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El empresario Pérez Dolset exige 500 millones a ING por daños en su empresa

El directivo cree que el banco provocó el concurso de acreedores de Zed porque le denunció por soborno y blanqueo de capitales

Íñigo de Barrón
Javier Pérez Dolset, fundador de la empresa tecnológica Zed.
Javier Pérez Dolset, fundador de la empresa tecnológica Zed. Alvaro Garcia

El empresario Javier Pérez Dolset, fundador de la tecnológica Zed, ha presentado una denuncia en Ámsterdam contra ING, que ha sido admitida, en la que le exige 500 millones y que deje de operar como banco. Dolset le acusa de forzar el concurso de acreedores de Zed al reclamar el préstamo otorgado como represalia por haber denunciado que blanqueaba capitales con socios rusos. ING acaba de admitir a la Fiscalía de Holanda que blanqueaba capitales y pagó una multa de 775 millones.

Pese a su juventud, la trayectoria empresarial de Javier Pérez Dolset, (Jaén, 1969), es larga, aunque también convulsa, porque las relaciones con sus socios no siempre han sido fáciles. En 1993 puso en marcha, junto a su hermano, el primer proveedor de acceso a Internet y portal de España, de la mano de Telefónica, que luego se convertiría en Terra.

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A partir de ahí desarrolló empresas innovadoras de videojuegos y otras que trabajaban la conexión de Internet al móvil. Así llegó hasta 2013, cuando su firma Zed, “se convierte en la empresa número 1 del mundo en servicio de datos para móviles, con oficinas en 80 países ventas por encima de los 430 millones de euros”, según recuerda Pérez Dolset, que aún controla el 37% de la empresa matriz. Aquel año, siempre según su versión, entró en contacto con ING, que le pidió que trasladara su sede a Ámsterdam para facilitar la financiación y que incorpore como accionistas al grupo ruso Alfa en la matriz Zed+. ING lideró el crédito sindicado de 120 millones con el que se financiaría la expansión.

“En octubre de 2014, Zed descubrió que los socios rusos, avalados por ING, habían realizado operaciones que incluían el pago de grandes sobornos a funcionarios de Uzbekistán y Rusia, incluido el hijo del ministro de Interior”, afirma Pérez Dolset. Hasta en nueve ocasiones, dice, Zed puso en conocimiento de ING estas operaciones, “pero el banco, en lugar de ponerlo en conocimiento de los supervisores, como le obliga la ley, lo ignoró”, afirma. Incluso, acusa a la entidad de “encubrir” a los socios rusos. Al detectarlo, Javier Pérez puso una denuncia ante la fiscalía de Ámsterdam. “Sin embargo, la retiré tras recibir amenazas de directivos de ING que me dijeron que hundirían la compañía. Además, el grupo Alfa sobornó al árbitro de la corte holandesa, Peter Wakkaie, como ha quedado demostrado”, acusa.

Dossier de Planeta y prisión

En 2014, lejos de buscar una solución, dice que ING “forzó el concurso de acreedores”, —en el que continúa— “al cancelar la financiación de Zed, asfixiarla y obstaculizar cualquier posibilidad de rescate, desacreditando a los directivos mientras permitía transacciones corruptas desde Rusia y obstaculizaba la investigación de las autoridades”.

La situación se complicó en junio de 2017 “cuando Luis Elías, secretario del consejo de Planeta” —empresa que controla el 15% de las acciones— “entregó un dossier contra mí y el resto de directivos, en el que se decía que habíamos evadido 101 millones a Panamá. El juez ordenó mi ingreso en prisión por tres semanas, hasta que demostramos que todo era falso, como ha reconocido el juez”, se defiende el directivo. ¿Quién hizo ese dossier? Pérez Dolset no tiene pruebas, pero apunta que Planeta intentó comprar la compañía en alianza con los rusos de Alfa, dueños del 18% de las acciones. “Era un dossier bueno, con gran apariencia de realidad, pero completamente falso. Estos documentos no son fáciles de hacer”, insiste.

En agosto, el empresario y otros directivos pusieron una denuncia contra ING en Holanda, en la que le reclamaron 500 millones por los daños al grupo. Han decidido acudir al Banco de España para solicitarle que no le permita mantener sus actividades bancarias.

Precisamente, en paralelo, el 3 de septiembre pasado, la fiscalía holandesa multó con 775 millones a ING, porque quedó probado que, entre 2010 y 2016, los clientes de la entidad “pudieron lavar cientos de millones de euros porque nadie les supervisaba”. Pérez Dolset pide parte del dinero de esa multa, cerca de 200 millones. “Han aceptado todas nuestras acusaciones que han negado durante cuatro años. Les vamos a exigir el repago de la deuda y que levanten el concurso de acreedores porque supone el 98% de la masa”, dice Pérez.

“Han admitido lavado dinero de los sobornos a la hija del presidente de Uzbekistán, Guinara Karimova, entre otros”. A la denuncia de agosto, han incorporado los cargos de pertenencia a organización criminal en Holanda, España y EE UU, fraude, estafa, intimidación, chantaje, acoso a testigos, ocultación de pruebas y obstrucción a la justicia.

ING no quiso ayer hacer declaraciones a preguntas de este periódico y dijo que la multa de la semana pasada por blanqueo de capitales se refería a problemas en Holanda, “por lo que no tiene nada que ver con las operaciones bancarias de ING en España”. Pérez Dolset admite que sus peticiones económicas son negociables. “Pero no voy a admitir que se mantenga oculto el nombre de la persona que ordenó fabricar el dossier contra nosotros. Peor que el daño económico ha sido el de reputación personal y familiar. Me parece imperdonable”, zanja.

Zed, un proveedor de servicios digitales

La debacle en que se sumió Zed en 2014 ha supuesto "la pérdida del 60% del negocio y de la plantilla, que era de 2.000 personas", explica Javier Pérez Dolset. En estos momentos, siguen funcionando las divisiones de Rusia, "que están fuera de nuestro control", así como las de América Latina, Europa, África y el sudeste asiático, aunque mermadas por el problema económico.

Zed, nombre comprado a Telia Sonera en 2003 por ser un dominio atractivo de tres letras, se fundó en 1997 "y se ha expandido combinando el crecimiento orgánico y las compras", dice su fundador. Sin embargo, algunos expertos consultados cren que pecó de ambición expansiva en un momento de crisis, disparando el endeudamiento.

Según las cifras no oficiales, en 2017 tuvo ventas por 87,2 millones y u ebitda de 12,3 millones. Para este año, las previsiones elevaban las ventas a 125,5 millones y un ebitda de 18,3 millones. "Estas cifras no incluyen ni Rusia ni Europa del Este, a la que se sigue sin poder acceder", advierte Dolset.

La clave de los servicios y soluciones de Zed "se basa en nuestro motor que convierte los datos del usuario en publicidad y transacciones", dice Zed.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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