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Un cargador en cualquier lugar

Dos hermanos fundan en Andalucía la empresa Battever partiendo de una idea simple: la ausencia de dispositivos de recarga de baterías para móviles y tabletas en establecimientos públicos

De izquierda a derecha, Marcos y Francisco Camacho, Manuel Crespo y José Miguel Fernández, socios de Battever.  
De izquierda a derecha, Marcos y Francisco Camacho, Manuel Crespo y José Miguel Fernández, socios de Battever.  M. Zarza

"Si todos los bares tienen wifi, ¿por qué no tienen cargadores?”. Esta es la pregunta que se hicieron Marcos Camacho Collado y su hermano Miguel en un viaje a EE UU en el que la falta de batería les dejó sin coordenadas ni reserva de hotel. Y esa cuestión se convirtió, desde ese momento, en una idea de negocio. Battever nació en Granada a finales de 2015, y da beneficios desde el segundo año. “Nuestro crecimiento ha sido progresivo y sostenible, sin grandes rondas de inversión”, explica Camacho Collado, “hemos buscado ser una empresa que ofrece soluciones, más centrada en el márketing que en la tecnología pero que hace un buen producto tecnológico”. Cerraron 2016 con 40.000 euros de facturación y esperan triplicar para finales de año. Entre sus clientes están Mahou San Miguel, Red Bull, Brugal o Seat y aunque empezaron en Granada en Madrid, ya están en toda España y venden en Reino Unido, Alemania, Italia, Francia y Chipre.

Ofrecen hasta 15 modelos de cargador de móvil para tiendas, gimnasios, tanatorios, establecimientos de restauración, eventos… Con formatos muy distintos: desde el cable que sale de un soporte estático en una pared, al cargador que se integra con la señaléctica, hasta el casillero con clave. Y, como dicen, se orientan sobre todo al marketing, y lo demuestran porque todos sus dispositivos están integrados con un objeto que cuenta cosas. Desde la pantalla digital de un centro comercial, un evento o una estación, al menú del día vertical de un bar. “El mercado, los clientes potenciales, es enorme, pero no había apenas empresas dedicadas”, apunta Manuel Crespo Ruiz, director de marketing. “Como era tan lógico pensar que si un bar tiene wifi debería tener cargadores, temimos que quizá no hubiera mercado, pero empezamos a regalarlos, a instalarlos y nos dimos cuenta que el problema era que no se conocía”, explica. Tienen competencia, pero han encontrado la oportunidad en que aún no es un estándar y no se ofrecen “soluciones tan personalizadas”.

Muy escalable

Consideran que su producto funciona porque es “muy escalable”, relata el director de operaciones, Francisco Camacho Vargas. “Intentamos abarcar todas las soluciones de carga para que se adecúe a todos”, resume. Y presumen de estrategia de crecimiento. “Confiamos en la red de comerciales en toda España y en Reino Unido para convencer, para enseñar la utilidad in situ”, cuenta el socio fundador. Así les funcionó cuando arrancaron; los regalaban a establecimientos con mucha visibilidad, “como hoteles grandes y tiendas de cierto nivel en Madrid y Granada”, y, de paso, probaban la tecnología. Es lo mismo que hace Mahou, de los que son distribuidores oficiales. “Los regalan a sus clientes, los bares, y éstos a cambio llevan su publicidad”, añade el responsable de marketing. Se adaptan a cada petición y hacen desarrollos específicos. “El hecho de incorporar pantallas nos sirve para dar un soporte más para las marcas”.

Entre los planes a medio plazo de la compañía, está el de instalar la oficina en Madrid, trabajar con un crédito de ENISA y consolidar su crecimiento extranjero. “Ahora que somos rentables estamos abiertos a nuevas inversiones”, cuenta Marcos Camacho “queremos dar el salto internacional”. Cuando arrancaron lo hicieron con 20.000 euros de capital, fruto del apoyo de familia y amigos y su propia inversión.

Les preocupa la sostenibilidad, un término que repiten. “Somos una empresa joven con ganas de hacer las cosas de forma distinta”, explica el director, “y eso va desde la forma de gestionar el equipo a los materiales y la idea de que, en la medida de lo posible, queremos hacer un producto sin obsolescencia programada”. Saben, sin embargo, que al no ser los fabricantes de los cables y conectores, esta idea es “algo utópica”, pero como responsables directos del servicio técnico “sería lo más inteligente, que los aparatos duren lo máximo”. Antes de final de año, quieren contratar un director de tecnología y les gustaría que fuera una mujer. “Cuando empezamos nos fue más sencillo formar el equipo con gente cercana, pero queremos una mente femenina que se una a este equipo, la necesitamos”, afirma el socio fundador.

Reinvertir beneficios

Aunque hace meses que pasaron el umbral de rentabilidad, el beneficio se han reinvertido en tecnología. “Es la idea, tener un catálogo cada vez más amplio y soluciones más personalizadas”, relata Marcos Camacho. Su producto se vende pero también se alquila. “De momento el modo de alquiler está menos desarrollado, no está tan justificado como servicio pero nos abrimos a todo”, cuenta. Si cuando nacieron la estrategia fue tener visibilidad en grandes marcas, la pretensión ahora es llegar a lo público. “Ya sea desde las sedes de instituciones o desde estaciones y aeropuertos”, afirma el responsable de márketing, “este es el siguiente paso”. ¿Y esperan que les compren? “Ni que nos compren ni que nos copien, aunque eso siempre es el miedo lógico”, bromea Marcos Camacho, “lo que queremos es que cada vez que alguien se quede sin batería piense en nosotros y ser diferentes en la forma en que tratamos a las personas”.

Amigos y ajedrecistas

Marcos estudió empresariales y Miguel es matemático. Ambos fundaron la empresa y a ella fueron sumándose compañeros de su equipo de ajedrez, que conocían desde la infancia. “Fue casualidad que fueran ajedrecistas, pero fue un acierto”, explican estos hermanos. “Vemos igual la toma de decisiones en ambientes de incertidumbre, nos enfrentamos a problemas centrándonos en soluciones, somos muy analíticos”, resume Marcos. La media de edad de la empresa es de 26 años. El equipo está formado por un ingeniero, que es quien desarrolla la tecnología “que de momento es freelance, pero buscamos director de tecnología”, cuentan los socios. La plantilla se completa con un director comercial, José Miguel Fernández, un director de márketing, Manuel Crespo Ruiz y un director de operaciones, Francisco Camacho Vargas. “Somos una escuela continua”, afirma Marcos Camacho.

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