Cinco errores graves (y comunes) a la hora de contratar un préstamo
Pedir financiación con información es clave para no sobreendeudarse
En España la puerta al crédito parece que se ha abierto de nuevo, al menos así lo reflejan los datos proporcionados por el Banco de España que muestran cómo en 2016 se concedieron 25.356 millones de euros en créditos al consumo a los hogares españoles, un 28,4% más que en 2015 y un 97,9% más que en 2012.
Además, a esto hay que sumarle que según la Encuesta sobre Préstamos Bancarios del Banco de España relativa a julio de 2017, “los criterios de aprobación de préstamos se mantuvieron en promedio estables”, mientras que en la UEM (Unión Económica y Monetaria) se flexibilizaron ligeramente aquellos préstamos destinados a empresas y compra de vivienda.
Que el crédito sea de nuevo accesible implica que el solicitante debe ir con los deberes hechos y con un buen trabajo previo de información. En materia financiera cometer un error puede significar múltiples consecuencias negativas que se traducen en su mayoría en un aumento del precio de la financiación.
5 errores que no cometer al contratar un préstamo
1. Tener en cuenta el TIN y no la TAE
Para poder comparar el coste de un préstamo de igual naturaleza frente a otro lo mejor es fijarnos en la TAE (Tasa Anual Equivalente) y no únicamente en el TIN (Tipo de Interés Nominal). ¿Por qué? Sería un error fijarnos solo en el TIN ya que este representa el precio que cobra la entidad por prestar el dinero y no representará el coste total del préstamo. En cambio, la TAE sí representa el coste total del préstamo para un plazo y condiciones concretas ya que tiene en cuenta el tipo de interés, las comisiones y gastos que contemple el préstamo. Es por esto que si nos fijamos en el TIN y no en la TAE estaremos comparando precios sin incluir gastos que repercuten en el precio final del préstamo. Actualmente, y según los últimos datos del Banco de España, ls TAE para préstamos al consumo de entre 1 y 5 años se sitúa en 8,40%.
2. Destinar más del 40% de nuestros ingresos al pago de la cuota mensual
Es lo que se conoce como tasa de esfuerzo o tasa de endeudamiento. La parte de nuestros ingresos que destinemos al pago mensual de una cuota de un préstamo no debería superar el 40% en ningún caso, de hecho lo recomendable es que no sea superior al 30%.
Se habla sobre todo de tasa de esfuerzo cuando se trata de un préstamo hipotecario destinado a la adquisición de vivienda. Así, lo ideal es que el importe total en concepto de vivienda no supere el 40% para no comprometer así la economía del titular del préstamo. Conocer esta tasa es clave para no llegar a una situación en la que se produzca un sobreendeudamiento al que no poder hacer frente.
3. No conocer todas las comisiones
Las comisiones son otro aspecto que puede encarecer el precio del préstamo. Hoy día es habitual que las entidades promocionen sus préstamos sin las principales comisiones como son la de estudio o la de apertura. Pero nos olvidamos que existen otras comisiones que a menudo sí se incluyen en los contratos de préstamo como son la comisión por amortización anticipada (total o parcial) o la comisión por reclamación de posición deudora.
En el caso de la comisión por amortización anticipada, es decir, si quieres devolver el dinero (todo o parte de ello) antes del plazo marcado, está limitada por ley y no puede ser mayor al 1% del importe que se devuelve si queda más de un año hasta el vencimiento del préstamo y no podrá ser mayor al 0,5% cuando este periodo es inferior.
4. Aceptar la vinculación de muchos productos
Cada vez más habitual aquello de vincular otros productos a la concesión de préstamos. El seguro de vida o de protección de pagos está entre los productos más frecuentes que van ligados a la contratación de préstamos. Pero hay que saber que tienen un coste o bien anual o bien de prima única y que encarecen el préstamo (recordamos que existe el derecho de desistimiento y que es posible cancelar un seguro que no se desea dentro del plazo establecido por ley). Además hay otros productos como el uso de tarjetas de crédito, la contratación y aportación a planes de pensiones o la contratación de un seguro de hogar (frecuente en los préstamos hipotecarios) que también suponen un coste que habría que tener en cuenta en relación al total del préstamo, que a menudo se perfilan como bonificaciones en el tipo de interés pero que conviene hacer números para comprobar si compensa la bonificación en el préstamo con el coste de cada producto.
5. Pedir más dinero del necesario
A más dinero prestado, más intereses a pagar. Por eso es esencial estudiar previamente y de forma diligente cuál es el importe que necesitamos realmente para cubrir esa necesidad, ya sea la adquisición de una vivienda, de un coche, realizar una reforma o solicitar financiación para unos estudios. Sea lo que sea, solicitemos lo realmente necesario o acabaremos pagando intereses por dinero que no requeríamos.
Ligado a este error, nos encontramos el de solicitar la devolución del importe en un plazo demasiado largo. Es un error ya que a mayor plazo, más intereses se pagarán (el tiempo en el que solo pagas intereses y no amortizas capital será mayor) aunque las cuotas sean más cómodas. Este hecho es uno de los aspectos que encarece mucho el préstamo, tengámoslo en cuenta.
Cinco errores que hay que evitar cometer si queremos no acabar pagando de más por un préstamo o sufriendo las consecuencias de no estar debidamente informados.
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