¿Cambiarán la sede social los bancos catalanes? Todo depende de los acontecimientos
La cotización y al nerviosismo de los clientes serán clave para que la decisión que tomen CaixaBank y Sabadell
La tensión por la crisis catalana ha sobrepasado las líneas previstas por los bancos catalanes. Tanto CaixaBank como el Sabadell han reconocido en público que tomarán las medidas necesarias para preservar los intereses de sus clientes y accionistas. En el mercado se entienden esas declaraciones como que, si se dispara la tensión social por la declaración de independencia, podrían llevar su sede fuera de Cataluña. Ambos bancos cuentan con planes precisos para mover la sede en horas y son conscientes de que, en ese escenario, perderían negocio.
El Sabadell y CaixaBank han perdido en conjunto casi 3.000 millones en Bolsa en solo tres días, como consecuencia de las dudas que tienen los inversores sobre la marcha de su negocio en Cataluña, tras la incertidumbre creada por la posible declaración de independencia. Esta situación se acompaña de la preocupación que han mostrado los clientes —de Cataluña y de fuera— por los depósitos en las oficinas de ambas entidades. Desde las cúpulas de los bancos se ha transmitido tranquilidad a los clientes y empleados, pero la situación no es fácil.
CaixaBank ha remitido una nota interna a su plantilla en la que asegura que todas las decisiones que tome serán para conseguir preservar los intereses de clientes, empleados y accionistas. Con motivo de la huelga del lunes, la entidad subrayó que respeta los derechos sindicales e insistió en que su único objetivo es proteger los intereses de estos tres colectivos y garantizar la integridad de los depósitos.
La marcha de la cotización y de los depósitos será uno de los termómetros que ayudará a valorar la decisión de ambos bancos sobre la sede. Pero hay otros elementos de presión —políticos y económicos—, porque son muchos los ojos que miran a las dos entidades, dentro y fuera de Cataluña, para ver lo que hacen.
José Luis Cortina, presidente de la consultora Neovantas, considera que ambas entidades "están analizando cada día la situación para ver qué hacen. Por el momento, se están asegurando de que todo funcione bien desde el punto operativo, pero está claro que tienen planes B por si acaso. Las dos entidades están a la expectativa de lo que se les indique desde el BCE y el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) para proteger los intereses de sus clientes, aunque creo que ambos preferirían quedarse en Cataluña".
Trasladar la sede, dicen dentro de estos bancos, puede verse como que se da por hecho la materialización de los planes independentistas de la Generalitat. Además, se transmitiría un mensaje claro a las agencias de calificación de riesgo, Moody’s, Standard& Poor’s y Fich: la gravedad de las situación política les ha llevado a tomar esa decisión. Probablemente se convertirían en noticia de máxima relevancia en la prensa económica internacional, “algo que sería negativo para España”, apunta un ejecutivo de uno de estos bancos. “Además, puede que otras empresas sigan nuestro camino, lo que sería un efecto dominó negativo para la economía catalana, pero también española”, añade. Pero no todos piensan igual. Entre algunos empresarios se cree que el cambio de sede de los bancos sería un golpe al independentismo porque le acercaría a la realidad de una difícil situación económica para el futuro. “CaixaBank es un emblema de Cataluña. Es como si se fuera el Barça. Además, tiene un grupo industrial con Abertis y Gas Natural”, dice un ejecutivo de la competencia. Por eso, en las propias entidades saben que si mueven la sede, sufrirán más el rechazo de los clientes catalanes; si no lo hacen, puede que el castigo llegue de fuera y ahí tienen su negocio principal.
Así lo reconoció el presidente del Sabadell, Josep Oliu, el martes por la noche en un acto en Oviedo. Oliu afirmó que siempre tomarán las “decisiones operativas con criterios económicos o regulatorios para potenciar el negocio del banco en el mercado principal, que es el español”. Y añadió: “Les puedo asegurar que el banco, si fuera necesario, tomaría las medidas suficientes y cuenta con los instrumentos adecuados para proteger los intereses de nuestros clientes en el marco de Unión Europea y del sistema de supervisión bancario europeo”.
La posible declaración de independencia y la hipotética aplicación del artículo 155 de la Constitución se toma como referencia clave para tomar una decisión. No obstante, también recuerdan que entre un hecho y otro puede pasar una semana. “Si en esos días se colapsa la economía todo se complicará mucho, con posibles reflejos en la Bolsa y las sucursales”. ¿Cuánto podrán aguantar? Nadie lo sabe.
“No hay nada decidido”
Fuentes oficiales de CaixaBank comentaron que “no hay ninguna decisión tomada” sobre la sede. “Cuando se produzca la declaración de independencia, si llega a hacerse, actuaremos. Siempre tomaremos las decisiones necesarias para defender a nuestros clientes, empleados y accionistas”, señalan.
El cambio de lugar de la sede es una baza que se guardan las entidades. No obstante, recuerdan que ninguno de los tres grandes bancos, BBVA, Santander y Bankia, tienen su sede en Madrid, ya que están en Bilbao, Santander y Valencia, respectivamente. Es posible que Sabadell y CaixaBank busquen capitales cercanas a Cataluña, como Palma de Mallorca. O al menos, mediterráneas. “Es una medida para hacer que el movimiento sea menos traumático”, dicen en estos bancos. Todas las fuentes coinciden en que el cambio material se puede hacer en un día porque los dos bancos han modificado sus estatutos para que lo pueda decidir el consejo de administración.
La tensión de las oficinas se vio reflejada en unas declaraciones del secretario general de CC OO en CaixaBank, Ricard Ruiz, que agradeció ayer una nota interna emitida a sus trabajadores que “se vive una situación muy complicada en el día a día en la relación con la clientela”. Y pidieron respaldo de la dirección a la plantilla. La tensión bancaria seguirá en paralelo a la política.
El problema del Fondo de Garantía y no depender del BCE
Los bancos catalanes consideran que una declaración unilateral de independencia “no supone ningún cambio” desde el punto de vista administrativo. “Si España, la Unión Europea y la ONU no reconocen a Cataluña, no será independiente a efectos legales”, apuntan fuentes de las entidades catalanas.
Sin embargo, admiten que es un salto al vacío que les coloca en una situación muy incómoda. “En teoría, si tenemos la sede fuera de la Unión Europea quedamos sin cobertura del Fondo de Garantía de Depósitos", que garantiza 100.000 euros por cuenta y titular. "Además, no podríamos obtener liquidez en el Banco Central Europeo, al margen de la máxima complicación que supondría un hipotético cambio de moneda, con una dudosa valoración en los mercados si la Cataluña independiente saliera del euro; son hipótesis demasiado ilógicas”, apunta un directivo catalán. Además, recuerda que se quedarían en un país, Cataluña, “que no tiene ni un artículo de legislación bancaria, ni un supervisor. Es impensable”.
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