_
_
_
_

Lantania aprovecha las cenizas de Isolux

La compañía heredera de activos de la constructora pilotada por cuatro exdirectivos relanza la división de obras

María Fernández
Tramo Colunga-Caravia de la Autovía del Cantábrico, donde ha trabajado Lantania. 
Tramo Colunga-Caravia de la Autovía del Cantábrico, donde ha trabajado Lantania. 

Al grupo Isolux le pasó factura la crisis. Una minuta de 5.695 millones en deudas, según el informe de la administración concursal publicado en el verano del 2017, tras la suspensión de pagos de Isolux Corsán (la matriz) y de seis filiales. El grupo de ingeniería y construcción, con una buena parte de su negocio en España, no supo reaccionar a la crisis y tampoco encontró un gran inversor que la rescatase. Los seis miembros del consejo, empezando por el presidente, Nemesio Fernández-Cuesta, presentaron su dimisión, y la empresa quedó en manos de la banca acreedora. Hasta que, en tiempo de descuento y camino de la liquidación, cuatro exdirectivos de la firma decidieron presentar una oferta por las unidades de construcción, agua y energía.

Uno de ellos, Federico Ávila, el actual presidente de la compañía resultante, Lantania, era entonces director general de Isolux y recuerda en sus actuales oficinas alquiladas del paseo de la Castellana (Madrid) la tensión de aquellos días. "Presentamos una oferta el 3 noviembre de 2017 y el 22 nos comunicaron que era la mejor. Un mes después se produjo la compraventa, que se haría efectiva solo con el auto judicial del levantamiento del concurso. Asumíamos desde el 1 de enero los salarios de la plantilla pero el auto no llegó hasta el 6 de marzo", cuenta Federico Ávila, ingeniero de Telecomunicación que se embarcó en el proyecto junto a José Alberto Carrasco; Andrés Álvarez y Luis Corrales. El concurso había sido muy complicado, con 257 sociedades en 60 países y una estructura que no estaba pensada para vacas flacas. "No había forma de cortar el negocio en mercados que iban mal", recuerda. Pero tras comprar las tres divisiones a un precio que no desvela, las cosas con Lantania no arrancaron mejor. "Al crear una nueva empresa te das cuenta de lo que no tienes, como registros de industria, estándares de calidad (ISO)... para poder optar a una obra pública nos tuvimos que volver a inscribir en el registro de contratistas del Estado, y eso requería de auditorías de solvencia, de medios técnicos, etcétera".

Se marcaron un plan a dos años con varias líneas de acción. La primera estaba centrada en restaurar la actividad en las obras, que Ávila define como un camión de fruta: "Hoy valen dinero, pero si no se entregan dentro de dos semanas no valen nada y dentro de un mes generan un problema, porque se pudren". Debían actuar rápido para recuperar el ritmo. "Una constructora es una suma de obras y un equipo corporativo. Una parte de lo que se va cobrando hay que reinvertirlo, tuvimos que empezar a andar". Y al mismo tiempo negociar con la banca. Cerraron un préstamo sindicado con el Santander, Caixabank y Bankia y heredaron una cartera de obras en curso de 210 millones, todas en España.

Amplia cartera

En cartera tienen encargos del tren de alta velocidad, dos proyectos viarios en Andalucía, varias acciones relacionadas con el agua, como una presa en Huesca, la ampliación del hospital de Guadalajara y 90 viviendas para la sociedad de activos inmobiliarios Altamira, así como otros proyectos de electrificación ferroviaria para Adif. Pueden respirar, de momento, tras superar el primer ejercicio con unos 40 millones de facturación. "Nos sigue dando miedo porque nos estamos jugando la vida los que estamos aquí a nivel personal y profesional, pero creemos en el proyecto, conocemos el equipo humano". Ávila contrapone esta etapa a sus últimos días en Isolux. "No podías ni sonreír por el pasillo aunque estuvieses de buen humor. Un equipo de ofertas trabajaba sabiendo que no las podía entregar porque no tenía líneas de avales... fue una situación muy complicada".

Los ahora emprendedores y antes exdirectivos llevan un equipo de 160 personas que han estado, de media, más de 22 años en el sector. "Creemos que este es un buen momento. Ojalá se empiece a reactivar el mercado, hemos presentado ofertas por casi 500 millones en cuatro obras para Adif". Lo último que han hecho es presentar un plan estratégico de 2019 a 2022, que incluye inversiones de 11 millones y el propósito de alcanzar una facturación de 145 en el último ejercicio. Reducción de costes, mejoras de calidad, menos tiempo de desarrollo de los proyectos, salida al exterior... Confían en que la nueva ley de contratación pública mejore el sector cerrando el paso a las bajas temerarias que se veían tras la crisis y que llevaron a que muchas adjudicaciones no se construyesen. "La meta aspiracional es estar en el top 10 de las constructoras en España", sueña el presidente de Lantania. Han logrado cerrar con beneficio operativo de seis millones de euros y una deuda por debajo de los 20 millones. "El balance es tremendamente saneado, con activos por valor de 70 millones y vencimientos de deuda a largo plazo la mayor parte. Nos hemos quedado con la parte de sistemas, estamos sobrecapacitados para el volumen, pero nos permite crecer sin tener que invertir en sistemas y maquinaria. Residencial no es nuestro core bussines, donde aportarmos valor es en obras de mayor complejidad".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_