Una nueva transición energética con distintos beneficiarios
En España las empresas eléctricas dominantes se han beneficiado de sucesivas transiciones energéticas, como la construcción de embalses hidroeléctricos, las centrales nucleares, o la introducción de competencia. En el primer caso el precio pagado por las concesiones hidráulicas obtenidas durante el franquismo fue y es muy inferior a su valor. El sobreendeudamiento nuclear forzó en 1984 un rescate del sector eléctrico que, aunque fue pagado por los consumidores, tuvo como beneficio colateral la nacionalización de la red y la explotación unificada. La competencia que se quiso implantar en 1997 se frustró al reducirse las 14 empresas existentes a 4, facilitando así que pudieran ejercer el poder de mercado de que disponen.
Además el ”despiste” de los reguladores que no revisaron en 2006 la remuneración de las hidráulicas y nucleares al pagarles los costes de transición a la competencia, les produjo un exceso de remuneraciones de más de 30.000 M € en el período 2007-2016. Las eléctricas no soportaron así costes de transición a la competencia, sino unos elevados sobre-beneficios que las convirtieron en objetos del deseo de otras empresas. La torpeza de Gobierno y Oposición en el manejo de ese asalto concluyó en que 3 de las 5 empresas existentes son ahora sucursales de otras eléctricas europeas.
Las energías eólica y solar ya no necesitan primas, pero sí que se eliminen las incertidumbres existentes
El caso paradigmático fue el de Endesa que al privatizarse perdió el rumbo y para defenderla de una opa de Gas Natural, la acabaron poniendo en manos de la eléctrica estatal italiana Enel. Está acabó pagando un precio doble del inicial, que incluía la desintermediación de Eon y Acciona, del que luego se desquitó despojando a Endesa de sus activos más rentables en América y haciéndoselos pagar a Endesa con un dividendo extraordinario. Esta operación estableció además un referencia de la remuneración necesaria para rentabilizar posteriores compras de Fenosa por Gas Natural y de Hidrocantábrico por EDP y de distintos fondos de inversión internacionales en GasNaturalFenosa, EON e Iberdrola Esa sobrerremuneración produjo un enorme déficit tarifario de 30.000 M€ que las empresas se adelantaron a cobrar cuándo, al empezarse a pensar en aplicar una razonable “quita”, forzaron al Estado a avalar su “titulización”. Por ello los españoles que acababan de amortizar el coste de la moratoria nuclear tuvieron que añadir a la hipoteca de su vivienda otra segunda hipoteca para amortizar dicho déficit tarifario.
Todos estos factores —y no los impuestos soportados— son los causantes del aumento de precios de la electricidad que viene lastrando la competitividad de las empresas y empeorando la vida en los hogares españoles. Ahora comienza una nueva era en la que las energías fósiles, sentenciadas por sus efectos sobre el clima y la salud, pueden ya ser sustituidas de forma competitiva por renovables para producir una electricidad que, a su vez, puede reemplazarlas en la movilidad, el trasporte y la climatización.
La conveniencia de esta transición a las renovables es todavía más evidente en un país como España sin recursos fósiles y con ventaja comparativa en tecnología y recursos solar y eólico. Además las renovables reducen las barreras de entradas hasta ahora existentes para producir electricidad, lo que posibilita que pueda existir, por fin, más competencia en el sector eléctrico. Ante el cambio que se avecina las grandes eléctricas ya se han adelantado a pedir más “beneficios caídos del cielo” del BOE, amenazando con el cierre de centrales fósiles y nucleares si el Gobierno no aprueba un aumento de su remuneración. El Ministerio no parece temer –y hace bien- al lobo del apagón, pero tiene además que atreverse a revisar globalmente una regulación que, no sólo no revela los costes incurridos, sino que supone un freno a las renovables.
Las energías eólica y solar ya no necesitan primas, pero sí que se eliminen las incertidumbres existentes y para ello el Gobierno tiene que establecer, aunque estemos en periodo pre-electoral, el mix de energías más conveniente para acelerar una transición a las renovables al mínimo coste. Así podrán financiarse grandes proyectos eólicos y fotovoltaicos hibridados y con almacenamiento, al igual que lo harán los autoconsumidores con una remuneración no punitiva.
Se abre el escenario de una nueva transición energética a las renovables pero las empresas dominantes que obtuvieron grandes beneficios en las anteriores no pueden seguir obteniéndolos ahora, porque se frenaría dicha transición y volverían a perjudicarse los consumidores.
Martín Gallego Málaga es ex secretario general de Energía.
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