La confianza del inversor español mejora
La subida de la Bolsa insufla ánimos a los ahorradores españoles, según el índice de JP Morgan AM
El ánimo del inversor español es tan volátil como el precio del bitcoin. Su miedo o su euforia es tan procíclica que le lleva a entrar en el mercado cuando gran parte del potencial se ha consumido y a esperar demasiado antes de plegar velas cuando las cotizaciones se hunden por aquello de no querer reconocer las minusvalías acumuladas.
Valores defensivos
EE UU ha pulverizado el récord y su economía vive la mayor fase expansiva de su historia. Sin embargo, hay numeroso ruido de fondo, sobre todo el que viene desde el lado político, que impide celebrar esta efeméride. “Si bien es poco probable que los aranceles en sí mismos resulten devastadores para este periodo de crecimiento, sus consecuencias indirectas sobre la inversión corporativa sí plantean un riesgo de mayor envergadura”, señala Karen Ward, economista jefe para Europa de JP Morgan AM.
Ante tal contexto, la Reserva Federal, según Ward, se enfrenta a la enorme presión de rebajar los tipos y garantizar que “el espectáculo estadounidense siga en las carteleras de aquí hasta las elecciones presidenciales del próximo año”. En su opinión, aunque tal medida podría respaldar la actividad en cierta medida, tanto la economía americana como los beneficios corporativos irán “ralentizándose a medida que los efectos de la rebaja fiscal se desvanezcan”.
Europa, según JP Morgan AM, es la región que parece ser más vulnerable a las repercusiones de la guerra comercial. “Históricamente”, dice Ward, los inversores han tendido a beneficiarse de las estrategias de reducción de riesgo en las carteras en los finales del ciclo, “pero dado el excepcionalmente confuso panorama actual —y el hecho de que los bancos centrales no hayan normalizado los tipos en esta ocasión—, no está tan claro que los bonos nacionales y la liquidez vayan a cumplir la función que desempeñaban para los inversores europeos”. En consecuencia, para esta experta es razonable “mantener una asignación defensiva en renta variable mientras se buscan alternativas (fondos macro y activos reales) que proporcionen a las carteras un posible colchón”.
Este particular ritmo pendular de las decisiones de inversión al albur de lo que haga a corto plazo la Bolsa se vuelve a demostrar con los datos de la Encuesta de Confianza del Inversor que elabora JP Morgan Asset Management. En el primer trimestre del año el miedo se había apoderado de los ahorradores españoles, que tenían aún en la retina el fuerte varapalo que sufrió la renta variable en el tramo final de 2018. Eso se tradujo en una fuerte caída del índice de confianza de la gestora de fondos estadounidense, que estuvo a punto de entrar en terreno negativo. En lo que va de 2019, sin embargo, el mercado se ha recuperado. De hecho, el Ibex 35 acumula desde enero un rebote próximo al 8%%. ¿Y qué ha pasado? Que los inversores han vuelto a recobrar la fe en las acciones como activo de inversión. En concreto, el índice de confianza —que se elabora a partir de las respuestas sobre qué hará la Bolsa en el siguiente semestre— ha subido de 0,3 a 0,83 puntos.
Apetito por el riesgo
El mayor apetito por el riesgo de los ahorradores también se refleja cuando contestan a la pregunta de qué es lo que más valoran cuando toman la decisión de invertir. El grupo de los miedosos —aseguran que priman no perder dinero— retrocede casi cinco puntos en el segundo trimestre del año, quedándose en el 41,8% del total. Por su parte, el número de osados —su objetivo es lograr la máxima rentabilidad— crece y ya supone el 26,3% de la muestra. También aumenta el grupo de los tibios —están dispuestos a sacrificar parte de la rentabilidad potencial a cambio de cierta seguridad—, que pasa del 29,3% al 31,9%.
Los tipos de interés son un factor clave a la hora de confeccionar una cartera de inversión. Los bancos centrales siguen manteniendo el precio del dinero en niveles ultrabajos, dejando en papel mojado su hoja de ruta que apuntaba una normalización monetaria, y eso condiciona los productos en los que invertirán los españoles en los próximos seis meses. Aunque los depósitos y las cuentas corrientes siguen siendo la opción mayoritaria de los ciudadanos (43,2% de los consultados comprará uno de estos productos a corto y medio plazo), su peso va perdiendo fuerza debido a que las rentabilidades que ofrecen son mínimas y llevan al ahorrador a perder poder adquisitivo al no ser capaces de batir a la inflación. En cambio crece, aunque de forma modesta, la intención en activos que incorporan algo más de riesgo, como los fondos de inversión, el inmobiliario, la renta fija o la renta variable.
La Bolsa europea se mantiene un trimestre más como la opción favorita por su potencial de revalorización entre aquellos que aseguran que comprarán acciones. Eso sí, el mercado español ha recortado de forma notable las distancias en este trimestre como destino prioritario de las inversiones. Otro factor destacado de la presente oleada de la encuesta es el sorpasso de la renta variable asiática sobre la estadounidense, que cae al cuarto lugar. Los inversores que creen “probable” o “muy probable” que la Bolsa suba en el próximo semestre citan como principal argumento que la “situación económica y financiera está mejorando”.
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