Draghi apunta a la precariedad laboral como una de las grandes causas de la mediocre recuperación
El presidente del BCE descarta una retirada prematura de los estímulos pero sugiere que puede haber cambios en los próximos meses
El Banco Central Europeo (BCE) exigió, en ocasiones por carta, reformas laborales a países como Italia y España en las peores fases de la crisis del euro. La narrativa al uso en las instituciones europeas dice que esas reformas explican 16 trimestres consecutivos de recuperación y la creación de casi 6,5 millones de empleos (buena parte de ellos en España) desde lo más hondo de la crisis. Pero todas las políticas tienen efectos secundarios. Lo raro es que sea un banquero central el único en advertirlos: el jefe del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha señalado hoy en Sintra —el enclave portugués donde se celebra el foro anual del eurobanco— que el subempleo y la temporalidad, dos de los efectos de las reformas laborales en países como España, explican buena parte de la historia de la mediocre recuperación en Europa.
La tasa de paro de la eurozona está por debajo del 10%, pero el subempleo (trabajadores que querrían trabajar más horas o que tienen contratos temporales y desearían tener contratos fijos) alcanza el 18%. "Las reformas laborales han hecho que los salarios sean más flexibles para bajar, pero no necesariamente para subir", ha explicado Draghi en una conferencia organizada por el BCE en Sintra (Portugal). Draghi sostiene que esa masa de subempleados "prefieren trabajar más horas o tener contratos fijos a conseguir subidas de salarios". Eso, al final, se deja notar en una inflación que no consigue recuperarse, por ende, y en un crecimiento económico por debajo del obtenido en otras recuperaciones.
Draghi no lo dice con claridad, pero ese argumento supone una especie de cuadratura del círculo. El BCE presionó para que los países periféricos hicieran reformas laborales: España aprobó tres en un lustro. Ahora, esas mismas reformas han provocado niveles de precariedad elevados, con un impacto evidente en la recuperación, y el Eurobanco parece el único en advertirlo, pese a que se refiere a la eurozona en su conjunto, no a España: Con un paro del 18%, las autoridades españolas creen que es preferible que siga entrando gente en el mercado laboral a que aumenten los salarios: ese mensaje estaría dirigido, según esa interpretación, a países como Alemania.
Últimamente Draghi da también otro mensaje más heterodoxo: pide con insistencia subidas de sueldos en Alemania, políticas fiscales capaces de acompañar el estímulo monetario (también en Alemania) y alerta contra la precariedad laboral y los efectos indeseados de algunas reformas. Sorpresa en el antiguo monasterio de Sintra en el que el BCE reúne a lo más granado de la política monetaria internacional: no todos los banqueros son iguales. Ben Bernanke y Mario Draghi alertaron ayer de los peligros de la desigualdad; el italiano avisa hoy también de los riesgos que supone la precariedad en el mercado de trabajo. En Bruselas y Berlín casi nadie ha hecho todavía un análisis ni remotamente parecido.
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