_
_
_
_
_

¿Por qué no hay una, sino tres elecciones europeas en España el 26 de mayo?

La coincidencia de los comicios continentales, autonómicos y municipales dobla la responsabilidad de los partidos al afrontarlos como un todo en el que la UE debería estar presente de forma transversal

El candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, es el único que incluye en su programa un capítulo sobre política europea. / EP
El candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, es el único que incluye en su programa un capítulo sobre política europea. / EP

Que las elecciones europeas, autonómicas (en doce comunidades) y municipales tengan lugar el mismo día no es sólo una feliz coincidencia de calendario, sino también una excelente oportunidad para que la ciudadanía y los responsables políticos tomen conciencia de que nuestra democracia es un sistema en el que todos sus niveles se complementan como parte de un todo y en el que las elecciones generales no son ni las únicas ni necesariamente las más relevantes, por mucho que lo parezcan. Para ello, debería quedar clara la idea de que todas las elecciones son europeas y no únicamente las que enviarán a los diputados españoles al Parlamento de Estrasburgo.

Las generales conforman un Congreso que elegirá a un presidente que será miembro del Consejo Europeo y cuyo Gobierno conformará con sus ministros respectivos y los de los socios comunitarios cada una de las diferentes formaciones del Consejo de la UE, siendo ambas instituciones una de las dos ramas del poder legislativo y también parte del poder ejecutivo de la Unión. Además, el Congreso será el encargado de trasponer a la legislación española las directivas aprobadas por el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo. Y recordando, sin ánimo de ser exhaustivos, que el presidente del Gobierno sugerirá al de la Comisión Europea -al que previamente habrá designado como candidato a serlo en el Consejo Europeo- la propuesta del candidato español para formar parte del Colegio de Comisarios (mientras este incluya necesariamente un nacional de cada estado miembro).

Por su lado, el principio de subsidiariedad vigente en la UE y la distribución de competencias establecida por la Constitución Española otorgan a las regiones un papel creciente en la Unión. Muchas de las directivas -trasposición nacional mediante- y reglamentos aprobados en Bruselas tendrán que ser aplicados por las comunidades autónomas, de forma que su legislación y actos jurídicos deberán respetar escrupulosamente la ‘ley’ europea. Tomemos el ejemplo del medio ambiente para darnos cuenta de la importancia de esta cadena de toma de decisiones.

Además, la política de cohesión económica, social y territorial (que se lleva buena parte de presupuesto de la UE) está protagonizada por las regiones, todas las cuales, a su vez, en el caso español tienen escaño en el Comité de las Regiones. Añadamos que tanto ese Comité como el Senado (que tiene miembros designados por los parlamentos autonómicos) pueden jugar sus cartas ante el Tribunal de Justicia de la UE haciendo uso o instando a hacer uso de la legitimación activa ante el mismo para presentar recursos. Dicho todo esto dejando otras cuestiones en el tintero por falta de espacio.

Finalmente, los municipios terminan llevando a la práctica ‘leyes’ europeas que inciden directamente en la vida cotidiana de la ciudadanía con ordenanzas y decisiones que también tienen que ajustarse a la legislación comunitaria, previamente traducida por el Congreso de los Diputados y los parlamentos autonómicos o aplicada directamente. Volvamos al medio ambiente (como podríamos referirnos igualmente a la política de protección de los consumidores) para acordarnos de los niveles de contaminación del aire fijados por la UE o la incidencia que directivas como la de impacto ambiental pueden tener en la política municipal, incluyendo los planes de ordenación urbana. Y ello sin olvidar que las ciudades y los pueblos también se benefician de la política de cohesión y de la vertiente cohesiva de la Política Agrícola Común y forman parte junto con las comunidades autónomas de nuestro país del Comité de las Regiones (España está representada en el mismo por cinco ayuntamientos).

Resulta poco comprensible que haya partidos que han obviado olímpicamente los asuntos europeos en sus programas autonómicos y municipales

Por eso resulta poco comprensible que a la hora de presentar al electorado programas autonómicos y municipales haya partidos que han obviado olímpicamente los asuntos europeos en los mismos. Si, por ejemplo, tomamos el caso de la región capital de España, la Comunidad de Madrid, de los grandes partidos únicamente el PSOE y su candidato, Ángel Gabilondo, han incluido en su programa un capítulo dedicado a la política europea que aplicarían de formar Gobierno.

Lamentablemente, tanto por legislación como por la diferencia de duración de los respectivos mandatos, hacer coincidir el mismo día las elecciones generales, europeas, autonómicas y municipales es imposible. Pero eso no disminuye ni justifica, sino que dobla la responsabilidad de los partidos a la hora de afrontarlas como un todo en el que la UE debería estar presente de forma transversal porque así es la realidad del ordenamiento jurídico del que nos hemos dotado los Estados miembros de la Unión y la realidad cotidiana de su ciudadanía.

* Carlos Carnero es director gerente de la Fundación Alternativas y ex eurodiputado

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_