equity Income Fund, gestionado por Neil Woodford, el gestor más famoso de Reino Unido, y el de la gestora francesa Natixis y su unidad de fondos H2O Asset Management, han saltado las alarmas. Pero no hay consenso en si el riesgo de iliquidez crece en un fondo grande o en uno pequeño.
Un tema que preocupa mucho a los supervisores que preparan normativas sobre test de estrés para los fondos europeos a la vuelta del verano. Aquí subyace el temor futuro a un estallido de la burbuja de la deuda pública debido a los tipos negativos que ofrece en numerosas emisiones. En el momento —se supone que lejano— que Europa revierta la tendencia de tipos de interés llegarán fuertes pérdidas a los bonos y no se harán esperar salidas rápidas de estos fondos que pueden poner en cuestión la capacidad para devolver el dinero a los partícipes.
Para el experto en selección de estos productos José María Luna, “la gran ventaja de los pequeños es su flexibilidad para entrar y salir de los mercados y, además, buscar oportunidades donde los megafondos tienen más dificultades para operar. La desventaja es la menor liquidez y muchas veces, al separarse en exceso de un índice de referencia les lleva a persistir, en caso de equivocación, en sus malos resultados”, indica. Pero Félix López apunta más a los activos donde invierten. “En el proceso de selección nos fijamos mucho en lo que invierte respecto a su liquidez. Por ejemplo, un fondo de pequeñas compañías con un patrimonio de 5.000 millones de euros es grandísimo. Si estás en uno que opera con futuros de activos muy líquidos como el bund alemán o el índice S&P 500 estadounidense no tienes que preocuparte cuando se deshagan posiciones”.
También hay que tener en cuenta las comisiones. Además del menor coste en los de gestión pasiva, tampoco existe una diferenciación clara por el tamaño. Influye en mayor medida el activo en el que invierten. Los fondos de Bolsa suelen contar con comisiones más elevadas que los de renta fija o monetarios. Es más frecuente ver el cobro de comisiones de acuerdo a resultados entre los fondos más pequeños.
Más allá del tamaño
Isabel Sánchez, analista de Arquia Profim Banca Privada, considera que “al final, la calidad de la gestión no va a depender tanto del tamaño sino del proceso; un proceso que debe estar basado en una metodología probada, transparente y consistente y, por supuesto, en un equipo humano que cuente con una experiencia y una calidad demostrada”. Y apunta las cinco grandes diferencias ente los megafondos y los fondos boutique:
1 .Para invertir en fondos de acciones o de bonos de países emergentes es mejor que se opte por productos de mayores dimensiones, donde la capacidad y la experiencia in situ de las grandes gestoras son un añadido (muchas de ellas cuentan con oficinas en los principales centros financieros de estos mercados).
2. Los fondos boutique son una opción muy interesante a la hora de elegir producto. Si se busca cierta especialización en determinados nichos de mercado, áreas o tipo de activos. Por ejemplo, los fondos que invierten en pequeñas compañías donde el tamaño puede convertirse en un hándicap a la hora de poder adquirir acciones.
3. Otra diferencia entre el megafondo y un fondo gestionado por una boutique es el carácter independiente que caracteriza a esta última. Y es habitual que sus gestores inviertan buena parte de su patrimonio en sus propios fondos de inversión. Están arriesgando su propio dinero y, en algunos casos, el de familiares y amigos que los han apoyado en sus comienzos como boutique.
4. Los megafondos suelen contar con más restricciones a la hora de desmarcarse del mercado, para no destacar sobre los índices, especialmente en situaciones de mercados bajistas.
5. Los megafondos suelen trabajar de forma colegiada; aunque haya un cabeza visible, lo habitual es que exista un equipo importante detrás formado por gestores y analistas, incluso con el apoyo de macroeconomistas. Por el contrario, en los fondos de pequeñas boutiques la gestión suelen ser más personalistas, aunque la tendencia actual pasa por evitar la figura del gestor estrella y trabajar más en equipo.
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