¿Puede ser la construcción un sector sostenible?
Las exigencias de la UE en eficiencia y sostenibilidad, la incorporación de nuevas tecnologías y la imparable concentración de población en áreas urbanas marcan la transformación del sector.
Para la Unión Europea, el actual modelo productivo tiene los días contados. El gran reto de su Plan de Acción de la Economía Circular es maximizar el valor de los materiales y recursos durante el mayor tiempo posible, devolviéndolos al ciclo de vida mediante su transformación o reciclaje y minimizando así la generación de residuos. Con ello, la Comisión Europea prevé un ahorro de 600.000 millones de euros en materias primas por parte de la industria y la creación de 580.000 nuevos puestos de trabajo.
En este contexto, el sector de la construcción es un ámbito prioritario de trabajo, tanto para la UE como para España, que también ha diseñado su propia Estrategia de Economía Circular, aún en fase de borrador. La construcción, según este documento, “genera el 40% de los residuos –varios puntos por encima de la media de la UE– y emite el 35% de los gases de efecto invernadero”. Y aunque su peso en el PIB ha mermado hasta el 5,8% (llegó a ser del 10,4% antes de la crisis) representa una de las locomotoras del crecimiento económico.
Bases de la nueva arquitectura
“La sostenibilidad, la industrialización y la innovación deben ser las banderas de la nueva arquitectura”, sostiene Francisco Javier Méndez, director del Gabinete Técnico del Colegio de Aparejadores de Madrid. Industrializar procedimientos es una de las grandes aspiraciones del sector de la construcción. “La idea de poder fabricar a medida de cualquier necesidad que se tenga es una meta que la tecnología puede ayudarnos a alcanzar, por lo que parece más que sensato abandonar la actual economía lineal basada en fabricar, usar y tirar”, indica Méndez.
Sin embargo, este sector, tradicionalmente reacio a la innovación, parte en franca desventaja en la carrera de la economía circular. “La construcción es una industria por volumen de capital y por su importancia, pero no por productividad. En este sector no se podía hacer una réplica exacta de nuestro producto a escala real, a diferencia de otros sectores”, afirma Iván Gómez Rodríguez, arquitecto técnico y director de Visual Technology Lab, empresa proveedora de nuevas tecnologías en edificación. “Pero ya hay herramientas para ello. La Construcción 4.0 es un concepto que permitirá espacios más inteligentes gracias al Internet de las Cosas; el big data facilitará una gestión masiva de datos y la metodología BIM (Building Information Modelling) nos aporta una réplica digital exacta antes de construir. Esta gran base de datos digital tendrá dos interfaces de salida: la realidad virtual y la realidad aumentada”, añade Gómez.
Un sector más sostenible
La economía circular aplicada a la construcción, apoyada en una progresiva industrialización del sector, reduciría drásticamente, por ejemplo, la ingente cantidad de desechos sólidos generados por esta actividad. La Directiva Marco de Residuos de la UE establece el objetivo de reciclar el 70% de los desechos de construcción y demolición en 2020. Un reto nada fácil. “Una de las mayores dificultades a la hora de reciclar y reutilizar estos residuos es la falta de confianza en la calidad de los materiales reciclados”, admite el protocolo europeo de Gestión de Residuos de Construcción y Demolición. Según un reciente informe de la Comisión Europea, “en promedio, los materiales reciclados solo suponen el 12% de la demanda de materiales en la UE”.
La búsqueda de la sostenibilidad y la eficiencia energética es otro duro combate que libra el sector de la construcción, actualmente en plena transformación, en este nuevo modelo de economía. Los edificios, según cifras de la UE, absorben hasta un 40% de la demanda de energía primaria, con el consiguiente porcentaje de emisiones de CO2 a la atmósfera. Según Javier Méndez, “la exigencia de edificios nuevos de consumo energético casi nulo a partir del 31 de diciembre de 2020, tal y como establece la Directiva 2010/31/UE, impulsará un salto cualitativo que ya no tendrá vuelta atrás. Esta búsqueda de la eficiencia ya no se puede enfocar exclusivamente a la fase de uso del edificio, sino a todo su ciclo de vida: construcción, uso y demolición”. El reto de la eficiencia energética comprende desde el diseño del edificio hasta los materiales empleados, pasando por el aprovechamiento de los recursos naturales como la luz solar, el viento o el calor del suelo. En estos edificios, el consumo energético debe proceder, en su mayor parte, de fuentes de energía renovable generadas in situ.
Por ello, la investigación en nuevos materiales constructivos o el redescubrimiento de algunos tradicionales (madera, por ejemplo) va a tener una gran importancia, pues reemplazarán progresivamente a las materias primas que consumen mucha energía
El nuevo urbanismo y un observatorio pionero
A medio plazo, el sector de la edificación deberá tener en cuenta una realidad urbanística trascendental. Actualmente, un 40% de los 47 millones de habitantes que tiene España reside en 63 municipios que superan los 100.000 vecinos. Para 2035, la previsión de Naciones Unidas es que un 33% de los españoles viva repartido entre cinco ciudades, incluyendo sus periferias metropolitanas: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Zaragoza. Todo ello configura un agitado panorama de transformaciones radicales en la construcción y en los técnicos que la llevan a la práctica. El Colegio de Aparejadores de Madrid, por ejemplo, ha abierto recientemente un servicio pionero, denominado Digital Construction Hub, con vocación de ser punto de encuentro y espacio de reflexión y soluciones para esta nueva era de la edificación. Los técnicos están convencidos de que la digitalización de los procedimientos, la incorporación de nuevas tecnologías y la progresiva industrialización cambiará radicalmente el sector tal y como hoy lo conocemos.