Videojuegos con pasaporte
El estudio mallorquín Xaloc, con cinco años de vida, lanza ‘Super Kickers League’ y entra en el catálogo de Nintendo
Se mudaron hace nada a los que ellos llaman “el Silicon Valley mallorquín”. Su nombre real es Parc Bit, un vivero de empresas a las afueras de Palma. Entre bloques de hormigón y tramos de césped con señales que orientan al visitante se concentran algunos emprendedores de la isla. Entre ellos, los seis trabajadores de Xaloc Studios, unos “desarrolladores de videojuegos” que acaban de culminar su segunda creación: Super Kickers League. Con cinco años de vida y unos medios ajustados, la propuesta ha alcanzado un objetivo impensable: formar parte del catálogo de la consola Nintendo Switch.
Un ascenso a la primera división del sector. Joan Pons, de 37 años, lidera esta compañía que fundó en 2014 en Inglaterra. “Vivía en Nottingham como freelance y hablé con Sergio [Morillo, socio y programador], que estaba en Londres y hacía efectos especiales”, rememora. La unión fructificó con Nebula Realms, el juego que aúpa a la compañía. “No nos hicimos ricos, pero servía para continuar”, concede Pons. Gracias a las ventas y el mantenimiento, Xaloc factura unos 300.000 euros anuales. Lo que necesita para cubrir gastos de oficina, plantilla y nuevos proyectos. “Ahora tendríamos que vender 30.000 copias de Super Kickers League para que nos sea rentable”, suspira.
De las islas británicas dieron el salto a Mallorca. Encontraron un conjunto de profesionales para preparar este “pintoresco” videojuego basado en un campeonato de fútbol con 10 equipos, cinco escenarios y varios niveles de dificultad e imagen (hasta ‘retro’): Super Kickers League, que es un pasatiempo para todos los públicos.
Entre todos fueron eligiendo los nombres de cada formación y las habilidades de sus jugadores. “Cada uno tiene un poder especial”, comenta Chema Vilchez, programador. “He hecho cinco o seis productos de este tipo y creo que es el mejor”, añade este joven de 34 años con experiencia en varias empresas del gremio. El resto de integrantes de Xaloc Studios asiente. Ni Tomeu Mulet, ilustrador y animador, ni José Enrique González, artista 3D, ni el informático Enrique Albir separan las pupilas de los monitores. Apenas conversan: están enfrascados en las fórmulas para que nada falle y todo luzca lo mejor posible.
Así han llegado a esta exigente categoría. “Para entrar en la lista de Nintendo tienes que mandar una propuesta de juego”, explica Pons, “y te suelen dar el visto bueno”. Tuvieron que comenzar con un diseño “muy conceptual” de los personajes y escenarios. Después fueron dando la forma final y ultimando los detalles para lanzarlo al público. El proceso ha durado 17 meses. Falta por ver el recibimiento.
“Queríamos que tuviera mucha calidad, que estuviera cuidado”, aseguran. “El punto diferenciador es que carece de referencias reales. No hay árbitros, ni reglas: solo goles”, describen y definen su creación como “fútbol fantasía”. “Esperamos un impacto positivo”, sonríe Pons. Quizás sea la lanzadera de Xaloc.
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