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Los empresarios se suman a la transición de López Obrador tras su abrumadora victoria

Ambas partes dejan atrás los desencuentros de la campaña electoral y escenifican el nuevo clima de "entendimiento y confianza"

Castañón y López Obrador, este miércoles.
Ignacio Fariza

Nadie quiere quedar fuera del nuevo ecosistema político mexicano; menos aún el sector empresarial. El futuro presidente, Andrés Manuel López Obrador, y el jefe de la patronal mexicana, Juan Pablo Castañón, escenificaron este miércoles un nuevo clima de “entendimiento y confianza” tras la aplastante victoria del primero en las elecciones del pasado domingo. Después de una campaña electoral marcada por los desencuentros -aunque matizados en el tramo final, cuando la victoria del candidato de Morena era inexorable- ambas partes han enterrado este miércoles el hacha de guerra que exhibieron durante semanas en un encuentro celebrado en un céntrico hotel de la Ciudad de México, que concluyó con una rueda de prensa conjunta marcada por las sonrisas y las buenas palabras.

Las rencillas quedaron definitivamente atrás. Ambas partes son conscientes de que se necesitan mutuamente en esta nueva etapa: López Obrador no puede acometer su promesa de una “cuarta transformación” de México sin el sector productivo y el empresariado, sabedor de que quien se mueve no sale en la foto, ha reconducido a marchas forzadas su relación con el futuro presidente. “Fue una reunión muy cordial, muy buena, de coordinación para trabajar conjuntamente”, ha subrayado el futuro jefe de Estado y de Gobierno de la segunda mayor economía de América Latina. “Quiero expresar mi satisfacción por la actitud del sector empresarial y agradecerles su actitud responsable y de confianza mutua”.

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Como ya hiciera en su primer discurso como presidente electo, el domingo por la noche, López Obrador ha incidido en que la “transformación de México” será “por el camino de la concordia”. A su lado, Castañón asentía con una sonrisa en el rostro: la música, de momento, suena bien a ambas partes. “No se va a imponer nada, vamos a argumentar y a convencer. Aun cuando nuestro movimiento tiene la mayoría, no se va a actuar de manera prepotente: nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho. Vamos a actuar con mucha responsabilidad: queremos transformar al país en un ambiente de libertades plenas”, ha subrayado el líder de Morena. “Estamos en un tiempo de reconciliación y de unidad nacional”.

“Como empresarios, sabedores de las instituciones que hemos ido forjando, somos conscientes de que necesitamos un Gobierno sólido y fuerte”, ha complementado Castañón, titular del Consejo Coordinador Empresarial (CCE). “Y la actitud ha sido de confianza, de certidumbre, de serenidad, de trabajo en conjunto y de visión de futuro. Es una gran oportunidad poder trabajar con su equipo de trabajo [en el periodo de transición]”. Ambas partes se han comprometido a desarrollar conjuntamente un modelo de formación dual destinado a los jóvenes -una de las principales preocupaciones del programa electoral del líder de Morena-, un programa de mejoras para las pequeñas y medianas empresarias y mecanismos específicos para “dar prioridad” a la inversión en el sur del país, la zona que concentra los Estados más pobres del país norteamericano.

En la primera reunión con empresarios desde que López Obrador es presidente electo no se abordó, en cambio, uno de los temas que más han hecho saltar chispas entre ambas partes a lo largo de toda la campaña: la construcción, ya en marcha, del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, al que el ya presidente electo se ha opuesto por tratarse de un “nido de corrupción”, así como por su emplazamiento -en el lecho del otrora lago de Texcoco- y su elevado coste. Sí han pactado, en cambio, la creación de equipos de trabajo para analizar “de inmediato” cuál es la mejor opción: si seguir con las obras en su esquema actual, concesionar la infraestructura -la opción más probable- o paralizar los trabajos para llevar el nuevo aeródromo a la base militar de Santa Lucía, como el político tabasqueño propuso inicialmente.

López Obrador acudió a la reunión acompañado por los futuros secretarios (ministros) de Hacienda -Carlos Urzúa- y Trabajo -Luis María Alcalde-, así como por quien ocupará el puesto de jefe de Gabinete -el también empresario Alfonso Romo-, mientras que por el lado del sector privado Castañón se rodeó de los principales representantes sectoriales: de la industria, del campo, de los servicios y del sector financiero, entre otros. Antes del cónclave, Romo había destacado que el objetivo de estas primeras acciones del líder de Morena ya como presidente electo es dar “mucha confianza” para que México se convierta en un “paraíso para la inversión”. Un nuevo guiño y el enésimo mensaje de tranquilidad para los grandes fondos de inversión, que han reaccionado positivamente tras los comicios del domingo.

"El discurso de López Obrador, tanto el día de la elección como hoy, ha sido muy conciliador. Lo recibimos con optimismo", apunta el presidente del Consejo Mexicano de Negocios y primer ejecutivo de Cinépolis, Alejandro Ramírez, en declaraciones a EL PAÍS. "Vemos muy positivo su idea de aumentar la inversión pública; es muy necesario y detonará más inversión privada". "Coincidimos con él en la responsabilidad de las empresas de generar empleos de calidad", agrega Daniel Baima, presidente de Constellation Brands en México, uno de los mayores inversores privados en el país norteamericano. "Ha sido una reunión muy sana y es una gran noticia que solo tres días después de las elecciones, el presidente electo haya abierto este espacio", completa Mónica Flores, presidenta de la American Chamber of Commerce en México.

Urzúa, por su parte, prometió en Televisa que en el próximo sexenio no habrá “movimientos abruptos” en el mercado de las gasolinas, cuyo precio se fijará en función de la inflación anual, y proyectó un desembolso de 35.000 millones de pesos (1.800 millones de dólares) para cumplir su compromiso de dar una pensión a todos los mayores y de 90.000 millones de pesos para el programa de empleo y estudio para jóvenes. La mano derecha de López Obrador en asuntos económicos auguró, asimismo, una mejora en el tipo de cambio del peso frente al dólar si se llega a un acuerdo para la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), abogó por la cooperación con el Gobierno de Enrique Peña Nieto -en funciones hasta el 1 de diciembre- en todo lo referente al diálogo trilateral con Estados Unidos y Canadá y auguró un crecimiento económico del 2,5% para el año que viene, ligeramente por encima de lo estimado por el actual Ejecutivo.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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