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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Tenemos ministerio, ¿tendremos industria?

El objetivo ha de ser que el sector represente al menos el 20% del PIB, el reto que nos marca Europa

Rafael Ricoy

Tenemos Ministerio de Industria. Esta es, de momento, la buena noticia. Las empresas y las asociaciones sectoriales hemos venido reclamando un mayor protagonismo del sector industrial en la agenda gubernamental. La asignación explícita de una cartera ministerial puede entenderse como una prometedora señal de la importancia que se le quiere otorgar como imprescindible dinamizador de nuestra economía y motor de nuestra competitividad. Durante la reciente comparecencia de la ministra en el Congreso, hemos empezado a conocer algunas de las líneas maestras que guiarán su actuación. En concreto, seguir trabajando en el Marco Estratégico de la España Industrial 2030, perseguir un Pacto por la Industria y recuperar el peso de este sector de manera que represente el 20% de nuestro PIB, como nos marca Europa —que, además, también afronta el renacimiento de su industria—. Nuestra gran baza es no dejar pasar ese tren.

Deberemos además vertebrar ese crecimiento. Al equipo de Reyes Maroto, con la ayuda de los agentes del sector, le corresponde el diseño de una verdadera agenda nacional de desarrollo industrial. Una estrategia integral capaz de determinar, principalmente, qué sectores son prioritarios a nivel nacional y autonómico. Contemplando, por un lado, aquellos que han destacado por su efecto arrastre sobre otros sectores; y por otro, los que tienen un verdadero potencial de futuro.Esa agenda debe incluir, ineludiblemente, la necesaria modernización de nuestro sector. De acuerdo con un reciente estudio de PwC, el 68% de las compañías españolas está en un nivel de digitalización medio o bajo, y el 80% de los ingresos de nuestras empresas industriales procede de productos y servicios tradicionales. Debemos abordar seriamente la financiación, la formación, la colaboración público-privada, la innovación (tecnológica y de procesos) y, de manera más específica, el desarrollo de la Inteligencia Artificial y del Internet de las Cosas. Es decir, ser parte de la Industria 4.0 que está transformando la producción, el empleo, los ciclos de producto y, en definitiva, los sistemas económicos en todo el mundo.

Además del anhelado pacto de Estado, será necesaria la colaboración activa de todos los agentes

Para abordar ese desafío, será fundamental ayudar a nuestras empresas industriales a crecer. Nuestro PIB podría incrementarse en un 7,5% si tuvieran el tamaño medio de las alemanas o las británicas. Y, sobre todo, las empresas españolas podrían aprovechar economías de escala, acceder con más garantías a la financiación, invertir más en I+D o salir con más determinación a los mercados internacionales. Para ello serían recomendables medidas que no penalicen el crecimiento de las empresas, tanto en facturación como en número de empleados, así como promover proyectos de consolidación empresarial, concentrando actividades en sectores y zonas geográficas estratégicas.

No se terminan aquí los deberes del nuevo Ministerio. Los incentivos a la eficiencia energética, la economía circular o la reducción de procesos burocráticos y cargas administrativas, serán capítulos importantes a incluir en esa mencionada agenda. Y un aspecto muy sensible, en el que deberá aunar esfuerzos con otros ministerios y entidades, es la formación y habilidades que van a necesitar nuestros jóvenes. En España se pueden crear entre dos y tres millones de empleos en los próximos diez años, pero el 90% tendrán un alto componente tecnológico o estarán relacionados con materias técnicas. Si queremos un sector industrial competitivo, las empresas necesitaremos encontrar a esos profesionales.

Los primeros gestos son significativos, pero como dijo William Shakespeare, “la acción es elocuencia”. La industria es el cimiento de las economías sólidas, el sector más activo en innovación y el más estable ante los ciclos económicos. Por lo tanto, necesitamos una política industrial que merezca tal nombre. Al refundado Ministerio de Industria le corresponde una misión trascendental, pero no podemos pedirle que la afronte solo. Además del anhelado pacto de Estado, será necesaria la colaboración activa de todos los agentes. Tenemos mucho que ganar en España si, además de Ministerio, tenemos Industria.

Antonio Moreno es presidente de Alstom España y de la Comisión de Industria de la Cámara de Comercio de España.

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