La desaparición de un fontanero destapa una red de tráfico de cocaína en una remota zona de Granada
Francisco Jesús P. S. murió a tiros tras perdérsele la pista cuando iba a trabajar en la reforma de una casa-cueva del líder de la banda, el pasado septiembre


La desaparición de un hombre en septiembre del año pasado ha permitido, seis meses después, determinar que no fue por voluntad propia sino que se le perdió la pista tras morir asesinado, y que, además, los asesinos formaban parte de una banda de tráfico de cocaína que operaba en la zona norte de la provincia de Granada. Su cadáver fue hallado este domingo enterrado en la sierra de Almaciles, a 100 kilómetros del último lugar donde se lo había visto, tras venirse abajo uno de los detenidos en la Operación Almonta, que ha desmantelado la trama, con 10 detenciones, y ha desvelado la triste suerte de Francisco Jesús , de 39 años, natural de Caniles. Su autopsia ha determinado que murió por arma de fuego.
En el territorio que transcurre en una línea de algo más de 40 kilómetros entre las localidades de la Puebla de Don Fadrique, Huéscar y Galera se ha desarrollado los últimos meses la investigación. El coronel Javier Arteaga, responsable de la Guardia Civil en Granada, ha informado de los cargos que penden sobre la decena de arrestados: pertenencia a organización criminal dedicada al tráfico de droga (en los diez casos), blanqueo (cinco casos) y asesinato (tres). Todos ellos están ya en prisión.
🔵📢Buenas a todos LLEVA DESAPARECIDO DOS DIAS , si alguien lo ha visto o sabe algo póngase en contacto con la guardia civil o conocidos Su última ubicación fue en Castillejar. 📢 COMPARTE 📢
Publicada por Miguel Perez en Martes, 10 de sep. de 2024
La pista de Francisco Jesús, a quien sus conocidos llamaban Paco, se pierde el 10 de septiembre en su pueblo, Castilléjar, una localidad de 1.288 habitantes entre Baza y Huéscar. El 10 de septiembre del año pasado, en un barranco de difícil acceso, apareció la furgoneta que conducía el desaparecido, con los rótulos “fontanería” y “electricidad”, dos de los oficios con los que se ganaba la vida. Pero dentro no había nadie. Los agentes, ha explicado Arteaga, no hallaron “rastros de sangre”, pero sí “cartuchos y vainas, es decir, casquillos de armas de fuego”. Que no hubiera signos de violencia llevó a pensar inicialmente que el hombre podía seguir vivo.
La investigación se orientó entonces a intentar reconstruir las horas previas a su desaparición. Los agentes se remontaron a las que con probabilidad fueron las últimas horas con vida del hombre, el 9 de septiembre, cuando fue visto tomando el desayuno en un restaurante de Huéscar junto a quien luego se ha demostrado que era el líder de la banda de narcos, y que tenía su base de operaciones en Alicante. Este hombre es, según ha explicado el investigador responsable, el principal sospechoso del asesinato.

Las pesquisas han determinado que el día de su desaparición Paco iba a hacer un trabajo a una casa-cueva, un tipo de vivienda habitual en esa parte de la geografía andaluza, que pertenecía precisamente al cabecilla y supuesto asesino. También se ha logrado averiguar que en el crimen, por arma de fuego, participaron varias personas, una de ellas detenida por ese motivo a finales en diciembre, aunque no ha trascendido hasta ahora.
Según el relato del coronel Arteaga de este martes, “el líder ordena asesinar a uno de los miembros de la organización criminal, porque temen que sea el eslabón más débil” y que fuera el que cantase —el que confesase— llegado el momento. Para evitar la represalia, la Guardia Civil decidió detenerlo, “a pesar de poner en riesgo la investigación”. El oficial de la Guardia Civil ha destacado que, ingresando en prisión, se salvaguardó su vida, “que era lo principal en ese momento”.
Pero, además de por la detención, los miembros de la banda ya sospechaban que estaban siendo investigados, porque varios de ellos habían sido interrogados por los agentes, que encontraron contradicciones en sus relatos, y eso los llevó a poner aún más el foco sobre ellos. Así se concluyó que eran responsables de una trama que distribuía cocaína en la zona norte de la provincia de Granada.
La parte final de la investigación se aceleró el jueves pasado, tras el hallazgo de droga en el doble fondo de un vehículo procedente de Alicante. Lo conducía un miembro de la banda, tras cuyo arresto se procedió a registros en tres pueblos —Huéscar, Galera, y Puebla de Don Fadrique—, en los que fue encontrado un kilo de cocaína, material para manipular la droga y una escopeta de cañones. En esta fase final se ha arrestado a nueve personas, dos de la banda alicantina proveedora de material, y el resto de Granada. Según el capitán Miguel Ángel López, jefe de la Unidad Orgánica de Policía Judicial y agente responsable de la investigación, en los interrogatorios uno de ellos “cede, se derrumba y decide llevarnos hasta el lugar” en el que supuestamente estaba enterrado Paco. Y en lugar, en la pedanía de Almaciles, casi en la provincia de Murcia y a más de 100 kilómetros del barranco donde había aparecido la furgoneta, este fin de semana ha sido desenterrado su cadáver, entre campos de secano.
López ha explicado que sabían “cómo, pero no porqué” murió Paco y también ha asegurado tener comprobado que el asesino y el asesinado “se conocían” y, que la víctima “estaba trabajando en la reforma de una cueva de ahora detenido”. Los detenidos están a disposición del juzgado único de Huéscar, que les tomará declaración en los próximos días.
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