“No soy partidario del Internet de las cosas en la selección de personal”
Sarma avisa de que en el mundo de los negocios lo más importante no es el producto sino la experiencia del consumidor
Para Sanjay Sarma, profesor de ingeniería mecánica y primer vicepresidente de aprendizaje abierto del Massachusetts Institute of Technology, MIT, (Cambridge), Amazon lo tuvo claro. Se adueñó de la experiencia de la lectura, aliado con la tecnología, para vender “otra forma de leer”. Un cambio absolutamente revolucionario que él llama “inversión” y que modifica el paradigma de los negocios de un plumazo. Y avisa a navegantes: con el Internet de las cosas (IoT) las marcas han de pensar qué necesidad quieren satisfacer, más allá de un producto.
Pregunta. ¿Qué aconseja a las empresas para implementar este cambio?
Respuesta. Entramos en un nuevo reino donde la respuesta ya no es el producto, si no la experiencia, debido a la capacidad sorprendente que nos aporta la tecnología. Yo les aconsejo plantearse ¿qué necesidad estamos satisfaciendo? Uber descubrió que la gente no quiere comprar coche, sino trasladarse. Si tienes una firma de colchones estás en el negocio de proporcionar descanso y buenos sueños, entonces estudia cómo te puede ayudar la conectividad.
P. ¿Es por eso que usted habla de inversión y de un nuevo lenguaje de diseño?
R. La tecnología nos aportan un nuevo lenguaje de diseño. Las compañías han de emplear este nuevo vocabulario para escribir sus nuevas narrativas en función de las necesidades de los clientes.
P. ¿Cómo se enmarcan esas necesidades en el IoT?
R. El IoT lo cambia todo y nos abre a un mundo apasionante. Nos da la posibilidad de diseñar nuevos negocios para los que necesitamos ese nuevo lenguaje con el que las marcas han de empezar a familiarizarse si quieren avanzar. Comenzar a trabajar conociendo el lenguaje tecnológico que nos hiperconecta es un paso clave.
P. ¿Qué rasgos tienen los nuevos negocios?
R. Combinan el ingenio con la tecnología para dar soluciones innovadoras. Un ejemplo es Kiva Robotics en el sector de logística. Un alumno del MIT diseñó un sistema que, combinando datos e inteligencia artificial en la nube, hizo posible que en un almacén, los dependientes no tuvieran que desplazarse a por los productos sino que las estanterías eran las que se movían. La compañía la compró Amazon por 775 millones.
P. Con los empleos que desaparecen, ¿quién va a mantener el Estado del bienestar?
R. Se habla mucho sobre si los robots han de pagar impuestos y no es el enfoque porque el sistema financiero cambiará también. En EE UU tenemos impuestos sobre la gasolina, pero si todos los vehículos van a ser eléctricos, habrá que cambiar la perspectiva y aplicar tasas directamente al sistema de carreteras.
P. Desde esa robotización que se dibuja imparable, ¿cómo ven en el MIT el futuro del mercado de trabajo?
R. Hay muchas incógnitas, entre ellas si los empleos desaparecerán y si los robots ocuparán el lugar de los humanos o habrá una colaboración entre ambos. Lo que es seguro es que el cambio se produce para adaptarnos a un futuro que se escribe desde la inteligencia artificial, los datos y los robots. Y en el que el ser humano tiene más tiempo para innovar, diseñar y crear y no perder el día en tareas que pueden resolver las máquinas.
P. ¿Qué habilidades son necesarias en este nuevo contexto?
R. La capacidad para tomar decisiones y el manejo de datos serán imprescindibles. Ser flexible, aprender cosas nuevas y, sobre, todo aprender a aprender y adaptarse a los cambios. El entorno laboral avanza hacia un modelo basado en la autonomía. El mundo necesitará que los ciudadanos se conviertan en los consejeros delegados de su propia vida y sean capaces de dar respuesta a todos los eslabones de su negocio.
P. ¿Cómo ve la relación entre el IoT y el desarrollo laboral, sobre todo en el área de recursos humanos?
R. El IoT cambia el perfil laboral, el cual debe de adaptarse al nuevo idioma que incorpora la tecnología. Necesitamos enseñar a la gente a hablar ese idioma y a pensar de esa manera. No soy un gran fan de incorporar IoT en los departamentos de recursos humanos porque podría evaluarse a los trabajadores con las medidas equivocadas y deshumanizar el puesto de trabajo.
P. Elon Musk, fundador de Tesla, es partidario de controlar la inteligencia artificial por sus “altos riesgos”. ¿Qué opina?
R. No creo en esa versión dramática de que los robots vayan a hacerse con el mundo. Pero es verdad que debemos pensar en los aspectos legales y éticos ligados a la inteligencia artificial. Por ejemplo, si un vehículo de conducción robótica está a punto de tener un accidente y tiene que tomar una decisión entre impactar contra un anciano o un niño, ¿cuáles serán las reglas? Ningún gobierno está preparándose para esta revolución porque viven varios años atrás. Es un tema de incapacidad.
P. ¿Incapacidad de los políticos o la que se produce por la velocidad en los avances tecnológicos?
R. De ambos. La rapidez con la que avanzamos supone exponencialmente un riesgo, lo que unido a que los políticos desconocen la tecnología en profundidad nos lleva a pedir que las empresas, instituciones y universidades se involucren en este cambio que se avecina y que nos exige estar preparados.
P. ¿Por qué automatizar el mundo? ¿Seremos más felices?
R. Los seres humanos somos de naturaleza derrochadora (electricidad, agua…). Debemos de emplear la automatización para racionalizar el consumo. ¿Seremos más felices? No se… puedo contarle que la semana pasada mi amazon echo [altavoz inteligente] me recomendó que me llevase un paraguas al salir de casa y, le aseguro, que cuando se puso a llover sí que sentí la felicidad de haberlo llevado.
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