_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Instituciones débiles, comercio débil

Una pésima gobernanza genera volatilidad macroeconómica y disminuye el crecimiento del PIB

Maravillas Delgado

Con la crisis en Cataluña muchas empresas exportadoras decidieron cambiar su domicilio fiscal e incluso algunas localizaron parte de sus actividades en otras regiones españolas. En concreto, en el otoño de 2017 muchos empresarios interpretaron la declaración unilateral de independencia de Cataluña como una fuente de incertidumbre que podría tener consecuencias negativas para hacer negocios desde esta región. Entre ellas se encuentran el riesgo de una salida de la zona euro, con el consiguiente coste para exportar, o el aumento de la inseguridad y la criminalidad asociada con los enfrentamientos entre detractores y partidarios de la independencia. Pues bien, ¿qué nos dice la literatura económica al respecto? Los trabajos que investigan la relación entre la gobernanza –calidad de las instituciones– y el comercio internacional indican que una pésima gobernanza genera volatilidad macroeconómica y disminuye el crecimiento del PIB. Dado que el comercio internacional contribuye al crecimiento de la renta, es lógico intuir que las instituciones, como componente que viene determinado por la historia, también tengan efectos en el comercio internacional.

La importancia de las instituciones para el desarrollo económico ha sido extensamente investigada desde distintas disciplinas. Uno de los pioneros en departir de las teorías neoclásicas –según la cual las instituciones son eficientes– fue el laureado en economía Douglas North, quien a partir de 1980 centró su investigación en redefinir la relación entre economía e instituciones. North entendía por instituciones las regla formales (constituciones, leyes, derechos de propiedad) e informales (tabús, costumbres, tradiciones, códigos de conducta) que contribuyen a mantener la ley y el orden en una sociedad. En su investigaciones trató de explicar por qué los Estados producen reglas que no necesariamente estimulan el desarrollo y el crecimiento económico. En su libro Instituciones, Cambio Institucional y Desempeño Económico de 1990 con casi 3.000 citas en Google, describe la naturaleza e importancia del marco institucional y cómo su evolución dinámica es crucial para explicar el éxito o el fracaso económico de los países. También enfatiza el papel que juega la historia y los cambios institucionales en el desarrollo económico a largo plazo. Y aboga por la necesidad de integrar las ciencias sociales y promover las interacciones entre economía, psicología, ciencias políticas y sociología para entender y explicar el cambio institucional y sus implicaciones.

Con la emergencia de los movimientos populistas y deterioro de las instituciones en la última década, no cabe duda de que nos encontramos en un periodo de cambio radical en las instituciones democráticas y de que las teorías citadas cobran de nuevo actualidad. Volviendo al comercio internacional, hemos visto cómo tras la escalada proteccionista de Donald Trump, tanto la Unión Europea, como China e incluso Canadá –socio comercial de Estados Unidos en el Tratado de Libre Comercio Norteamericano– han respondido ya con medidas arancelarias para contrarrestar el efecto de los aranceles sobre el acero y el aluminio impuestos por Trump. Nos encontramos técnicamente en la primera fase de una guerra comercial con nefastas consecuencias para todos, como han destacado renombrados economistas como Paul Krugman. ¿Cómo ha sido posible que sociedades avanzadas, abiertas y democráticas hayan llegado a este punto? ¿Si estamos ante una crisis de las instituciones por qué no hemos sido capaces ni de predecir ni de evitar ni de mitigar o dar con una solución a dicha crisis? Mucho se ha escrito sobre las potenciales respuestas a estas preguntas. Como culpables se han citado la desigualdad económica (véase Branco Milanovich en este periódico), las migraciones, la disrupción que generan las nuevas tecnologías y/o la emergencia de China como fábrica del mundo con su competencia desleal con subsidios, bajos salarios, etcétera. Todos estos factores podrían calificarse como de corto plazo. Sin embargo, la dinámica de cambio en las instituciones que nos gobiernan y por las que se rigen las sociedades, son factores intrínsecos que interactúan con la historia, con la economía y con los cambios culturales. Dichas interacciones podrían ser la base de explicaciones más profundas a la realidad social de nuestro tiempo.

Volviendo a Douglas North, otra de sus aportaciones fue impulsar del análisis estadístico de datos para explicar la historia económica. Pues bien, utilizando métodos estadísticos, en un trabajo con Laura Márquez, publicado en la revista The World Economy hemos investigado cómo la calidad de las instituciones afecta a las exportaciones. En dicho trabajo se presentan los resultados obtenidos al estimar un modelo que explica el comercio internacional con una serie de factores, incluyendo la renta y la población de los países que comercian, las políticas comerciales de los países, y los indicadores de gobernabilidad por país para una muestra global. Entre dichos indicadores se encuentran seis dimensiones de gobernabilidad: voz y rendición de cuentas, estabilidad política y ausencia de violencia, efectividad gubernamental, calidad regulatoria, estado de derecho y control de la corrupción.

Estos indicadores, recopilados por el Banco Mundial y basados en cientos de variables, miden la percepción que tienen los ciudadanos de las instituciones formales de gobierno y han sido obtenidos de 32 fuentes diferentes. Los resultados del estudio indican que una mejora en el ranking en cada uno de los seis indicadores está asociada estadísticamente a un incremento en las exportaciones. No sólo es importante la calidad de las instituciones en el país exportador e importador, sino también la distancia institucional entre los países que comercian. En concreto, una menor distancia institucional –niveles de calidad institucional más parecidos– entre pares de países, dada su renta y sus políticas comerciales, está relacionado con un mayor comercio entre ellos. Una implicación no solo de este estudio, sino de otros en la misma línea, es que un prerrequisito para un buen clima de negocios y para fomentar el comercio es que las instituciones formales funcionen de forma eficiente y transparente. Resumiendo, no solo el proteccionismo es una amenaza para el comercio, también lo es el deterioro de las instituciones formales.

Inmaculada Martínez- Zardoso es catedrática de Economía en las universidades de Gotinga (Alemania) y Jaume I (Castellón)

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_