Euro, 20 años no es nada
El 31 de diciembre de 1998 el Banco Central Europeo publicó su primer cambio oficial del euro y nacía uno de los pilares de los padres fundadores del proyecto europeo
El 31 de diciembre de 1998 el Banco Central Europeo publicó su primer cambio oficial del euro y nacía uno de los pilares de los padres fundadores del proyecto europeo. Alemania competía con el norte de Italia y su potente industria cada cierto tiempo se veía favorecida por las devaluaciones competitivas del Gobierno transalpino. Pero esa volatilidad del tipo de cambio se traducía en mayores tipos de interés, menor acumulación de capital, menor productividad y menores salarios y renta por habitante a largo plazo que los alemanes o los franceses.
Aquel día los mercados de divisas y la prensa anglosajona se sorprendieron de que el BCE cotizara dólares por un euro, algo que solo la libra esterlina hacía en el mundo. Además, empezó a cotizar en 1,16 dólares, por lo tanto la divisa estadounidense valía menos que el euro. Desde entonces, el dólar sigue siendo la moneda de reserva, aunque el 20% de las reservas del mundo está en euros. China mantiene el control de capitales y eso dificulta que el yuan desempeñe esta función.
Muchos ciudadanos y Gobiernos europeos culpan al euro de la Gran Recesión. Pero en 2008 todos los países del mundo entraron en crisis, independientemente de su divisa. El euro actuó como moneda refugio, se apreció hasta 1,4 dólares, y los tipos de interés bajaron al 0% evitando otra gran depresión a todos los europeos. La Gran Recesión fue una crisis de sobreendeudamiento y se habría producido con euro o sin euro.
Algunos Gobiernos, por ejemplo el italiano, culpan al euro del bajo crecimiento, el elevado desempleo o el sobreendeudamiento. Italia ya era un país con bajo potencial de crecimiento, con escaso atractivo para invertir e innovar y con problemas para adaptarse a la era de la tecnología global.
Históricamente, las monedas únicas nacían a la vez que los procesos de unificación. Europa se construye con países soberanos bajo el principio de subsidiaridad, donde los Estados miembros tienen más poder que el centro. Estados Unidos aniquiló prácticamente a todos los pobladores originales y tuvo una guerra civil para tener una moneda única.
El proyecto europeo es un modelo del siglo XX. El problema es que la Gran Recesión dejó en evidencia los problemas institucionales en la creación del euro. Y desde entonces Europa va retrasada en la revolución tecnológica. Con diferentes idiomas y regulación de mercados de trabajos y de capitales, no es un área monetaria óptima. Para compensarlo, los economistas recomendamos una política fiscal común, un seguro de depósitos y de desempleo único.
La historia nos enseña que las uniones monetarias han fracaso principalmente por problemas de gobernanza. La crisis griega y su desastrosa gestión acabó provocando una segunda recesión y tasas de paro en máximos históricos en 2013 en la mayoría de países. El resultado ha sido la pérdida de auctoritas de los Gobiernos e instituciones europeas. Y la gobernanza es susceptible de empeorar tras las próximas elecciones europeas de mayo. A todos nos interesa celebrar el 40º cumpleaños del euro en 2039. Si se desintegrara el euro se produciría otra gran depresión mundial.
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