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El Parlamento Europeo aprueba el mecanismo para controlar la inversión extranjera en sectores clave

La Comisión someterá a vigilancia infraestructuras y sectores estratégicos, como defensa o medios de comunicación

Lluís Pellicer
Imagen del peno de la Eurocámara en Estrasburgo.
Imagen del peno de la Eurocámara en Estrasburgo. PATRICK SEEGER (EFE)

El Parlamento Europeo aprobó este jueves la creación del mecanismo para someter a control la inversión extranjera en sectores estratégicos de los países de la UE. Ante la amenaza que supone la irrupción de capital público chino en el continente, la Eurocámara ha dado luz verde a que Bruselas pueda poner en marcha un sistema de vigilancia sobre adquisiciones de empresas de infraestructuras, defensa, energía, medios de comunicación o almacenamiento de datos. La Comisión podrá elaborar dictámenes sobre esas operaciones, aunque las capitales tendrán la última palabra.

La creación de esa herramienta ha sido adoptada por la Cámara por 500 votos a favor, 49 en contra y 56 abstenciones. Tras su aprobación, se prevé que el Consejo dé el último visto bueno el próximo 5 de marzo. Ahora solo 14 países miembros tienen una herramienta para someter a escrutinio las inversiones extranjeras, aunque la mayoría de esos sistemas son muy limitados

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Ese mecanismo fija tres vías y plazos determinados para que Bruselas emita un dictamen sobre una inversión que realice un país de fuera de la UE. La primera procede del propio país donde esta realiza: un Estado comunica una operación de envergadura, su monto, la estructura societaria de la compañía y los socios que podrían verse afectados. En este caso, la Comisión emitirá un dictamen y, si un tercio de los países perjudicados lo pide, otro más.

La segunda fórmula de intervención se prevé en caso de que el país que recibe la inversión no dice nada. Si un Estado que se cree afectado lo pide, el ejecutivo comunitario podrá valorarla. Y la última vía es la actuación de oficio en caso de programas de interés para la Unión o en los que pueden verse involucrados fondos europeos. Las capitales tendrán siempre la última palabra, pero fuentes parlamentarias sostienen: "No podrán decir que no están avisados". Además, estas mismas fuentes también recalcan el efecto disuasorio que puede tener para un inversor una opinión desfavorable de Bruselas.

El mecanismo, que deberá estar listo en 18 meses, llega en momento en el que la inversión china está en el centro del debate comunitario. Francia y Alemania temen que la entrada de capital de ese país pueda suponer una transferencia tecnológica de Europa a Asia o bien que empresas respaldadas por capital público chino se queden con infraestructuras “clave” que afecten “la seguridad o el orden público”, según reza el texto aprobado.

Sectores de especial vigilancia

Alemania, de hecho, tuvo que vetar la compra de la biotecnológica Aixtron y ha aprobado un mecanismo que le permite bloquear adquiciones de incluso el 10% del capital de empresas clave. "La Europa que protege es una relidad. Este mecanismo es un paso concreto contra las amenazas a nuestras industrias, tecnologías e intereses estratégicos", aseguró Franck Proust (Partido Popular), el diputado que negoció el texto.

Tras el veto de Bruselas de la fusión de Simens y Alstom, que querían alumbrar un gigante ferroviario, la comisaria de Competencia Margrethe Vestager ya indicó que los socios de la UE podían valerse de ese instrumento para proteger sus infraestructuras estratégicas. Pero también llega en un momento en el que la Comisión ha expresado su inquietud por la actividad en Europa de la compañía de telefonía Huawei. La comisaria de Comercio, Cecilia Malstrom, afirmó que la “legislación es totalmente neutra y no discrimina”, aunque admitió que “nadie se le escapa” que existe “una cuestión respecto a China”.

El Parlamento Europeo fue más allá de la Comisión al ampliar lo que considera sectores de especial vigilancia. Entre estos estarán la energía, el transporte, las finanzas, las tecnologías, las empresas defensa o la biotecnología. Sin embargo, los recelos de varios países hacia la expansión mediática rusa hizo que varios diputados de Europa del Este pidieran también la inclusión de los medios de comunicación o el almacenaje de datos, como avanzó EL PAÍS.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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