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Clintu quiere barrer (mejor) para casa

La firma de limpieza ‘online’ crece en una actividad marcada por la precarización laboral

En el frenético mundo del siglo XXI el tiempo es cada vez un bien más preciado y más escaso. En economía todo bien escaso genera negocio. Eso es lo que supo ver a finales de 2014 Alex Espel, ingeniero químico y licenciado en Económicas. Tras unos años trabajando en una consultora multinacional en tierras africanas, regresó a España convencido de que lo suyo era el autoempleo. A pesar de no tener ninguna experiencia en Internet ni en el sector de la limpieza doméstica, decidió simplemente apostar por un negocio que resuelva un problema. "Cada vez tenemos menos tiempo cuando salimos de trabajar y hay menos gente que quiera dedicarlo a limpiar su casa. Por otro lado, es mucha la gente que busca empleo en la limpieza doméstica. ¿Por qué no facilitar que se encuentren?".

Con el enfoque claro, el soporte financiero y tecnológico lo buscó a través de socios como Ramón Puyol. La idea de Espel estaba muy lejos de ser novedosa. El mundo de las microtareas, como se denomina en la economía colaborativa a este tipo de plataformas que proponen la puesta en contacto de prestadores de servicios y demandantes, es inmenso. En 2015, cuando comenzó a rodar Clintu, el sector estaba dominado por Helping, una plataforma de origen alemán, y la española Eslife, entre otras como Help your Hero o Wayook. Alex Espel consideró que había hueco suficiente para un jugador más.

Cómo funciona

1. Todos los trabajadores reciben una valoración tras prestar cada servicio.

2. La disponibilidad de cada trabajador está actualizada online en tiempo real y se puede reservar el servicio.

3. La empresa sugiere un precio de 10 euros la hora, pero el usuario puede ofrecer una tarifa distinta.

4. El pago preferentemente se realiza por Internet con tarjeta y una vez finalizado el servicio.

5. El servicio se puede reservar cualquier día de la semana de 8.00 a 22.00. Se puede hacer desde cualquier dispositivo con una antelación mínima de seis horas.

6. La empresa se compromete a atender a los usuarios los siete días de la semana y a dar una respuesta en un plazo máximo de seis horas.

7. Clintu asegura tener una valoración media de los servicios de 4,7 sobre 5 y que 9 de cada 10 servicios son valorados con cinco estrellas.

"El potencial era y es enorme. En la mayoría de los casos, todavía se funciona como en el siglo XX, por recomendaciones de conocidos", comenta Espel. Hay más de 600.000 personas que prestan servicios para el hogar en España. Las plataformas de Internet como Clintu tratan de adaptar el negocio a las nuevas formas de relación de los nuevos tiempos. La "confianza" que te aseguraba el conocido se suple por un sistema de valoración de los servicios similar al utilizado a la hora de elegir un restaurante o un hotel. Si en la plataforma un limpiador tiene buenas valoraciones, será más demandado por los futuros clientes.

El primer reto que tuvo que superar Clintu fue ajustar el modelo de negocio. Muchas de las plataformas de microtareas que había en 2014 en España ofrecían múltiples servicios. "Nos dimos cuenta de que el que mucho abarca poco aprieta y decidimos concentrar los esfuerzos en un solo tipo de proveedores", explica Espel. Para diferenciarse de la competencia, el emprendedor se volcó en robustecer la base tecnológica. Querían conseguir que Clintu fuera la plataforma más rápida y efectiva para contratar limpiadores domésticos. Y la firma marcha. En los dos años y medio que llevan en el mercado han conseguido incrementos de clientes del 400% anual y están presentes en 27 provincias españolas. 300 limpiadores realizan unas 5.000 horas de servicio semanales y esperan cerrar 2017 con una facturación de 350.000 euros.

A pesar de estas cifras, sigue latente el gran desafío de surfear en la compleja realidad de su sector. En 2015, año que comenzó a funcionar Clintu, la plataforma que lideraba el sector, Helping, abandonó España. Al año siguiente otro de los grandes jugadores, Eslife, cerró después de que una inspección de trabajo le exigiera regularizar como empleados a todos los limpiadores que ofrecían sus servicios.

El conflicto es similar al que ahora está en los medios ligado a las empresas de reparto de comida. Espel insiste en diferenciar su caso. "En Clintu no cabe la relación contractual. La libertad para aceptar clientes, precio del servicio y horas trabajadas es total", explica. En esta plataforma es el cliente el que pone el precio que está dispuesto a pagar por el servicio y el profesional de la limpieza el que lo acepta o no en función de sus necesidades.

Aun así, "la espada de Damocles de una inspección de trabajo siempre está sobre este tipo de empresas", asegura José Luis Zimmerman, presidente de la Asociación Adigital, que agrupa a las principales empresas de Internet de España. Y los sindicatos insisten: "Este tipo de plataformas solo consiguen perpetuar la precarización de las trabajadoras del hogar". Desde 2012, el servicio de empleo en el hogar está regulado y exige, entre otras cosas, el alta en la Seguridad Social de quienes lo prestan, pero los trabajos en negro son todavía una inmensa realidad.

Conflictividad al día

Desde Clintu, donde se permite también el pago en efectivo de sus servicios, aseguran que "es responsabilidad del prestador, es decir, la persona que limpia, cumplir con sus responsabilidades legales". La plataforma lo que hace es facilitar el contacto con gestorías que los ayuden a ello. "En ningún caso podemos evitar que tras un primer contacto a través de nuestra plataforma ambos interesados quieran continuar la relación sin un contrato de por medio", comenta Espel.

Un riesgo de negocio es la principal fuente de conflicto en el sector. "El Parlamento Europeo en su informe The Situation of Workers in The Collaborative Economy ha dejado claro que las plataformas han venido a quedarse", asegura Zimmerman. Desde Bruselas y desde Adigital se propone como solución viable crear una nueva modalidad de relación laboral que manteniendo el concepto de autónomo se pueda ofrecer mayores coberturas a los trabajadores. "De lo contrario, las inversiones se irán a zonas donde las regulaciones son mucho más flexibles", advierte. Aunque tampoco al otro lado del Atlántico la situación es mucho mejor. En 2015, Homejoy, la pionera de los servicios de limpieza a domicilio de Silicon Valley, también cerró ante la incapacidad de atraer financiación debido a sus problemas con la legislación en varios Estados.

Mientras el temporal arrecia, Clintu ha apostado por reforzarse uniendo fuerzas con Help your Hero, otra de las grandes del sector, pero en este caso especializada en los servicios a empresas.

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