Consejos para no equivocarte al elegir la carrera
Los expertos recomiendan realizar diferentes cursos que no supongan coste porque la vocación no se espera, se construye
Una vez superado el bachillerato (o el grado) hay que elegir carrera (o máster) y matricularse. Muchos dudan entre diferentes estudios, algunos bien dispares. Para ellos, hemos reunido algunas pautas a seguir.
Toma distancia y pon en perspectiva tu situación actual
A veces un poco de distancia ayuda a ver mejor y a quitar pasión a un asunto. Así que, en una situación de incertidumbre, conviene mirar tu vida como si fuera la de otra persona. ¿Qué tendría que hacer para salir del atolladero? Según explica Aída Baida, coach de La Profesional, conviene poner distancia física para aclararse. “En esas situaciones es difícil escuchar lo que realmente quieres, por eso es importante sacar tiempo para ti (…) y no me refiero a 10 minutos, sino a todo el tiempo que necesites para pensar con claridad lejos de tu ambiente habitual. Así que vete de vacaciones o tómate el fin de semana para pensar y dejar fluir tus pensamientos sin las presiones diarias”. Una recomendación parecida da Emily Huns, jefa de estudios de la Universidad de Londres: “Si no tienes idea de qué estudiar, relájate, es normal”. Huns cree que es importante tener tiempo para escoger una disciplina de la que uno realmente disfrute porque es el primer paso para ser un buen profesional.
Experimenta y no inviertas demasiado (todavía)
Si realmente no tienes vocación conocida, lo mejor es probar varias cosas. A veces nos acaba gustando lo que menos habíamos imaginado. No es mala idea hacer un curso gratuito, que no suponga grandes inversiones de tiempo y dinero y que pueda servir para abrirte un camino o todo lo contrario, para desechar alguna posibilidad a la que estuvieras dando vueltas en la cabeza. Alfonso Alcántara, creador del blog Yo oriento y coach especializado en directivos y empresas, lo resume muy gráficamente: “En caso de duda, da el siguiente paso pequeño y barato”. Para este experto eso es mucho más eficaz que paralizarse y esperar a saber lo que se quiere para actuar. “La vocación no se espera, se construye. Nos puede interesar casi todo si le damos una oportunidad”, sentencia Alcántara.
No pienses en el título, sino en las competencias
La idea central de esta recomendación es que el mercado laboral cambia, las profesiones también, pero hay habilidades y competencias que seguirán siendo imprescindibles y bien valoradas. Es un error pensar únicamente en el estatus que puede otorgar un título de una universidad determinada y no en lo que realmente te va a enseñar. “Hay que preocuparse menos por lo bien que suene el nombre de los estudios, acreditación o titulación de que se trate, no hay que dejarse engañar por su validez aparente. No se comprueban suficientemente los aprendizajes y competencias concretas que realmente incluye una titulación.
Tenemos que considerar más las consecuencias reales de participar en una determinada formación: en qué profesional nos vamos a convertir. Para elegir estudios, no pienses en profesiones, piensa en ser profesional. No conocemos las profesiones del futuro, pero es probable que las competencias valiosas sigan siendo similares”, escribe Alcántara en su blog. Algunas de estas competencias transversales y siempre útiles están relacionadas con la ofimática, los idiomas, las matemáticas, la estadística, la informática y la programación, las redes sociales y la gestión de contenidos en Internet, las habilidades sociales y las ventas.
Aprende mucho de algo. Hazte un profesional hiperespecializado
Por lo visto muchas vocaciones han surgido de profundizar mucho en un asunto. Cuanto más se sabe de algo, más te gusta. Una vez finalizada la fase de experimentación, conviene poner el foco en una materia en lugar de seguir acumulando conocimientos superficiales sobre infinitos campos. Esta estrategia, además de ayudarte a aclarar tu vocación, también es útil para la entrada en el mercado laboral, pues te ayudará a definirte, profesionalmente hablando, y a diferenciarte de la competencia.
Fortalece tu red de contactos
Aunque aún no sepas con total claridad lo que quieres estudiar, hay una cosa que siempre necesitarás: contactos. Así que allá donde vayas dedícate al arte de hacer networking, pero tampoco te conviertas en una máquina de repartir tarjetas, simplemente habla con la gente, conócelos y, si estás de suerte, haz algún amigo. Recuerda que eres y serás tus relaciones.
No te dediques a ‘cursillear’
Si hay un verbo que se puso de moda con la crisis fue reinventarse, siempre en imperativo: ¡Reinvéntate!, o parafraseando aquel anuncio de Ikea: ¡Redecora tu vida! Si eres de los que creen que reinventarse es saltar de un curso a otro, el arte de cursillear, estás perdiendo el tiempo. Para convertirse en otra cosa hay que trazar una estrategia, elegir un destino y poner rumbo a él. Hacer cursos no es una profesión en sí misma. Aunque antes hemos dicho que la vocación no se espera sino que se construye, hay que ser realista en este punto. “Cada quien debe conocer los grupos de competencias que es capaz de desarrollar y aplicar con más naturalidad o facilidad. Todo se puede aprender, pero a un pavo siempre le supondrá más esfuerzo subirse a un árbol que a una ardilla. Valora el coste de oportunidad que supondrá para ti intentar desarrollar aquellas competencias que no se te dan tan bien y en las que competirás en desventaja”, aconseja el autor de yoriento.
Superado el romanticismo, valora los asuntos prácticos
Si tu objetivo es tener mejores perspectivas profesionales, debes valorar las oportunidades de empleabilidad que tiene un curso o un máster. Una buena forma de saberlo es hacer un poco de investigación: ¿Cuántos de los que se apuntaron en la convocatoria anterior consiguieron trabajo? ¿Qué tipo de empleo encontraron? ¿Es eso lo que te interesa? A veces los centros formativos ocultan estos datos o los exageran. Conviene buscar tus propias fuentes de información. Acudir a las redes sociales y particularmente a Linkedin puede ser útil para intuir cómo le ha ido a los que eligieron ese curso antes que tú. Y aunque parezca obvio, no te fijes en las excepciones, lo más probable es que seas la norma. Si de diez solo a uno le ha ido bien, no creas que vas a ser tú ese afortunado. Elige una opción que le haya funcionado a la mayoría.
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