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El comisario Oettinger sugiere que los mercados enseñarán a los italianos “a no votar a los populistas”

Varios partidos de la Eurocámara piden la dimisión del vicepresidente de la Comisión

El comisario Gunther Oettinger. En vídeo, la respuesta de Salvini, líder de La Liga, a Oettinger.Vídeo: JOHN THYS (AFP) / REUTERS-QUALITY
Claudi Pérez

En marzo de 2011 tildó de "apocalipsis" la tragedia nuclear de Fukushima, en Japón. En plena crisis del euro, propuso que las banderas de los países endeudados fueran izadas a media asta delante de todos los edificios de la UE "como elemento disuasivo". A finales de 2016 se refirió a los chinos como "gente de ojos rasgados" y originó una tormenta diplomática entre el gigante asiático y la UE, con comentarios sexistas y homófobos durante una conferencia ante empresarios alemanes que fue grabada en vídeo y se hizo viral. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, premió al autor de todos esos comentarios, el conservador alemán Günther Oettinger, con una promoción de ascenso a vicepresidente del Ejecutivo europeo. Oettinger ha conseguido hoy el más difícil todavía: meter la pata hasta el garrón en medio de la crisis institucional italiana. "Espero que los mercados jueguen un papel en la campaña electoral y envíen una señal para no permitir que los populistas de izquierdas y derechas tengan responsabilidades de Gobierno", ha asegurado en una entrevista a la Deutsche Welle. Ante el revuelo que ha generado, ha terminado por pedir disculpas.

Juncker ha tardado apenas unas horas en reprenderle en público: "El destino de Italia no está en manos de los mercados financieros (...) Italia merece más respeto", ha dicho en un comunicado de una dureza que sugiere que Oettinger puede tener los días contados. El Ministerio de Exteriores alemán también ha desautorizado al comisario: "En asuntos de democracia nuestros amigos italianos no necesitan consejos", ha dicho el secretario de Estado para Europa, Michael Roth.

La transcripción inicial de esa entrevista que ha hecho circular la Deutsche Welle era aún más dura. Pero incluso con la segunda versión, algo más aguada, las declaraciones de Oettinger han provocado una tormenta política en Italia y en el Parlamento Europeo, donde varios grupos políticos han pedido su dimisión. Bruselas "no tiene vergüenza", ha exclamado el líder ultraderechista Matteo Salvini, líder de la Liga Norte. "Un comisario no puede decirles a los italianos que los mercados les enseñarán a votar lo correcto", ha subrayado en Twitter. El conservador Silvio Berlusconi ha calificado esa frase de "absurda e inaceptable". "Son palabras ofensivas y estúpidas", ha añadido el socialdemócrata Matteo Orfini. Los portavoces de la Comisión Europea han salido a desacreditar al comisario: "Son declaraciones poco pertinentes; la posición de la Comisión es que es Italia y son los italianos quienes tienen que decidir qué hacer".

Disculpa posterior

Ante el revuelo causado, Oettinger ha pedido disculpas. "Respeto completamente la voluntad de los votantes de izquierda, derecha o centro en todos los países. No quería ser irrespetuoso refiriéndome a los acontecimientos en los mercados en Italia. No quería ser irrespetuoso y pido perdón por ello", ha asegurado el responsable de Presupuestos de la Comisión Europea en un comunicado. "Italia ha jugado y juega un importante papel en la integración europea como socio fundador y espero que continúe en ese camino", ha añadido el alemán.

Los mercados llevan días castigando de lo lindo a Italia, tanto en las Bolsas —en particular a los bancos— como a las primas de riesgo. Las declaraciones de Oettinger son gasolina para los partidos antisistema, que llevan semanas criticando las presiones de Berlín, Bruselas y de los mercados sobre la política interna italiana. Las "amenazas" de Oettinger, concluye Salvini, muestran "el deseo de control y hegemonía de Alemania".

Exministro de Baden-Wurtemberg, vicepresidente de la Comisión con José Manuel Barroso y hombre fuerte de Angela Merkel y la CDU en Bruselas, Oettinger tiene fama de irascible. Es un halcón en temas fiscales. Ha tenido que disculparse —siempre con la boca pequeña— repetidamente por ser, según sus propias palabras, "franco y abierto". Ha cargado repetidamente contra varios de sus compañeros de gabinete, entre ellos el español Miguel Arias Cañete. Merkel nunca le ha afeado ese discurso: Juncker llegó a disculparle en público ("así es nuestro Oetti"). Pero esa última salida de tono, y no es la primera contra Italia, le puede salir muy cara.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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